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15.05.13

San Isidro: una anécdota de pueblo


Hoy es San Isidro. Patrón de Madrid. Patrón de agricultores y ganaderos. Fiesta grande en cualquier pueblo de tradición agrícola. Y me he acordado de una anécdota que me pasó en uno de los pueblos en los que fui párroco varios años.

Imaginen la situación. Misa solemne del santo. Labradores y ganaderos con su mejor traje. La corporación municipal en pleno. Y al acabar la misa, la procesión.

Veamos la escena. El santo a hombros de la gente del campo. Tras él, el señor cura párroco revestido de capa pluvial y lo que haga falta. Le sigue el mayordomo del santo con el cetro en la mano. Junto a él, el alcalde y demás fuerzas vivas como está mandado. Al lado, la banda de música que irá acompañando el cortejo. Hemos salido a la calle y estamos esperando que se organice la procesión en el siguiente orden: cruz alzada; gente a caballo, carros tirados por caballerías y mulas sobre los cuales van adultos y niños vestidos con el traje serrano. Después, los tractores adornados hasta decir basta y cargados de niños que ya no caben más. Y cuando ya han pasado estos, la banda de música, el santo, el cura, las autoridades, la gente… Bien, ¿eh?

Pues sigan poniendo imaginación. Acabamos de salir a la calle y comienza a organizarse la procesión. Y en el momento en que aparece el primer tractor, la banda de música siente un irrefrenable deseo de ofrecer sus notas y se arranca a tocar esa canción que empieza así: “Tengo un tractor amarillo…” La gente no sabía qué hacer. Y me miraron. Mi respuesta fue tan simple como una sonora carcajada. Yo creo que San Isidro soltó otra.

14.05.13

Seguir los dictados de Gandhi

Rafaela se sentó en la primera fila. Habían organizado un par de charlas de formación para voluntarios de Cáritas abiertas a cristianos de toda la zona y pensó que podía ser una buena oportunidad de conocer cómo estaban las cosas y ver qué podía hacerse. El ponente, de campanillas: de la escuela de Cáritas, profesor, muchos títulos, muchas conferencias. La cosa prometía.

Bastantes oyentes, lo cual no estaba mal. Anunció que hablaría de la situación actual, de las causas y de posibles acciones. Al principio fue ofreciendo datos que quedaban un poco lejos: que si la India, que si número de ricos y pobres en el planeta, que si unos índices un poco raros… Rafaela hubiera preferido más bien datos de España, de Madrid o de los pueblos.

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13.05.13

Un problema de buena educación

Cuando ayer contaba esos bautizos surrealistas que me tocó sufrir en la parroquia, gente tuve que apelaba a la quizá insuficiente preparación de los sacramentos. Pero no es ese el problema. Porque claro, tienes una entrevista con los padres, primero individual, luego algunas charlas sobre lo que es el bautismo a las que en ocasiones asisten también los padrinos. Pero lo que no hay forma es de catequizar de paso a todos los asistentes.

No nos engañemos. Es un problema de mala educación, de no saber estar, de no comprender lo que significa vivir en sociedad.

Se ha ridiculizado hasta el infinito lo que en tiempos se denominaba “urbanidad y buenas costumbres”, que no era otra cosa que el conocimiento del arte de saber hacer agradable la vida a los demás. Porque eso es la buena educación: el arte de la agradable convivencia. Y si la buena educación es denostada, no quiero ni pensar en cosas como el protocolo, que también nos enseña a saber relacionarnos los unos con los otros de forma respetuosa y conveniente.

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12.05.13

La que me montaron en los bautizos de ayer

Ustedes a lo mejor se piensan que las cosas de las parroquias son tediosas por corrientitas y siempre parecidas. Qué engañados están. Cuando todo parece que es dar vueltas a lo mismo de repente un día se lían las cosas y te encuentras con que te montan el numerito y sin saber muy bien por qué.

Ayer sábado tuvimos varias cosas en la parroquia: misa a las 9:30, primeras comuniones a las 12, una reunión por la tarde fuera de la parroquia, bautizos y la misa de la tarde. Los bautizos le tocaron a un servidor.

Bien, en principio como todos los bautizos. Bastante gente nada habitual en la iglesia, eso se nota pronto, y poco más. Al comenzar, los avisos de siempre. Una llamada al silencio: estamos en la iglesia, esto es una celebración dede fe, ahí esta el sagrario con el Santísimo y ademas servidor con una seria afonía, y un sugerir que sean discretos con las fotos. Así comenzamos.

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11.05.13

El abuelito se fue con los marcianos

Lo dijo Einstein: “hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez humana”. Lo del universo me plantea algunas dudas, lo de la estupidez, cada día lo veo más corroborado.
Anoche un exitazo la presentación del libro “De profesión, cura”, aunque espero con auténtica ansia la crónica de Bruno. Pues eso, que al acabar, y mientras tomábamos un “rafaelesco” piscolabis, me contaron una anécdota de esas que te hacen afirmar que no somos más bobos por falta de entrenamiento.

Pues resulta que una familia sufrió la muerte de un abuelo. A ver cómo explicas al niño pequeño lo que ha ocurrido. Los creyentes lo tenemos facilito: creemos en la vida eterna y contamos a los niños que se ha ido al cielo, que se lo ha llevado Jesús, que ya está con Dios y con María. Los no creyentes supongo que les dirán que la vida de todos acaba alguna vez y que hay que aceptar esa realidad de la condición humana. Hasta aquí todo correcto: creyentes y no creyentes responden así.

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