Primera acción misionera: que las iglesias estén abiertas
Este pasado viernes los curas de la zona tuvimos el retiro de inicio de curso, predicado excepcionalmente por el cardenal Rouco Varela, a quien gusta hacerlo al menos alguna vez al año.
El esquema del retiro es clásico: rezo de la hora intermedia, charla espiritual, exposición del Santísimo, charla pastoral, comida y coloquio. Un grato encuentro con el obispo y con los compañeros sacerdotes.
Pero quería destacar sobre todo una cosa que el señor cardenal nos quiso hacer llegar en el rato de charla pastoral. Estamos en plena “Misión Madrid” y como es natural se plantean acciones extraordinarias para dar a conocer a Jesucristo. Este año la diócesis quiere hacerse presente de forma especial en el campo de la enseñanza, tanto primaria como secundaria y universidad. Algo nos tocará a los párrocos. Pero sobre todo insistió, pensando en las parroquias, en que la primera acción misionera es que estén abiertas el mayor tiempo posible y un sacerdote a disposición.

El final del evangelio de hoy es de los que puede llevar a la demagogia y ponerse en plan cantamañanas: “no podéis servir a Dios y al dinero”. Qué gran tentación la de volver a repetir esa barbaridad de que el dinero es malo, nefasto, una desgracia y volver a lo de los pajaritos del campo, que se alimentan solo de lo que Dios les da (por eso tienen las patitas tan gordas, decía un paisano socarrón).
Para empezar y que no se me pongan quisquillosos, a mí que José María Castillo vaya a misa los domingos, los viernes a la mezquita o prefiera rezar con los Hare Krishna me trae completamente al fresco. José María Castillo, Pepe Pérez, Mari García o Trini dos Santos. Pero si uno de ellos me dice que en misa nunca hay gente y que la media de edad no baja de los setenta, pues les respondo que a misa van poco, simplemente.
Conversación de ayer mismo con un sacerdote. Me pregunta por la adoración perpetua de la parroquia y hasta me dice que alguna vez ha pasado a rezar y que siempre encuentra cuatro o cinco personas en la capilla.
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