Las reglas de juego
Miren, a mí me da igual hablar de teología, estudir los evangelios, preparar la misa de mañana o jugar al parchís. O ponemos antes claras las reglas de juego o es que ya ni me molesto en perder un minuto de mi tiempo.
Empecemos por el parchís, de reglas facilitas y de conocimiento universal. Si me invitan a una partida de parchís y me empiezan que si esto depende, ahora se cambia, yo creo que es mejor, y aunque se sale con cinco por qué no puede valer seis y si te como una ficha en vez de veinte me cuento treinta porque sí. Yo ya ni empiezo la partida.
Vamos ahora a la fe de la Iglesia. Hartito estoy de reuniones con laicos y sacerdotes en las que se discrepa de todo, se duda de todo y se relativiza todo con argumentos tan sólidos como “es que esto es machista", “eso es una bobada”, “a Dios qué más le da” o “no pasa nada por cambiar” o cuyo centro de interés sea “los horrores de la inquisición", “ya ves lo de las cruzadas", y “qué requetemalísimos fuimos en América". Si me añaden como principio moral que “lo importante es que la gente se quiera", es que prefiero el parchís aunque me hagan trampas.


Quise enfocar la liturgia de la transfiguración partiendo de una frase del evangelio que leímos en la misa, cuando tras haber contemplado a Cristo transfigurado y escuchar la voz de Padre “los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto".
Creo que tienen derecho a una explicación de la retirada de mis dos últimos posts. Es fácil. Me rindo en lo que se refiera a esta JMJ. Hay cosas que no me gustan, creo que estoy en mi derecho de decirlo, pero parece que esto es alta traición a los jóvenes. Todo lo contrario. Quizá la traición haya que buscarla en otro sitio. Dicho esto, si todos están convencidos de que todo es maravilloso pues nada. Acepto pulpo como animal de compañía, retirados los posts y a otra cosa mariposa.
El plástico. Qué malísimo según nos explican tan estupendamente los