Manuel Contreras y los actos intrínsecamente malos
El viernes por la noche falleció Manuel Contreras Sepúlveda, el jefe de la DINA, la agencia de inteligencia de la dictadura del General Pinochet. No es fácil resumir su persona en pocas palabras. Por la distancia que nos separa de personajes como Hitler o Mengele, su maldad casi se ha convertido en caricaturas. Manuel Contreras, en cambio, estaba al mismo nivel de perversidad… y podría haber sido nuestro vecino. Para los no chilenos, tal vez baste con decir que los adherentes a Augusto Pinochet, que todavía existen, culpan a Manuel Contreras de las violaciones a los Derechos Humanos.
Durante el fin de semana, conversábamos en mi familia acerca de este personaje, y como mucha gente esperaba que al final de su vida expresara algún tipo de arrepentimiento. Se tenía la esperanza que eso se manifestara en entregar información sobre la participación de otras personas en sus crímenes, y en el destino final de tantos detenidos desaparecidos, que todavía son buscados por sus familiares. Nada de eso sucedió, y Manuel Contreras murió en silencio y al parecer en paz con su conciencia. Incluso en sus últimas entrevistas, al contrario de arrepentimiento, lo que dijo es que su conciencia estaba tranquila, porque en toda guerra había desaparecidos, y él había actuado en una guerra por su patria.
Manuel Contreras no era un monstruo ni estaba loco. Simplemente vio un resultado como deseable, y encontró la justificación moral que le permitía obtenerlo. Ante su conciencia, él actuó correctamente. Al considerarlo así, uno no puede menos que estremecerse.
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