Mejor acabar con la hermandad
Estoy de fiestas en los pueblos. La verdad es que llevando cuatro parroquias lo raro sería no tenerlas. En pocos días, procesión de minerva en Braojos, que organiza la hermandad sacramental. Fiesta de la Virgen de la Paz en Gandullas, de la que se encarga su hermandad, y la hermandad de la Virgen de las Candelas de Piñuécar dispuesta para mañana, su gran día.
Hay que elegir entre lo óptimo y lo que hay. Y lo que hay son apenas restos de lo que fue y que hoy es casi nada. Por eso no es de extrañar que surjan voces, entre los fieles o el mismo sacerdote, que opinen que para eso mejor suprimir la hermandad. Algo de esto me contaron en Gandullas, que tuvieron un párroco empeñado en acabar con ella porque no tenía sentido. No sabemos, me dijeron, a usted que le parecerá.

Hace unos días saltó a todos los medios que el cura de Basardillo y Torrecaballeros, siguiendo las normas de la Iglesia, había negado la comunión a una pareja gay conviviente.
Ustedes lo tienen muy fácil. Es suficiente con consultar el calendario litúrgico de la conferencia episcopal española y todo está claro: solemnidades, fiestas, memorias, tablas y lo que se puede celebrar o no según el día. Así cualquiera. Luego viene la cruda realidad y uno hace lo que buenamente puede.
Aunque ustedes no se lo crean y un servidor casi que tampoco, esta noche, a las 21 h. hora de Madrid, 15 h. de Miami, salvo que Dios Nuestro Señor disponga otra cosa, emitiremos el programa número 52. Les dije en su momento que me estaba metiendo en un charco y que a ver cómo salíamos de esta. Pues no vamos mal. Ya es mérito llegar a los 52 programas. Mérito mío, por qué no, mérito de D, Rafael Núñez desde Miami que lo emite y se encarga de todos los aspectos ténicos desde el canal