Más raras que un perro azul marino
Tan raras, pero tanto, que hasta me ha dicho un pajarito -noticia aún por confirmar- que incluso pudiera ser que creyeran en Dios. Tan raras, pero tan raras, que todos los días rezan juntas una barbaridad de cosas: Laudes cantadas, Eucaristía, Oración, Nona, Oficio de lectura, Vísperas cantadas, y hasta exposición del Santísimo todo el día.
Raras hasta pare vestirse. Todas igualitas, en evidente prueba de borreguísimo y falta de personalidad. Insolidarias con el mundo, porque pudiendo ejercer por ahí según sus carreras y estudios, porque hay de todo, se dedican a hacer dulces y cuidar la huerta.

Sale la cosa de cuando en cuando entre curas y laicos, y no es para nada sencilla la solución. Lo cierto es que los curas cambiamos de parroquia y no está de más plantearse si podría haber un tiempo más o menos razonable tras el cual el sacerdote deje su parroquia anterior y marche a un nuevo destino pastoral. Evidentemente quien decide cambios, nombramientos, ceses, remociones y traslados es el obispo. Yo me limito a decir cómo lo veo.
La primera lectura de ayer domingo anda que no clarifica cosas:
Cuánto hemos disfrutado, la verdad. 





