De loterías cósmicas y el principio antrópico
Conversando acerca de los biomorfos y de la forma como la molécula de ADN parece cumplir las condiciones para permitir la vida en nuestro planeta, un visitante comenta:
Está claro que si la leyes fueran otras el Mundo tal y como lo conocemos sería distinto y que sólo las leyes que permiten estados compatibles con la existencia de materia/energía estable, son las que permiten que puedan existir Universos en los que esa existencia sea una realidad.
Lo que nos arroja de cabeza en la conversación acerca del llamado “principio antrópico“. Sé que en la red dan vueltas varias formulaciones de este mismo concepto, porque hace tiempo que quería hacer una entrada al respecto, pero la verdad es que ninguna ayuda mucho, y la que nos propone nuestro comentarista es tan buena como cualquiera.
Según este principio, podemos decir que, para observar el mundo, es indispensable que sus leyes nos permitan observarlo, luego no tiene nada de especial constatar que efectivamente existen esas leyes. Es verdad, pero aun así no he podido quitarme de la cabeza que no es más que una perogrullada. ¡Ah! Pero nuestro visitante ya está sobre ello:
Esto que parece una perogrullada, existe o puede existir lo que es posible que exista con las leyes físicas que condicionan su existencia, es el quid de la cuestión.
¿En serio? Porque primero diría yo que se debe probar que no es una tautología, antes de saber si es o no el quid de la cuestión. “Existe lo que puede existir". Cierto como una catedral, pero también es cierto que no todo lo que puede existir, existe. Tan cierto como obvio e irrelevante.

Partiendo por casa, en Chile tuvimos elecciones de alcalde y concejales a fines de octubre, donde el gobierno de Sebastián Piñera, con una clara posición pro-vida, fue derrotado estruendosamente, dejando el campo abierto para que nuestro próximo presidente sea Michelle Bachelet, quien actualmente se desempeña como Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, y no tengo que decirles qué significa eso.
A veces, la conversación acerca de los casos de pedofilia en la Iglesia Católica logra avanzar más allá de los eslóganes y las consignas baratas, lo que normalmente esto sólo es posible entre católicos, porque de nada sirve a otros ser veraces y justos con la Iglesia. Cuando eso ocurre, podemos decir que
¡Vaya! Una semana sin publicar. Mi intención es hacer una o dos entradas por semana en el blog, pero la conversación que ha dado lugar el tema anterior ha estado pero que muy enriquecedora. También ha sido algo airada, así que tenía la intención de que el siguiente post fuera de un tema diferente. Pero ya ven que la cabeza no anda muy bien y sigue dando vueltas en lo mismo, sin dejarnos partir a praderas más pacíficas.
Cuando examinábamos las citas espurias y fuera de contexto que se suelen atribuir a los Padres y Doctores de la Iglesia, para acusarlos de machismo o misoginia, me quedó la inquietud de abordar también los textos que se encuentran en las cartas San Pablo y que se refieren al mismo tema, porque habitualmente forman parte del mismo debate. Tengo muy presente que sólo corresponde a la Iglesia interpretar auténticamente la Sagrada Escritura, y ella tiene personas adecuadamente entrenadas para hacerlo, y que incurrir en un error grave en estas materias, por ignorancia o temeridad de mi parte es un asunto de la mayor gravedad, y al cual estoy particularmente expuesto por mi falta de entrenamiento formal en estas materias. Sin embargo, creo que, si los lectores tienen en cuenta estos factores, todavía puedo aprender mucho del proceso de discusión que a veces se da en los comentarios. Es en ese sentido, entonces, que me he animado a compartir con Uds. algunas ideas respecto de los cargos de machista y misógino que a veces se levantan contra San Pablo.


