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22.09.20

Infocatólica: a veces, para ayudar, basta un pequeño gesto

Creo que no es una novedad decir que las opiniones de Chesterton están de actualidad. Pero son tantas y tan variadas que a veces no tenemos tiempo de ponernos al día con ellas. Sin embargo, a causa de su valor y acierto, resulta conveniente abrevar en ellas de vez en cuando, pues, sorprendentemente para algunos (no para mí), están más al día que nosotros mismos. Una de estas opiniones ad hoc que nos regala Chesterton es la referida a la prensa y los medios de comunicación. Desde su obra Ortodoxia (1908), ––hace la friolera de 112 años–– nos advierte, con sorprendente actualidad, de lo siguiente:

«Así que, de nuevo, hemos confiado casi hasta el último instante en los periódicos como órganos de opinión pública. Recientemente, algunos de nosotros hemos visto (no lentamente, pero con un sobresalto) que obviamente no son nada por el estilo. Son, por la naturaleza del caso, los pasatiempos de unos pocos hombres ricos.

No tenemos ninguna necesidad de rebelarnos contra la antigüedad; tenemos que rebelarnos contra la novedad. Son los nuevos gobernantes, el capitalista o el editor, quienes realmente sostienen el mundo moderno. No hay temor de que un rey moderno intente invalidar la constitución; es más probable que ignore la constitución y trabaje a sus espaldas; no se aprovechará de su poder real; es más probable que se aproveche de su impotencia real, del hecho de que está libre de críticas y publicidad. Porque el rey es la persona más reservada de nuestro tiempo. No será necesario que nadie vuelva a luchar contra la propuesta de una censura de prensa. No necesitamos una censura de prensa. Tenemos una censura de prensa.

… El cacique elegido para ser amigo del pueblo se convierte en enemigo del pueblo; el periódico empezó a decir la verdad ahora existe para evitar que se diga la verdad».

Por esta misma razón que anuncia Chesterton, para que los «malos» no logren «evitar que se diga la verdad», para que esa prensa (y hoy televisión y redes sociales, como Twitter o Facebook), no la censure, oculte o persiga, existen pequeñas y esforzadas iniciativas, como la que representa Infocatólica, que modestamente y de forma desinteresada, y con todos los errores e imperfecciones de toda acción humana, tratan de contribuir en la medida de sus posibilidades a defender y difundir la doctrina y la cultura católica. Pero hemos de ser realistas: este tipo de empresa precisa igualmente para su existencia de otro tipo de contribución no menos necesaria, de carácter económico, en la que, si lo estiman conveniente, pueden participar aportando su granito de arena. La forma de contribuir es sencilla y está indicada en el banner de la derecha; si así lo consideran no tienen más que seguir los pasos que se indican.

Son tiempos difíciles, por ello la colaboración de todo aquel que quiera y pueda ––que seguro que de siempre habrá sido bien recibida––, lo será, si cabe, más ahora, sea la que esta sea. No se desalienten si es poco lo que puedan dar, pues recuerden aquello que dejó escrito nuestro Mateo Alemán, de que «el socorro en la necesidad, aunque sea poco, ayuda mucho».