Podíamos suprimir las obras de misericordia espirtuales
Lo de dar de comer al hambriento, posada al peregrino y acogida al inmigrante esta más visto que lo del 23-F y Tejero. Por eso no voy a hablar más de ello ni falta que hace. Ilustres teólogos, próceres insignes y famosos de todo tipo ya se encargan de hacerlo y exhibirlo.
El problema es que las obras de misericordia, que son la forma concreta de ejercitar el amor al prójimo, son nada más y nada menos que catorce, y mira por dónde resulta que de esas, hay siete, las espirituales, de las que, con la cosa del maldito respeto, no habla nadie, y mira que me parecen las más esenciales. Más aún, si me dejan, hasta diré que cumpliendo las siete espirituales, las corporales es que ni siquiera serían necesarias.

Cosas que he dicho en mi homilía de hoy. Si es que esto es el ABC. Hemos echado a Cristo de la vida, entró el pecado, y con el pecado la violencia, el dolor y la muerte. Hoy no hay más solución, si queremos paz, justicia, libertad y dignidad para todos, y además la vida eterna, que volver a Cristo, dejar que sea Él quien llene el corazón y disponernos a vivir según el código tan viejo y tan actual de los diez mandamientos.
Desbordado con la respuesta de los lectores. Más de cien comentarios en el post amén de no sé cuántos correos, así que no queda otra que ponerse a ello con ilusión y con ganas.
Poco a poco este blog se ha convertido en algo más que una simple forma de expresarse un cura hoy de pueblo. De manera especial desde hace un año, cuando me hice cargo de las parroquias de Braojos, Gascones y La Serna del Monte, se ha ido formando una comunidad eclesial que, por encima de distancias físicas o matices eclesiales, reza, vive en comunión, apoya y se siente iglesia de la sierra madrileña.
Mala cosa encontrarte un comercial que no confía en su producto. Peor un comercial que disfruta como un loco con productos de la competencia.





