Historias de la adoración perpetua. Estoy con un nudo en el alma
Apenas me sonaba de vista, y muy poco. Hace unos momentos ha pasado por el despacho digamos que María, qué importa el nombre. Es africana y tiene dificultades con el idioma. No pasa nada, la buena voluntad todo lo suple. Me ha entregado una ficha de inscripción para los turnos de la capilla de adoración perpetua. Va a velar ante el Santísimo desde las 23 h. del día 24 de diciembre hasta las 5 de la mañana del día de Navidad.
¿El motivo? Esta es su historia.

Tener que negar la absolución es de las cosas más terribles que le pueden pasar a un sacerdote. Pero hay veces que no queda más remedio que hacerlo, Y POR PURA MISERICORDIA. No es que sea algo de todos los días, pero si el ministro de la reconciliación observa que faltan elementos esenciales en la confesión, especialmente el arrepentimiento y un firme propósito de la enmienda, es su obligación. Insisto: POR PURA MISERICORDIA.
Hace poco me han pasado la noticia de unos gravísimos desmanes en un templo cristiano nada menos que en la localidad sueca de Kristianstad. Según el diario local
La Iglesia en general, y Cáritas en particular, tenemos un serio problema de marketing que nos hace incapaces de hacer llegar a la gente las cosas buenas que se hacen cada día, mientras saltan a la opinión pública todo tipo de desastres.
Uno de los favores que podrían hacernos los obispos al pueblo de Dios sería el de ponerse de acuerdo entre ellos en cosas que al pueblo de Dios le importan, y en caso contrario que se molesten en consultar donde sea necesario para evitar el penoso espectáculo de que cada cual diga lo que le dé la gana y nos manden mensajes del todo contradictorios. Tanta conferencia episcopal, tanta sinodalidad, tanta reunión para que cada uno acabe diciendo lo que se le ponga en su particular solideo.