Cuarto domingo de adviento


Forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia

Introito Is 45, 8; Salm 18,2

Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant Justum: aperiátur terra, et gérminet Salvatórem. Ps. 18, 2. Cæli enárrant glóriam Dei: et ópera mánuum ejus annúntiat firmaméntum. Glória Patri…

Cielos, enviad rocío de lo alto, y nubes, lloved al Justo; ábrase la tierra, y brote al Salvador. S. Los ciels cantan la gloria de Dios, y pregona el firmamento las obras de sus manos. V. Gloria al Padre.

Colecta.

Éxcita, quaésumus, Dómine, poténtiam team et veni: et magna nobis virtúte succúrre : ut per auxílium grátiae tuae, quod nostra peccáta praepédiunt, indulgéntia tuae propitiatiónis accéleret. Qui vivis…

Muestra, Señor, tu poder y ven, y socórrenos con tu gran fortaleza; para que tu misericordia, siempre propicia, se apresure a darnos graciosamente los auxilios que nuestros pecados nos retardan. Tú que vives.

Epístola. 1 Cor 4, 1-5.

Todos los tesoros de doctrina y vida destinados por Dios a los hombres se distribuyen por ministerio de los sacerdotes. Ellos son responsables ante el Señor de una justa distribución; a nosotros nos toca oírles y seguirles. En el último día juzgará él a cada uno según sus méritos.

Fratres: Sic no exístimet homo ut minístros Christi, et dispensatóres mysteriórum Dei. Hic jam quǽritur inter dispensatóres, ut fidélis quis inveniáur. Mihi autem pro mínimo est, ut a vobis júdicer, aut ab humáno die: sed neque meípsum júdico. Nihil enim mihi cónscius sum: sed non in hoc justificátus sum: qui autem júdica me, Dóminus est. Itaque nolíte ante tempus judicáre, quoadúsque véniat Dóminus: qui et illuminábit abscóndita tenebrárum, et manifestábit consília córdium: et tunc laus erit unicuíque a Deo.

Hermanos: Se nos ha de considerar como ministros de Cristo y dispensadores de los misterios de Dios. Lo que se requiere en los dispensadores es que se muestren fieles. Por lo que a mí toca, muy poco se me da el ser juzgado por vosotros o en cualquier juicio humano; pues ni aun yo me juzgo. Pues si bien de nada me remuerde la conciencia, no por eso me tengo por justificado; mi juez es el Señor; él iluminará los secretos de las tinieblas, y descubrirá las intenciones de ls corazones, y entonces cada cual recibirá su alabanza de Dios.

Gradual. Salm 144, 18.21

Prope est Dóminus ómnibus invocántibus eum: ómnibus qui ínvocant eum in veritáte v. Laudem Dómini loquétur os meum: et benedícat omnis caro nomen sanctum eius.

Cerca está el Señor de todos los que le invocan, de todos los que le invocan de verdad.v. Mi boca hablará la alabanza del Señor, y bendecirá toda criatura su santo nombre.

Aleluya.

Allelúia, allelúia.v. Veni, Dómine, et noli tardáre: reláxa facínora plebis tuae Israel. Allelúia.

Aleluya, aleluya. V. Ven, Señor, y no tardes; perdona los pecados de tu pueblo Israel. Aleluya.

Evangelio Lucas 3, 1-6.

Fechado con precisión, el ministerio de Juan Bautista precede inmediatamente al de Jesús y abre los tiempos mesiánicos. Sus palabras son las mismas del progeta Isaías anunciando la venida del Mesías.

Anno quintodécimo impérii Tibérii Cǽsaris, procuránte Póntio Piláto Iudǽam, tetrárcha autem Galilǽæ Heróde, Philíppo autem fratre ejus tetrárcha Iturææ, et Trachonítidis regiónis, et Lysánia Abilínæ tetrárcha, sub princípibus sacerdótum Anna et Cáipha: factum est verbum Dómini super Joánnem, Zacharíæ fílium, in desérto. Et venit in omnem regiónem Jordánis, prǽdicans baptísmum paeniténtiæ in remissiónem peccatórum, sicut scriptum est in libro sermónum Isaiæ prophétæ : Vox clamántis in desérto: Paráte viam Dómini: rectas fácite
sémitas ejus: omnis vallis implébitur: et omnis mons, et collis humiliábitur: et erunt prava in diréca, et áspera in vias planas: et vidébit omnis caro salutáre Dei.

El año décimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato gobernador de la Judea, Herodes, tetrarca de Galilea, y su hermano Filipo tetrarca de la Iturea y de la provincia de Traconítide; siendo Lisanias tetrarca de Abilina, y bajo los príncipes de los sacerdotes Anás y Caifás, vino palabra del Señor sobre Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y recorrió entonces toda la región del Jordán, predicando el bautismo de penitencia, para la remisión de los pecados, conforme está escrito en el libro de los oráculos de Isaías profeta: Una voz clama en el desierto; enderezad sus senderos; todo valle será terraplenado y todo monte o collado será rebajado, y lo torcido, enderezados, y los caminos fragosos allanados; y verá todo hombre al Salvador de Dios.

Han llegado los tiempos en que van a cumplirse las profecías. Estamos en el año quince del reino de Tiberio; Poncio Pilato gobierna Judea; Herodes, Galilea; Anás y Caifás son los sumos pontífices…Los grandes acontecimientos de la economía de la salvación tienen en la historia una fecha determinada, pero son de un alcance universal. En las riberas del Jordán proclama san Juan Bautista, después de Isaías: «Preparad el camino al Señor…Todo hombre verá la salvación de Dios».

La profecía de Isaías sobre la Virgen que concibe y da a luz al Emmanuel (comunión) recuerda el papel particular de María en los acontecimientos que han transformado nuestras vidas humanas. La antífona del ofertorio le dirige el homenaje de la Iglesia con las mismas palabras con que la saludaron el arcángel Gabriel e Isabel, al cumplirse el misterio de la Encarnación.

Tema de la predicación de Juan Bautista es el llamamiento a la penitencia y a la conversión. Preparar los caminos al Señor es lo mismo que allanar, nivelar, rectificar todo cuanto se opone en nosotros a Dios; ésta es la condición indispensable para beneficiarnos de la salvación que Juan, al modo de quien proclama un gran perdón, tiene encargo de anunciar. De ella misma hablaron los profetas y en particular Isaías. La Iglesia la hace suya y nos la dirige hoy a nosotros sin cambiar nada.

Misal diario y vesperal. XV edición.Dom Gaspar Lefebvre y los monjes benedictinos de la Abadía de San Andrés.Tr: P.Germán Prado y los monjes de la Abadía de Silos.

1 comentario

  
Joaquín
¡Feliz Navidad, Isaac!
23/12/08 1:06 PM

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