Esa tolerancia ante el aborto que se nos va colando...
Dos cosas que no me resisto a comentar, porque me duelen en el alma y me desgarran por dentro.
La primera es la aprobación en Bélgica de la eutanasia a menores sin más requisito que la petición del menor y el visto bueno de los padres.
No salgo de mi asombro. Un menor, por ley, no puede votar hasta los dieciocho años, tiene su responsabilidad penal muy limitada hasta los dieciséis, no puede contraer matrimonio hasta determinada edad, su emancipación antes de la mayoría de edad requiere un complejo procedimiento. Eso sí, puede decidir poner fin a su vida siempre y cuando un psiquiatra infantil declare su madurez y sentido común. Un psiquiatra infantil que seguro no es difícil de encontrar “bondadoso, complaciente y misericordioso” de esos que para sufrir mejor que se muera el niño.
Pues ya lo ven. Un menor, incapaz de gobernar sus bienes, casarse, emanciparse o tomarse unas copas libremente, parece ser que para decidir morirse tiene perfecta lucidez mental, supongo que acrecentada por esa libertad y serenidad de espíritu que dan el dolor, la angustia y el ver a tus padres y hermanos pendientes de ti. UNA BARBARIDAD Y DE LAS GORDAS.

Son cosas que me he encontrado en mi ordenador y se me ha ocurrido compartirlas aquí para aliviar el tedio de una tarde, en España, de nieve, lluvia, frío y temporal.
Abundan más de lo que se supone, y ya se supone mucho. Son esos grupos de parroquia que, poco a poco, abusando de la buena voluntad de un sacerdote, han ido atrapando parcelas de poder hasta convertirse en los grandes tiranos de la parroquia por encima del resto de los laicos, los sacerdotes y el obispo si se tercia.
Debe ser que hoy me he levantado “masoca” porque sé que con esta entrada me van a caer más palos que a una estera. Qué le vamos a hacer, la vida es así, no la he inventado yo…
En plural: aprendemos, en plural, porque uno es miembro de la Iglesia y además sacerdote. Como tal, lo que le pasa a la Iglesia, lo bueno, lo malo, entra en la comunión de los santos y me afecta. Y ahora pasamos al asunto.





