Que si el papa es hereje
Alguna vez me llegan una especie de tests para comprobar si uno conoce perfectamente la doctrina de la Iglesia o si anda patinando por el extrarradio. Algunas de las preguntas son de una sutileza tal que uno se las ve y se las desea para salir airoso. En más de una ocasión ha resultado que tengo una supuesta fe católica que hace agua en algún aspecto.
Es más, estoy convencido de que tanto en mis escritos como en homilías y clases de vez en cuando suelto alguna. No en cosas graves, que eso no, pero los matices seguro que se me revuelven. Conozco auténticos caza herejes capaces de encontrar una imprecisión en la Suma teológica. Servidor no llega a tanto.
¿Y el papa es hereje o no? A ver, D. Jorge, mójese.

Lo de la religión universal, la moral universal, el gobierno universal y la fraternidad universal, que en el fondo lo que quiere decir es el borreguismo universal mandando los listos, es tan viejo como el mundo y sobre todo una vieja aspiración de algunos grupos a los que antes se combatía y ahora apoyamos, veneramos y animamos.
Algo de experiencia va teniendo uno. Más de ocho años en infocatólica, doce utilizando el correo electronico como via de comunicación con feligreses y seguidores y bastante en Facebook y Twitter. Desde esta realidad me gustaría puntualizar algunas cosas sobre lo que esto es y no es, y sobre lo que servidor puede y no puede. Ya se sabe que las obviedades no siempre son tan obvias.
Mejor, nos estamos quedando ya sin curas. Los datos del día del seminario de este año son escalofriantes en España. Tanto que, por primera vez que yo recuerde, no se ofrecen desglosados por diócesis. Ya imaginamos por qué. 1066 seminaristas mayores en España. Podemos hacer cuentas. 1066 para 70 diócesis. O bien 1066 seminaristas en una población, la española, de algo más de 47 millones de habitantes. Un seminarista por cada 44.000 habitantes. Si tenemos en cuenta que se producirán abandonos, vamos a contar en un futuro próximo con un sacerdote ordenado para cada cincuenta o sesenta mil habitantes. Me da pereza entrar en la media de edad del clero.
Me fijo en las pequeñas variaciones que los fieles introducen en cantos, oraciones y hasta textos litúrgicos.





