El negro futuro de la pastoral rural
He estado siguiendo con atención la información sobre el encuentro de obispos, vicarios y arciprestes de Iglesia en Castilla que han celebrado los días 19 y 20 de febrero en Ávila para tratar de los nuevos retos de la pastoral rural. Recojo en este post el resumen que ofrece a sus lectores Religión Confidencial. Los datos son pavorosos:
Este es el retrato en cifras de las nueve diócesis de Castilla, envejecida tanto en población como entre los propios sacerdotes. Una tierra que cuenta con 15 obispos, 1505 sacerdotes, más de 5000 catequistas y 3600 religiosos (con casi 1600 monjas de clausura), pero con tan sólo 39 seminaristas (según datos de finales de 2022).

En estos pueblos serranos se tiene miedo a la despoblación. Por eso desde hace años fuimos privilegiados a la hora de contar con fibra óptica que facilitase el teletrabajo, de forma que las familias no tuviesen miedo de venir a vivir aquí. Ya sabemos todos que desde hace tiempo, especialmente tras la pandemia de COVID, el trabajo a distancia se ha ido haciendo con su propia carta de naturaleza.
Contaban ese chiste, perdón por la broma, en el que un apóstol, tras escuchar al Maestro eso de que “dentro de poco me veréis y luego no me veréis", le respondió: “lo que más me gusta es lo bien que te explicas". Complicado el evangelio.
Un día de estos haré realidad el proósito de sacar un nuevo libro con esas cosas que uno escucha en sus templos parroquiales y que te sacan la sonrisa más tierna cuando no, en ocasiones, la loca carcajada.





