Lavabo y COVID-19
El lavabo en la misa, tras la presentación de ofrendas, es uno de esos signos que casi ha desaparecido en la liturgia de la Iglesia, aunque últimamente parece que algo se recupera. De hecho, todavía hay gente, no solo laicos, también sacerdotes que, abiertamente, cuestionan su obligatoriedad. Es de esas cosas que van desapareciendo y que de repente, un día, no existen y si alguien se empeña en continuar con ese rito ya sabemos que va a ser tachado como mínimo de “rarito” y “tiquismiquis”.
No hay nada más extendido que el vicio de no querer leer ni estudiar. Muchas veces he escrito que la mayor parte de las dudas y errores en dogmática, moral o liturgia se solucionan dedicando a su lectura no mucho más de lo que se dedica a leer la crónica del último partido de fútbol.

Nick: Aprende un poco
Repasaba esta mañana este precioso texto del evangelio según san Mateo:
Estoy exactamente hasta el bonete del COVID-19. Mejor dicho, estoy hasta el gorro de la gestión del bicho, de que pretendan tomarnos por tontos, de ser realmente memos y de estar felices de que nos tomen y aceptarlo.
Hay palabras que me hacen saltar como un resorte. Una de ellas es esa manía de que TODOS somos culpables de todo. Si además me emplean el TODOS Y TODAS culpables, directamente me disparo y no en buena dirección. Pero es lo que se lleva.