Los jóvenes contra la juventud (II)
Si los jóvenes -salvadas excepciones- han abandonado toda idea de compromiso que conlleve un esfuerzo o sacrificio frente a la comodidad más inmediata y superficial, no es de extrañar que las iglesias -salvadas excepciones- al comprobar la media de edad entre sus feligreses habituales, sobrepasen casi siempre los setenta años. ¿Cómo ser joven y católico cuando para serlo es necesario una actitud muchas veces sacrificicada, esforzada y de servicio?. Los jóvenes no abandonan la Iglesia porque les parezca aburrida. Quienes han llegado a esa conclusión y han hecho de la liturgia un espectaculo teatral, no han conseguido más que causar extrañeza y desvirtuar el fin de la propia liturgia.
La esencia real del problema, está en la tónica general del planteamiento apático frente a la vida que tienen casi todos los jóvenes. De allí que la mayoría si sienta y razone que Dios existe, que muchos se reconozcan católicos o cristianos y sin embargo no pisen una iglesia, que cada uno se fabrique una religión y un Dios a su medida, amoldado al confort y a los más primarios intereses personales con una nula capacidad de sacrificio. ¿Pero pese a todo, es posible que la propuesta de vida católica prospere en los jóvenes de nuestros días?

No podemos olvidar que existe una responsabilidad moral inherente a la libertad de expresión, y cuando la publicidad se convierte en un medio para insultar, se rompe de principio el concepto de libertad.
La Cruz es perdón, amor, entrega, comprensión y sacrificio. ¿Quién puede sentirse ofendido por la Cruz? No se sienten ofendidos quienes no comparten la fe, ni quienes profesan otras religiones, sino aquellos que rechazan los valores de Jesucristo y caminan por la senda del odio y el egoísmo. Detrás del simple gesto de retirar una cruz está presente el hondo interés de alejar a nuestra sociedad de los valores cristianos, negando nuestra propia identidad vigente forjada a través de los siglos. Son cuatro fuentes las que tienen la culpa de que hayamos llegado a ésta bochornosa situación.