Iglesia en salida o en desbandada
Cuando un servidor llegó al convento, año 1973, los dos libros básicos para cualquier trabajo o actividad eran los documentos del Vaticano II y el catecismo holandés. En aquellos años el catecismo holandés era algo así como el paradigma de la iglesia conciliar y el compendio de la teología más avanzada.
Sigo. Nuestras iglesias mediterráneas siempre fueron consideradas como comunidades tradicionales, muy ancladas en lo popular y con evidentes dificultades para su aggiornamento. Los polacos eran, se sabía, gente ultraconservadora incapaces de asimilar el espíritu del concilio.
Iglesias avanzadas, modernas, conciliares e incluso administrativamente cuasi perfectas, las de los Países Bajos, Alemania y Austria, donde hemos contemplado siempre las mayores moderneces.

Una vez más no me queda más remedio que reconocer el sentido común y las buenas ocurrencias de mi amiga Rafaela. Lleva unos días en los que, cuando quiere tomarme el pelo, y es especialista, se dirige a mí llamándome no D. Jorge, ni siquiera Jorge a secas, qué va. Ni mucho menos. Simplemente me dice: “oye, curo”.
Por favor, a estas alturas no seamos ingenuos. Tenemos, en España, un nuevo gobierno formado por socialistas y comunistas. Es decir, la izquierda y la ultraizquierda. Aquí hay que estar al loro.
Pero es a lo que nos dedicamos.
He de reconocer que tengo unos horarios de misas de lo más peculiar. Cada día, uno distinto, cada pueblo, una necesidad.





