26.03.13

Por qué hago el lavabo en misa

Lavabo y manutergioFui ordenado sacerdote a finales de 1979. El momento eclesial era el que era y como es natural uno era hijo de su tiempo. Me formaron en el postconcilio más radical y en consecuencia todos los tópicos doctrinales y celebrativos de los años ochenta tuvieron en mí un ferviente seguidor.

Con el paso del tiempo vas evaluando cosas y te das cuenta de que aquello no llevaba a sitio alguno. Lo que acabas descubriendo es que lo que se había presentado como la quintaesencia de la fidelidad, lo auténtico, lo más evangélico y fiel al hombre no era más que un conjunto de nada envuelto en buena voluntad.

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25.03.13

Esto me pasó ayer en el confesionario

Ayer domingo por la mañana. Estoy en el confesionario. Una persona se arrodilla y comienza a llorar. Un llanto que acongoja el alma. Yo permanezco en silencio. Hay lágrimas y lagrimas. Las hay de emoción, de alegría, de arrepentimiento, de desesperación, de horror. Las de ayer eran mansas, serenas, hondas, de esas que salen de las entrañas más profundas.

Padre… años y años sin confesarme. Años y años lejos de Dios y de la Iglesia. Supe que habían abierto una capilla de adoración perpetua y vine un día por curiosidad. He vuelto más veces y no puedo más. No puedo mirarle estando así. Por eso estoy aquí…

No puedo añadir más.

24.03.13

Cuatro de la mañana de un domingo de Ramos

Son las cuatro de la mañana. Llevo en la capilla de la adoración perpetua desde las tres. Es mi turno de cada domingo: de tres a seis de la madrugada. Feliz turno. Mi compañero y yo nos habíamos ofrecido una noche cada uno y finalmente sólo ha sido necesario pasar una noche entre los dos.

Ayer me ofrecieron la posibilidad de suplirme en la guardia, pero no lo consideré necesario. Es verdad que el día es complejo: domingo de Ramos y por la tarde reunión del consejo económico, pero por eso mismo es bonito estar ahora en la capilla. Mas que bonito, es todo un privilegio. Estoy pasando la noche de Ramos a solas con Él.

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22.03.13

Las seis casullas blancas de la parroquia de Rafaela

El día de San José acudió al pueblo de la señora Rafaela un sacerdote desconocido. En el pueblo de al lado se juntaron la misa y, casualidades de la vida, dos entierros. Así que el párroco buscó un curita amigo que pudiera acercarse a celebrar misa en el pueblito de Rafaela. Ya le dijo que tranquilo, que posiblemente no irían a misa más de docena o docena y media de personas, pero no se iban a quedar sin celebración precisamente el día de San José.

La sacristana de siempre estaba de médicos en Madrid. Así que pidió a Rafaela que abriera la iglesia y preparara todo para la misa, y más habida cuenta de que iba un sacerdote nuevo y tendría que encender luces, micrófono y colocar y explicar absolutamente todo.
Buen sacerdote ese curita. Amable, simpático, cariñoso con ella y con los cuatro que estaba en misa. Cuando llegó el momento de revestirse Rafaela le abrió el armario y le preguntó: ¿qué casulla va aponerse? La blanca, respondió el sacerdote. Ya, ¿pero cuál de ellas? Es que tenemos seis.

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21.03.13

De niños, cromos, policía, misa y la señora Rafaela

Quizá algunos no vean la relación, pero yo creo que esto tiene que ver también con eso de llevar los niños a misa. La noticia aparecía estos días en la prensa: un padre llama a la policía para que la maestra devuelva unos cromos a su hijo.

Los niños son los nuevos reyes de la creación, a todo tienen derecho y todo se les puede consentir. Algo tan simple como estar unos adultos charlando, llegar el mocoso interrumpir la conversación y no sólo no se lleva una reprimenda, sino que nos parece normal que lo haga, le escuchamos con atención y hasta decimos que niño tan mono.

Qué les voy a decir de lo que pasa en los colegios. Pobre del docente que ose reprender incluso de la forma más suave y educada a un pequeñajo. A nada que se descuide se encontrará un papá o una mamá que le van a llamar de todo por traumatizar a su niño, humillarle y no sé cuántas cosas más. Todo al revés. Ante una mala nota no se le piden explicaciones al niño por vago, sino al maestro.

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