Los curas deberíamos tener más pudor a la hora de hablar de macro economía
Me sorprende con qué facilidad los curas y la gente de iglesia en general soltamos supuestas verdades económicas. No es extraño llegar a una reunión de sacerdotes, de Cáritas, de voluntariado y empezar a escuchar cosas como que el capitalismo es perverso, a la vez que se silencia lo evidente del comunismo, la maldad de los bancos, la burbuja inmobiliaria, reivindicación de la dación en pago, no a los desahucios, viva el 0,7 y apoyamos la condonación de la deuda externa. Por supuesto, a nada que te animes, que se suban los impuestos a los ricos mientras se añaden y añaden ventajas sociales a los débiles. Ah, perdón, y que se derriben las fronteras, que se me olvidaba.

Números cantan y además con una tenacidad insultante. Aporto dos datos. En el año 2015 se produjeron en España 420.290 nacimientos. Los bautizos fueron 231.254. Es decir, que, en España, hoy por hoy, los niños que se bautizan son poquito más de la mitad de los nacidos. Si hablamos de bodas, y ya hay pocas, las bodas por la iglesia apenas llegan a un 22 % del total, con el triste record de haber caído prácticamente 50 puntos desde el año 2000.
La lucha contra el enemigo externo es sencilla y evidente. Hay ataques frontales a la Navidad que uno pesca a nada que se fije un poco. Que haya personas, las patéticas “femen” que intenten secuestrar al niño Jesús en el Vaticano al grito de “Dios es mujer” es un ataque que como tal entiende el más lerdo.
Qué antiguo te estás volviendo. Hay que actualizarse. Eso me dijo una antigua feligresa al conocer la parroquia de la Beata Mogas. Los tres principales signos de carcundia que ella observaba eran la adoración perpetua, los confesionarios y los reclinatorios para facilitar la comunión de rodillas a los que desearan recibirla de ese modo.





