Acabo de regresar de China
Oportunidades que aparecen una vez en la vida. Así que a China. Un barullo de cosas en la cabeza. Por tanto me van a permitir unas notas a vuelapluma como si fueran pequeños flashes pescados al momento.
Quizá el primero la sorpresa al conocer que nos habían denegado el visado de entrada al país en un primer momento. La razón es que viajábamos nueve sacerdotes juntos y temían que fuéramos a evangelizar. Caramba cómo están las cosas… ¿Apertura religiosa? Ninguna. Basta ver la noticia que aportaba ayer mismo Infocatólica.
China es puro pragmatismo. Gato blanco, gato negro… lo que importa es que cace ratones. ¿Se trata de mejorar la vida de los chinos? ¡Pues que viva el capitalismo más liberal! Y si políticamente sirve un régimen dictatorial comunista, pues también.

Hoy va la cosa de preguntas y experiencias. Cada vez que acudo a una parroquia, me traen un boletín parroquial, conozco un sacerdote, lo que sea, pues uno intenta fijarse en cosas para ver si hay algo que pudiera resultar interesante.
Ya he dicho muchas veces, sigo con ello, que la forma que tiene uno de mover la pastoral de la parroquia es simplemente la de uno, y que si lo voy contando es por si a alguien le sirve alguna cosa. Yo al menos, cuando voy a una parroquia para concelebrar, una reunión, de visita o lo que sea, me fijo en todo. Hay cosas que al verlas me digo: “anda, qué buena idea” y miro si en mi parroquia serviría. Otras cosas quizá me sirven para lo contrario, porque a lo mejor uno se estaba pensando algo y al verlo realizado te das cuenta de que no, de que no era eso.
        




