La apelación a la infertildad
Conversando acerca del matrimonio homosexual, nuestro punto fundamental es que existe una diferencia básica e insoslayable entre las relaciones hetero y homosexuales: que las parejas de diferente sexo son naturalmente fértiles, mientras que las conformadas por dos personas del mismo sexo nunca podrían serlo. Esta característica justifica que el Estado regule el matrimonio, pues esta es una relación que vincula jurídicamente a los hijos con sus padres, y de esa forma les asegura acceso a la educación que les permitirá integrarse a la sociedad como ciudadanos.
A este planteamiento se nos replica que, de ser así, deberíamos proponer que no sólo las parejas del mismo sexo estén excluidas del matrimonio civil, sino también aquellas que no pueden tener hijos o las que no quisieran tenerlos. Como nadie ha propuesto tal legislación, se nos indica a modo de reductio ad absurdum, ello demostraría que nuestra premisa (del vínculo entre fertilidad y matrimonio) sería falsa.

A fines de octubre del año pasado el crítico de cine de L’Osservatore Romano, Gaetano Vallini, publicó una crítica muy favorable del más reciente filme de James Bond,
En varias oportunidades he intentado ordenar mis ideas en torno al fenómeno de la fe y las creencias, con mayor o menor éxito… ya lo dirán Uds. Para mí es un tema de nunca acabar, porque nunca he tenido una experiencia donde pueda decir “sí, estoy seguro que esto es de Dios, y no puede tener otra explicación". Por eso me fascinan las historias de conversión de ateos, con un fuerte contenido sobrenatural, como las de
Somos católicos. Nada más alejado de nuestro espíritu el que se nos tenga por revoltosos. Hemos recibido las palabras de San Pablo cuando nos pide orar por las autoridades civiles puestas sobre nosotros, y no porque ellas nos sean especialmente favorables o santas. De hecho, las autoridades que los apóstoles tenían en frente eran los oficiales del Imperio Romano, profundamente pagano y hostil a la nueva secta judía conocida como “cristianos". No, los cristianos debían obedecer a esas autoridades y rogar a Dios por ellas, porque todo poder proviene de Dios, incluso aquel que los hombres ejercen con maldad.
El artículo 4° de la Convención Americana de Derechos Humanos, señala:
Una visitante
Conversando acerca de los mandamientos en el Antiguo Testamento, que parecen arbitrarios o contradecirse con la doctrina de Jesús, un visitante
Por algún tiempo ya vengo advirtiendo a mis compatriotas que


