Criterios eclesiales para votar el 7 de junio

Ha comenzado la campaña electoral para las europeas. El clima social no está caldeado en las calles. Lo está solamente en los medios de comunicación. Unos proponen unos vídeos contra otros. Una diputada habla de los otros como hijos…Una antigua senadora socialista abandona la militancia en el partido al ser coherente con sus principios católicos, a los que llegó despues de una dura y larga conversión a Cristo y su Iglesia. Ahora es feliz, consecuente y comprometida.

Pero, la gente sensata me pregunta: ¿A quien votamos?. Porque ante la falta de equilibrio humano e ideológico en todos los partidos no se encuentra un partido ideal, una opción quimicamente pura, que entre en la opción de darle el voto.

Conviene advertir que un partido impoluto no existe en la realidad, porque todo grupo humano en la política ofrece lo que puede: ideas, proyectos, futuribles, programas…pero siempre envueltos en la debilidad humana que es siempre debil y llena de fallos.

La Conferencia Episcopal Española ha unido su voz a las del resto de las naciones componentes de la Unión Europea y en un comunicado breve nos dice que los partidos que votemos deben tener estos principios generales:

“Los principios fundamentales de toda sociedad son la dignidad humana, la promoción del bien común. Por este motivo, estos principios deben encontrarse en el corazón mismo de todas las políticas de la Unión Europea.

Teniendo en cuenta el importante papel desempeñado por el Parlamento Europeo, esperamos de sus miembros que participen y contribuyan activamente en lo siguiente:

Respetar la vida humana de la concepción a la muerte natural, como parte integrante de las legislaciones, programas y políticas de la Unión Europea en su conjunto.

Apoyar a la familia fundada sobre el matrimonio, -entendido como la unión entre un hombre y una mujer- como unidad básica de la sociedad.

Promover los derechos sociales de los trabajadores procurándoles condiciones de trabajo respetuosas de su salud, de su seguridad y de su dignidad.

Promover una gobernabilidad económica fundada en valores éticos dirigida a un desarrollo humano duradero, en el seno de la Unión Europea y a nivel mundial.

Promover la justicia en las relaciones de la Unión Europea con los países en vías de desarrollo mediante una asistencia financiera y unas relaciones innovadoras.

Demostrar la solidaridad mediante la elaboración de políticas de ayuda para con los más débiles y más necesitados en nuestra sociedad (en particular, los discapacitados, los que demandan asilo, los inmigrantes).

Proteger la Creación mediante la lucha contra el cambio climático y animando a tener un estilo de vida basado en la moderación.

Promover la paz en el mundo mediante una política exterior de la Unión Europea coordinada y coherente.”

Tras leer estos principios, cada votante debe reflexionar en conciencia a que siglas de la opción equis desea darle su voto. Tengamos en cuenta que la abstención es una postura poco coherente con el sentido cristiano de la vida, ya que somos los hijos de Dios los llamados a cooperar al bien común y a la transformación de la sociedad con la ayuda de Dios y los llamamientos de la doctrina de la Iglesia Católica.

La decisión debe ser personal y libre. Aquí está una de las partes más importantes de la democracia: la libertad de votar y elegir. Ojalá el Señor nos ilumine a cada uno.

Tomás de la Torre Lendínez

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