¿Cómo saber si tengo fe?
Esto me soltó ayer todo un hombre hecho y derecho. A veces duda de si tiene fe o si su práctica religiosa es una pura costumbre, un simple hábito, algo más bien de tipo cultural  social.
Me dijo: ¿cuáles son los signos auténticos de que es fe y no otra cosa?
Le respondí: pues mira, voy a hacer una cosa. Voy a preguntar a los lectores del blog a ver qué se cuentan.
Os paso la pelota. ¿Qué le digo?
PD. Daré mi opinión mañana. Perdón por esta pequeña maldad.

Nos decía una vez el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco, hablando de los alejados y de cómo ir a su encuentro, que no necesitábamos salir a buscarlos, que aún una gran mayoría de ellos vienen a nosotros sin que nos demos cuenta. Que el problema es que cuando vienen se encuentren con algo que merezca la pena.
Me encanta la gente de misa de las 13 h., de 11, o de tarde. Los que hoy van a la parroquia a misa de 12 y el domingo pasado a la de al lado porque les venía mejor la misa de 11:30. Gente que acude cada domingo a misa esté en Madrid, en el pueblo, la playa o directamente en las Chimbambas (que por cierto no sé por dónde quedan).
Desde el viernes a medio día en la operación kilo. 40 familias a las que surtir de alimentos son muchas familias y hay que buscarse la vida. Por eso dos veces al año acudimos a un centro comercial cercano donde el hipermercado nos da todo tipo de facilidades para hacer la campaña. Colaboramos unos cuarenta voluntarios capitaneados por un servidor, que estos días se pasa allí todo el tiempo que le dejan libres sus compromisos sacerdotales en la parroquia.
No, no se me confundan. Yo sé que con los teléfonos de última generación, los llamados Smartphone, uno lleva en el bolsillo el mundo entero. Me falta uno que haga café y que lleve incorporado el cajero automático. Todo se andará.
        




