Misas "a traición" (o en misa, sorpresas, las justas)
Esta semana me ha pasado varias veces. Gente que llama por teléfono preguntando no el horario de misas, sino más bien si la misa de tal hora del domingo es “normal”. ¿Cuál es la razón de la tan aparentemente absurda pregunta?
Ya saben ustedes eso que se dice de que el gato escaldado del agua fría huye, y parece ser que nos encontramos con gente que ha salido escaldada de alguna misa. Por ejemplo, Antonia, que fue tan tranquila a su parroquia a misa de once y mira por donde se encontró con tropecientas comuniones con sus tropecientos familiares, una misa de lo más chiripitiflaútica y encima de casi hora y cuarto. A José le pasó el sábado por la tarde. Él contaba con su misa de cada sábado, tranquilita, cuarenta minutos, y hete aquí que alguien había decidido en esa misa que se presentasen todos grupos parroquiales, bendecir a cada agente de pastoral y hacer de paso una oración especial de envío. Pues nada, hora y media.

En España hemos tenido una excelsa generación de extraordinarios humoristas de tanto calado e ingenio, que han sido llamados nada menos que “la otra generación del 27”. Entre ellos, Pepe López Rubio, Edgar Neville, Antonio de Lara “Tono", Mihura, Jardiel Poncela… Generación que fue capaz de sacar adelante una revista como La Codorniz (la revista más audaz para el lector más inteligente).
Estoy completamente de acuerdo con eso de la sencillez, la bonhomía, la discreción y lo de no imponer nuestras creencias a nadie. Pero señores, que una cosa es no imponer y otra muy diferente que aquí todo el mundo tenga derechos menos la Iglesia.
Andamos mal. Pero que muy mal. Es que rematadamente mal. Cualquier persona con dos dedos de frente, incluso uno y medio, comprende que lo menos que se le puede exigir a un profesor de un centro de la Iglesia católica es que respete la doctrina católica. No solo en sus clases, sino en toda comparecencia pública. Normalísimo de toda normalidad aunque supongo que habrá gente a la que le resulte escandaloso y una prueba más de la nunca definitivamente erradicada inquisición.
Las madres siempre han tenido una preocupación especial por el hijo sacerdote. No por nada especial, a ver si me comprenden, sino que los otros pues bueno, forman sus familias, se casan, o si no se casan parece que ya se las apañarán de alguna manera.