Cuatro de la mañana de un domingo de Ramos
Son las cuatro de la mañana. Llevo en la capilla de la adoración perpetua desde las tres. Es mi turno de cada domingo: de tres a seis de la madrugada. Feliz turno. Mi compañero y yo nos habíamos ofrecido una noche cada uno y finalmente sólo ha sido necesario pasar una noche entre los dos.
Ayer me ofrecieron la posibilidad de suplirme en la guardia, pero no lo consideré necesario. Es verdad que el día es complejo: domingo de Ramos y por la tarde reunión del consejo económico, pero por eso mismo es bonito estar ahora en la capilla. Mas que bonito, es todo un privilegio. Estoy pasando la noche de Ramos a solas con Él.

Antes de nada decir que reconozco que en esto de los niños pequeños en misa hay curas y curas, pero también hay niños y niños, y sobre todo hay padres y padres.
Hace unas semanas me llegó la invitación para participar en uno de los programas de “Cuarto milenio”, que emite la “Cuatro” y que se dedica al ocultismo, los enigmas y las cosas raras. La razón es que querían hablar de unas supuestas brujas de mi pueblo, Miraflores de la Sierra, sobre las cuales un servidor había publicado alguna cosa. Evidentemente que dije que no. Soy poco dado a medios de comunicación y si encima es para hablar de ocultismo, sacar la inquisición, explotar el morbo y vivir de montar enigmas pues más a mi favor.