De la moral y los toros

Vuelven a brillar los trajes de luces bajo sol de España, ha empezado de nuevo la temporada taurina. Olé. Siempre he sido aficionado a los toros, de hecho de pequeño quería ser torero. Y la verdad que se me daban bien las gaoneras y chicuelinas en el salón de casa. Era bueno imitando los gestos toreros, saludando, brindando la oreja, citando al astado imaginario pasito a pasito. Pero allí quedó, sin llegar más lejos, una vocación infantil que a ninguna madre debe hacer mucha gracia.
Como finalmente no he sido torero, y éste blog no es un espacio taurino en el que hacer una crónica sobre la última faena de José Tomás, o aburriros con mi opinión sobre la polémica entre éste y Fran Rivera. Me debo centrar mejor en desmenuzar la justificación moral a la luz de la Ley Natural, de ésta nuestra fiesta nacional. Casualmente vilipendiada por quienes más ignoran la realidad del toro de lidia, y la esencia de este ritual de sacrificio que funde arte y tradición.
Decía Santo Tomás que existen tres estadios del alma, los cuales se dan en los seres que como materia en lugar de quedar inerte han recibido el soplo de la vida. El alma vegetal, el alma sensitiva o animal, y el alma racional y espiritual, que corresponde solamente al hombre creado a imagen y semejanza de Dios.

La postura del Partido Popular frente a la nueva ley del aborto podrá ilusionar a alguien, a mí desde luego no. Volvemos a ver la escenificación de un amargo fraude que ha conseguido que en España desde 1985, la lucha social contra el aborto esté totalmente silenciada y apartada de la opinión pública, y que no exista ni una mísera voz en nuestras cámaras legislativas en defensa del concebido no nacido.
La lucha de los objetores de conciencia a Educación para la Ciudadanía es especialmente dura y sacrificada. La soledad y la incomprensión en el entorno más cercano ahonda en la dificultad de una batalla que sin embargo, persevera en un amor inquebrantable de los padres por sus hijos. Por eso el reconocimiento, el apoyo, el respaldo, la comprensión y el estímulo fueron el sábado la principal actitud que se respiraba entre el millar de participantes del II Encuentro Nacional de Objetores a EpC.
Cuando los valores morales sobre los que ha crecido nuestra sociedad son pisoteados con ensañamiento, y la coyuntura política parece plantear un irrevocable camino hacia la destrucción de España. Es comprensible que cabezas pensantes como Pío Moa recurran a una reflexión profunda, para formarse un criterio fundamentado y replantearse seriamente su actitud frente a tal situación. 




