El mini lavatorio de La Serna y alguna cosa más
No es fácil realizar el signo del lavatorio en la misa “in coena Domini” cuando celebras en una pequeñísima parroquia, creo que ayer no llegamos a las cuarenta personas en La Serna, y cuando, además, resulta que hacía años que no se realizaba el rito. No me vengan ahora los puristas con especialísimas exigencias.
Lo más que pude hacer, y tras tratar de convencer a todo aquel o toda aquella que pasaba por la puerta del templo, fue lavar los pies a tres personas, dos mujeres y un hombre, de los que estaban en el templo.
La norma era de lavar siempre a doce varones. Posteriormente, el papa Francisco, en enero de 2016, tuvo a bien modificar la norma de forma que “los pastores puedan designar un pequeño grupo de fieles que represente la variedad y la unidad de cada porción del pueblo de Dios. Este pequeño grupo puede estar compuesto de hombres y mujeres”. Pues no nos salimos: eran tres (pequeño grupo en nuestra parroquia), eran hombres y mujeres, y además miembros del pueblo de Dios, ya que estaban bautizados.

Dicen que en qué se entretiene un cura de pueblo. Pues, por ejemplo, en leerse los libros sacramentales, especialmente los de difuntos.
Esta mañana, domingo de ramos, he celebrado tres misas con su correspondiente bendición de ramos en cada una de ellas. Además, he presidido a primera hora de la mañana el entierro de un vecino. Cosas normales.
Por supuesto que esto no es un blog de política y mucho menos de políticos, aunque tendrán que reconocerme que hasta de la política aprende uno cosas para la vida, los principios y hasta la fe.
De cuando en cuando les voy contando mis avatares por estos pueblos de Dios. Estoy bien y contento, y haciendo lo que buenamente se puede.





