La Cope que viene tras Federico y César

En al artículo colgado antes titulado: El cardenal de Barcelona contra Federico y César, he dicho que daría mi opinión en el momento oportuno. Pues ya ha llegado.

La Cope como empresa es objeto del deseo de cardenales, arzobispos y obispos, que si ellos la llevaran la hundirían al tercer día. El Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal tiene colocados a unos señores que son los que marcan el rumbo en el nuevo horizonte a partir del 1 de septiembre.

Para formar parte de ese luminoso día, post Federico y César, ya se están moviendo las fichas, las personas, los grupos y los intereses.

La extrema izquierda
Dentro de la vida eclesial española existe una extrema izquierda que soterradamente ha conseguido derribar a los dos comunicadores citados. Bien, pues, ya se están postulando para que cuenten con algunas de sus cabezas pensantes, que solamente están llenas de serrín y con unas manos muy abiertas para que le suelten toda la pasta posible por entrar como tertulianos y poco más. Uno de ellos tiene tanta ansia que se ha unido al nacionalismo catalán para dar el salto a la fortaleza Cope.

El nacionalismo catalán
Dentro de este amplio rio, conocido como nacionalismo catalán existen varias corrientes: la puramente nacionalista, la extrema derecha eclesial y confesional y la jerárquica, que hoy se ha destapado por la boca del cardenal de Barcelona, un señor que debía pedir la jubilación anticipada porque no se puede servir a Dios y al dios del nacionalismo catalanista e independentista.

Todo el entramado nacionalista, también, se ha postulado para entrar en la Cope del 1 de septiembre. Llevan como bandera el afán de suavizar las relaciones entre España, la empresa Cope y la nación catalana. Tienen preparado un banquillo de tertulianos muy abundante y cooperador con el régimen implantado en aquellas tierras.

La derecha de siempre
En la caída de Federico y César ha jugado una buena apuesta la derecha del PP, capitaneada por el aparato de la calle Génova, en donde han grabado programas enteros que han sido enviados a canónigos, abades, obispos, arzobispos; y hasta presidentes de movimientos católicos circulantes por la amplia calle de la vida eclesial, quienes han propagado el siguiente mensaje: Estos dos comunicadores no benefician a nuestro movimiento católico, que es lo único que les importa.

Una parte de estos están en la cola de la calle Alfonso XI, en Madrid, para entrar aunque sea por las ventanas, que están enrejadas. A ellos les da igual.

El socialismo
Dentro de este amplio concepto son muchas las personas que han minado las estatuas de Federico y César. Ahora están frotándose las manos por las dos buenas piezas que han cazado, algo que saben hacer muy bien los socialistas.

Dentro de la normalidad de lo políticamente correcto, el partido en el poder, desea que en la Cope estén gente que sigan mansurronamente al resto del paisanaje de la sociedad y del resto de los medios de comunicación social. Ellos tienen sus figuras apostadas. Pero con que entren gente de encefalograma plano, pues les vale.

En la misma Cope
Aquí se ha preparado un grupito de jóvenes suaves, quienes bajo el título de Crónica Blanca, ya han preparado un curso para finales del mes próximo en Madrid, con el afán de hacer un periodismo que vuelve la mirada hacia la experiencia humana, social y cultural más apasionante y trascendente velada por los filtros de la cultura del poder. Por esto Crónica Blanca pone en marcha el curso de comunicación dedicado a la Radio Social.

Se han marcado los objetivos, los destinatarios, la metodología, los horarios y el precio. El lugar será en la sede la Fundación Radio Popular, en la calle Buganvilla número 4, de Madrid. Y están dando un mensaje en cuña radiofónica en la Cope que está produciendo unas buenas vibraciones a sus organizadores.

Entre los que imparten el curso y los asistentes, a los que conozco algunos, desean salir colocados a fecha de 1 de septiembre en la Cope que viene.

Conclusión
Como podemos ver el asalto a la fortaleza Cope tiene gente de todos los colores, de todas las ideologías y todos los puntos de España. La batalla se promete escalofriante. ¿Quien la ganará?. Aquí estaremos para contarla.

Tomás de la Torre Lendínez

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