22.05.10

La Hermandad de Jesús Despojado se une a la campaña de apoyo al Romano Pontífice

Visto en Pasión en Sevilla.

La Hermandad de Jesús Despojado se ha sumado a la iniciativa de la Hermandad de Los Estudiantes, y seguida por otras corporaciones, para defender la figura de Su Santidad Benedicto XVI, tras las acusaciones recibida en las últimas semanas acerca de la ocultación de diversos casos de pederastia.

En el comunicado enviado por la Hermandad se asegura que “son tantas las noticias y acciones con repercusión mediática tendentes a deslegitimar la voz de la Iglesia y la figura personal del Sumo Pontífice, que, sin duda, se han hecho necesarias también estas muestras de apoyo por parte de los distintos sectores que forman parte de la iglesia católica. Nuestras hermandades, por tanto, no deben permanecer impasibles”.

20.05.10

Venga Pepiño, ¿a que no te atreves?

Primero fue Tomás Gómez, secretario general de los socialistas madrileños, ahora ha sido José Blanco, Pepiño, ministro de Fomento y número dos del PSOE, el que amenaza con quitar la casilla del IRPF a la Iglesia.

Comparar las subvenciones que el Estado da a los sindicatos, partidos políticos, etc, con la libre aportación de los fieles – y no sólo de éstos – a la Iglesia Católica, es otra mentira más a las que nos tienen acostumbrados esta izquierda de Visa Oro, buenos coches y mejor yantar.

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18.05.10

«La Católica España»: La Clave. Gustavo Bueno vs Antonio Montero, Obispo Mérida-Badajoz

Hace veinticinco años que se emitió en La Clave, el programa conducido por José Luis Balbín, el debate titulado «La Católica España», en el que participaron el filósofo Gustavo Bueno y el Obispo de Mérida-Badajoz, Monseñor Antonio Montero. El programa en cuestión trató sobre el estado de la religión católica en la España del año 1.985. A pesar de todo lo que ha llovido desde entonces hay que decir que el debate mantiene cierta actualidad.

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16.05.10

13.05.10

In Ascensione Domini

Hoy, amadísimos, se cumple el número de cuarenta días sagrados que han transcurrido después de la dichosa y gloriosa resurrección de nuestro Señor Jesucristo, con la cual, en el espacio de tres días, el poder divino restableció el verdadero templo de Dios (cf Jn 2,19) que la impiedad de los judíos había destruido. Este número de días lo señaló la santísima disposición de la Providencia para nuestra utilidad y enseñanza, para que, prolongándose durante este espacio de tiempo la presencia temporal del Señor, la fe de la resurrección fuese confirmada con las pruebas necesarias. Puesto que la muerte de Cristo había causado gran turbación en los corazones de los discípulos, y como se hallasen entristecidos, ya por el suplicio de la cruz, ya por la muerte y sepultura, cierta especie de desconfianza se había apoderado de ellos.

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