La desconcertante síntesis de Pikaza (II)


Una vez analizada la introducción, pasamos directamente al artículo.

Inicia Pikaza su síntesis partiendo del contexto histórico, la herramienta más maleable y menos contrastable desde los métodos histórico-críticos, cuyos supuestos se encuentran a veces más cercanos al ámbito de la ideología que a los de la ciencia.

Pikaza no quiere engañar a nadie, lo que es de agradecer. Lo primero que hace es rebajar el misterio, negando el milagro: la multiplicación de los panes y los peces hay que entenderla como una comida mesiánica. Esto es un error por dos razones. La primera porque los milagros tienen un interés teológico especial, constituyen motivos de credibilidad de las verdades de fe, que de suyo son indemostrables. Lo que se demuestra, ya no se cree: se ve. Lo que se cree, es porque no se ve. Negar la existencia de milagros es negar la posibilidad de actuación de Dios fuera del orden de la naturaleza. Cristo hizo milagros con el solo imperio de su voluntad, con el poder divino, para manifestar su divinidad.

Ahora existe la tendencia de negar los milagros realizados por Cristo porque repelen y asquean a cierta mentalidad postmoderna con ínfulas de superioridad, por eso se reinterpretan, se rebajan, en definitiva se aplana el misterio de Cristo para hacerlo asequible, por decirlo de alguna manera, a la mentalidad actual. Sin embargo, como diría Santo Tomás:

En tanto disminuyen los milagros el mérito de la fe en cuanto que por ellos se pone de manifiesto la dureza de los que rehusan creer lo que en las divinas Escrituras se contiene si no es a fuerza de milagros. Y, sin embargo, mejor les es que, siquiera por los milagros, se conviertan y no permanezcan en la incredulidad. Dice San Pablo a los Corintios: «Las señales se dan no para los creyentes, sino para los incrédulos» (1 Cor 14,22), o sea, para que se conviertan a la fe (ad 3) (III 43,1)

Continuando con Santo Tomás (III 43, 4), los milagros de Cristo fueron suficientes para manifestar su divinidad por tres aspectos:

- Por la calidad de sus obras.
- Por el modo de hacer los milagros
- Por la misma doctrina se declaraba Dios.

La segunda razón por la que Pikaza cae en un error, es porque precisamente, el pasaje de el milagro de Cristo de panes y peces constituye un «tipo» de la Eucaristía.

Aunque Pikaza quiere enmarcar el episodio de la Última Cena en un contexto histórico que explicaría el motivo por el que Jesús fue condenado, muestra la ahistoricidad de sus conclusiones ya que intenta aplicar categorías propias del siglo XX al siglo I. Reducir el motivo de la condena del sanedrín al rechazo del orden del Templo, deja sin explicación por qué no se tomaron las mismas medidas contra los sectarios de Qmrán, cuya separación del sistema de sacrificios del Templo era total. Ciertamente, ir contra el sistema del Templo fue una de las acusaciones esgrimidas contra Cristo, pero esto no puede opacar la principal, que fue el proclamarse «Yo Soy», esto es, Dios.

Tampoco encaja el argumento político como causa de su condena por parte de los romanos. Pilatos no veía ningún peligro en Cristo para Roma. La causa por la que le fue entregado era fundamentalmente religiosa, algo en lo que Pilatos no se iba a inmiscuir; sin embargo, los judíos – a los cuales maltrató continuadamente el prefecto – lo condujeron a una situación límite: lo que menos quería Pilatos en aquellos momentos era que se provocase un tumulto durante la celebración de la Pascua, más teniendo en cuenta la revuelta situación que había en Roma tras la muerte de Sejano - «Pero los judíos gritaron: «Si sueltas a ése, no eres amigo del César; todo el que se hace rey se enfrenta al César.»» (Jn 19, 12) -. A pesar de las amenazas, Pilatos no pierde la ocasión para importunar a los judíos:

21 Los sumos sacerdotes de los judíos dijeron a Pilato: «No escribas: “El Rey de los judíos", sino: “Este ha dicho: Yo soy Rey de los judíos".» 22 Pilato respondió: «Lo que he escrito, lo he escrito.» (Jn 19, 21-22).

Como hemos dicho, no parece que Pilatos viera en Jesús un caudillo revolucionario.

5 comentarios

  
RNA
"aplicar categorías propias del siglo XX al siglo I" puede ser tan anacrónico como aplicar categorías propias del siglo I al siglo XX o XXI. Pero lo primero, al menos, intenta explicar al siglo en el que uno está, cosas experimentadas y contadas conforme a categorías del siglo I. Lo segundo sólo consigue aturdir literalmente al ser humano del siglo actual y apartarlo de una fe que, no es que no sea demostrable (una vez demostrada, en efecto, no es fe) sino que no toca la fibra del corazón, no se hace vida, no se experimenta, no se encarna, no llama.
28/05/08 8:42 AM
  
Salvador Sandoval
Pues a mí, RNA, lo que verdaderamente me aturde es la síntesis de Pikaza y de otros teólogos empeñados en descafeinar las verdades de la fe. Que a uno le toque o no la fibra del corazón es cuestión de gustos. A mí, desde luego, me dicen mucho más los escritos de los primeros Padres de la Iglesia que los de, pongamos por caso, Pikaza, Tamayo, Carmona y otros. Estoy en mi derecho, ¿no?
28/05/08 11:00 AM
  
RNA
Claro que estás en tu derecho, ¿te lo niega alguien?

Y yo en el mío de que los Padres me "toquen el corazón" cuando los analizo estabeciendo equivalencias entre categorías del siglo III y las actuales, cuando realizo (o me ayudan a ellos) una crítica textual adecuada de cada época. La filología, la historia, la arqueología, etc. son instrumentos útiles, y sólo instrumentos. Y a lso textos Sagrados no los estropean, los iluminan en cada época. En el siglo II, III y IV, los Padres "inventaron" la hermenéutica precisamente porque las escrituras les quedaban distanciadas espacio-temporalmente y había que interpretarlas.

Siempre que hay una distancia (tiepo, espacio, mentalidad, etc.) entre el emisor-texto-receptor se hace neceasria una interpretación.
28/05/08 11:23 AM
  
asun
El desconcertante análisis de Isaac (II)
28/05/08 5:26 PM
  
Salvador Sandoval
Bien, RNA, respeto tu opción por que los Padres de la Iglesia "te toquen el corazón" cuando los analizas estableciendo equivalencias entre categorías del siglo III y las actuales. Yo creo que en los temas básicos, como el de la Eucaristía, los Padres son suficientemente claros como para entenderlos sin esa transposición de categorías. En estas cuestiones prefiero adherirme a la fe secular de la Iglesia y ponerme en guardia frente a interpretaciones personales. LA FE de la Iglesia, no la de Pikaza ni la de cualquier otro teólogo.
28/05/08 5:46 PM

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