Tercer domingo después de la Epifanía

Forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia

Introito. Salm 96, 7-8.1

Adoráte Deum, omnes Ángeli ejus: audívit, et laetáta est Sion: et esxultavérunt fíliae Judae. Ps. Dóminus regnávit, exsúltet terra : laeténtur ínsulae multae. v. Glória.

Adorad a Dios, sus ángeles todos; oyólo y alborozóse Sión, y regocijáronse las hijas de Judá. Salmo. Reina el Señor; regocíjese la tierra, alégrense todas las islas. V. Gloria al Padre.

Colecta.

Omnípotens sempitérne Deus, infirmitátem nostram propítius réspice: atque ad protegéndum nos, déxteram tuae majestátis exténde. Per eúmdem Dóminum.

Omnipotente y sempiterno Dios, mira propicio nuestra flaqueza y extiende, para protegernos, la diestra de tu majestad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Epístola. Rom 12,16-21

Traduce san Pablo, para la práctica de la vida cristiana, el mandamiento del Señor: Amaos los unos a los otros, amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odian.

Fratres: Nolíte esse prudentes apud vosmetípsos: nulli malum pro malo reddéntes: providentes bona non tantum coram Deo, sed étiam coram ómnibus homínibus. Si fíeri potest, quod ex vobis est, cum ómnibus homínibus pacem habéntes : non vosmetípsos defendéntes, caríssimi, sed date locum irae. Scriptum est enim : Mihi vindícta : ego retríbuam, dicit Dóminus. Sed si esuríerit inimícus tuus, ciba illum ; si sititi, potum da illi: hoc enim fáciens, carbónes ignis congéneres super caput ejus. Noli vinci a malo, sed vince in bono malum.

Hermanos: No os tengáis por sabios ni volváis a nadie mal por mal; procurad obrar bien no sólo ante Dios, sino también ante todos los hombres. Si es posible, cuanto esté de vuestra parte, vivid en paz con todos. No os venguéis, amados míos, mas dad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: Mía es la venganza; yo haré justicia, dice el Señor. Por el contrario, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si sed, dale de beber; porque si esto haces, carbones encendidos amontonarás sobre su cabeza. No te dejes vencer del mal, son vence al mal con el bien.

Gradual. Salm 101, 16 -17

Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges térrea glóriam tuam. V. Quóniam aedificávit Dóminus Sion : et vidébitur in majestáte sua.

Los pueblos venerarán tu nombre, Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria. V. Porque el Señor reedificará Sión y en ella será visto en su majestad.

Aleluya. Salm. 96, 1.

Allelúia, allelúia.v. Dóminus regnávit, exsúltet terra: laeténtur ínsulae multae. Allelúia.

Aleluya, aleluya. V. Reina el Señor, regocíese la tierra, alégrense todas las islas. Aleluya.

Evangelio Mat. 8, 1-13

A nadie se excluye de la salvación que trae Jesús al mundo. Los israelitas debían ser los primeros beneficiados; pero se da acceso a todos los pueblos de la tierra, a todos los creyentes, vengan de donde vinieren.

In illo témpore: Cum descendísset Jesus de monte, secútae sun eum turbae multae : et ecce leprósus véniens, adorábat eum, dicens : Dómine, si vis, potes me mundáre. Et exténdens Jesus manum, tétigit eum, dicens : Volo, mundáre. Et conféstim mundáta est lepra ejus. Et ait illi Jesus : Vide, némini díxeris: sed vade, osténde te sacerdóti, et offer munus, quod præcépit Móyses, in testimónium illis. Cum autem introísset Caphárnaum, accéssit ad eum centúrio, rogans eum, et dicens: Dómine, puer meus jacet in domo paralyticus, et male torquétur. Et ait illi Iesus: Ego véniam, et curábo eum. Et respóndens centúrio, ait: Dómine, non sum dignus, ut intres sub tectum meum: sed tantum dic verbo, et sanábitur puer meus. Nam et ego homo sum sub potestáte constitútus, habens sub me milites, et dico huic: Vade, et vadit: et álii: Veni, et venit; et servo meo: Fac hoc, et facit. Áudiens autem Jesus, mirátus est, et sequéntibus se dixit: Amen dico vobis, non invéni tantam fldem in Israël. Dico autem vobis, quod multi ab Oriénte et Occidénte vénient, et recúmbent cum Abraham, et Isaac, et Jacob in regno cælórum: fílii autem regni eiiciéntur in ténebras exterióres: ibi erit fletus, et stridor déntium. Et dixit Iesus centurióni: Vade, et sicut credidisti, fiat tibi. Et sanátus est puer in illa hora.

