No acaba de llegar la primavera
Siempre me han producido una enorme ternura esos almendros que, confundidos con los primeros rayos de sol de febrero, se lanzan a vestir su desnudez con las flores primaverales. Cuando los veo tan lanzados en esos días no puedo por menos de sentir un cierto dolor: “pobrecillos, ¿no saben que les quedan mil heladas?”. Así es, a los pocos días el frío y la nieve los han convertido en troncos estériles. Los almendros no saben de meteorología y sufren sus despistes.
Parece que tampoco acaba de llegar la tan cacareada primavera eclesial. En cuanto el papa Bergoglio salió a la logia de San Pedro los gritos anunciando la tan por lo visto ansiada primavera eclesial se hicieron ensordecedores. Como los almendros. Enero y con flores. Cuidado… que nunca se sabe por dónde nos puede venir el tiempo.

Servidor no hizo el servicio militar en su momento. Religiosos y seminaristas estábamos exentos por razón del concordato. A cambio, se nos llamaba a jurar bandera al cumplir los treinta años y las diócesis y congregaciones religiosas colaboraban cediendo algunos sacerdotes temporalmente como capellanes castrenses.
Muy cercanas las fechas de primeras comuniones en la parroquia. Aunque, como es natural, los niños tienen sus catequistas, estos días de forma especial charlamos con ellos mi compañero y un servidor.
A ver cómo tenemos las agendas. Porque este post, entre otras cosas, es una invitación formal a la presentación del libro “De profesión, cura” cuyo autor es un servidor. La presentación tendrá lugar el viernes día 10 de mayo, a las 20 h., en la parroquia de la Beata María Ana Mogas, calle Bella Altisidora, 6, de Madrid. Aviso a navegantes que disponemos de metro prácticamente a la puerta: línea 10, estación de Tres Olivos, y los autobuses 66 y 137.