El personal está que salta
O al menos parte del personal. La mayor parte de los católicos vive feliz en su nube haciendo su vida y practicando su fe, y pasando bastante de lo que digan obispos y papa. De los más enterados o al día de la vida de la Iglesia hay, a su vez, que hacer subdivisiones. Unos cuantos que viven la actualidad eclesial como a distancia, sin implicarse especialmente, otros que están entusiasmadísimos con el papa Francisco, aunque tengo la impresión de que son menos y por eso manifiestan un entusiasmo creciente para compensar. Y, finalmente, mucha gente agobiada y cabreada con la actual situación.
Los fieles no tienen fácil lo de mostrar su descontento. El contento sí. Cuando lo hacen, lo del descontento, no se sienten escuchados, más bien ninguneados si no atacados y acusados de no amar al papa y de romper la comunión eclesial. Esta situación la viven divididos interiormente, ya que por un lado desean ser fieles hijos de la Iglesia y por otro se sienten cabreados con ella. Hablo de laicos y de sacerdotes que tampoco se atreven a opinar con libertad.

No lo sé. Así de claro. En este momento no tengo ni idea.
Servidor nunca ha tenido problemas en dar la comunión como pida el comulgante siempre y cuando, claro es, su personal opción esté dentro de las normas de la Iglesia. Aquí no entro en disposiciones internas ni en discusiones teológicas. Con las actuales normas de la Iglesia en la mano uno puede recibir el Cuerpo de Cristo de pie o arrodillado, en la mano o en la boca y punto final.