En aquel tiempo: Habiendo bajado Jesús del monte, siguióle mucho gentío; y viniendo un leproso, se prosternó ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Extendió Jesús la la mano y le tocó, diciendo: Quiero, queda limpio. Y al instante quedó limpio de su lepra. Y le dijo Jesús: Mira que a nadie lo cuentes; pero ve, muéstrate al sacerdote y ofrece la ofrenda que mandó Moisés para que les sirva a ellos de testimonio. Y habiendo entrado en Cafarnaúm, llegase a él un centurión que le rogó diciendo: Señor, tengo un criado postrado en casa, paralítico, y sufre mucho. A lo que respondió Jesús: Yo iré y le curaré. Y replicó el centurión: Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo; mas di una sola palabra, y curará mi siervo. Pues yo soy un hombre que, aunque bajo la potestad de otro, como tengo soldados a mi mando, digo al uno: Vete, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírle Jesús, quedó admirado, y dijo a los que le seguían: En verdad os digo, no he hallado tanta fe en Israel. Pues también os digo: Vendrán muchos de Oriente y de Occidente, y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; pero los hijos del reino serán arrojados a las tinieblas de exterior, donde habrá llanto y rechinar de dientes. Y dijo al centurión: Vete, y sucédate como has creído. Y sanó el siervo en aquella hora.

Este domingo sirve de marco a todos los que han de seguir hasta Septuagésima. El introito y los demás cánticos de la misa son los mismos; al proclamar la gloria y la realeza universal de Cristo, invitan a su adoración. De este modo, la liturgia del Tiempo después de Epifanía se aproxima al Tiempo de la Navidad.

Las oraciones, en cambio, tienen un carácter más general; como las del Tiempo después de Pentecostés, son la expresión de la plegaria cristiana en sus peticiones y disposiciones habituales, sin relación directa con una fiesta o un misterio particular. Y lo mismo hay que decir por lo que se refiere a la epístola y al evangelio.

La epístola es continuación de la del domingo anterior, y trata del espíritu que debe animar a los creyentes con relación a todos los hombres, sean quienes fueren. Les debemos tener una voluntad buena y pacífica, que no se deje desarmar por nada, mucho menos por el mal. El evangelio nos invita a la confianza, por miserables que seamos o por muy alejados que estemos de Dios. El leproso que obtiene la curación de su criado, son dos ejemplos aleccionadores. El elogio de la fe del centurión culmina en la solemne declaración con que anuncia Jesús el acceso de todos los pueblos a la salvación.

Misal diario y vesperal. XV edición.Dom Gaspar Lefebvre y los monjes benedictinos de la Abadía de San Andrés.Tr: P.Germán Prado y los monjes de la Abadía de Silos.

1 comentario

  
Mikiroony
Isaac, en la misa del ICRSP en Madrid se leyó la epístola correspondiente a la Conversión de San Pablo, cuando se narra como llega a Damasco, y como Ananías le ayuda a recobrar la vista.

A pesar de ser un poco larga, es preciosa. Es una lástima que no haya podido guardar alguna hoja en las que venía. No tendrás tú el texto por ahí, verdad?
26/01/09 8:34 PM

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