Una parroquia de verdad
Este pasado domingo hemos visto incrementarse el número de asistentes a misa en los tres pueblos. En La Serna, por ejemplo, domingos de invierno he tenido con tres personas, aunque lo normal es que asistan a misa dominical entre diez y doce. El domingo, más de treinta, al punto que no falta quien te diga que esto, en verano, ya parece una parroquia de verdad. Me hizo pensar.
Podemos pensar que una parroquia de verdad es aquella a la que va mucha gente a misa y tiene grupos de no sé cuántas cosas. Lo he conocido. He sido sacerdote en parroquias con cientos de jóvenes y últimamente en una con adoración perpetua, por ejemplo, donde siempre había gente, fueras a la hora que fueras, y misas colmadas de fieles. Lo que sería eso de “una parroquia de verdad”.

Hemos llegado a un punto en el que me cuentan cosas y me quedo tan fresco, cosa de agradecer con las que nos está cayendo, climatológicamente hablando.
No sé si no habría que plantearse el retirar a san Juan Bautista del santoral católico. Cuanto más lo pienso, más claro lo veo.
Trifásico, o triple, o tripitido, o trinado. Tres parroquias, tres Corpus. Evidentemente no podemos pretender la solemnidad de Toledo o las multitudes de Madrid, pero es el Corpus de Gascones, La Serna o Braojos, y es el mismo Cristo el que sale a las calles, a acuerpo que cantaba Carlos Cano, para recorrer nuestros pueblos e impartir su bendición.
Ahora resulta que el problema es un servidor. Según algunos lectores y comentaristas, no sé si buenos, ingenuos o lo que sea, que mejor no entrar, todo es maravilloso en esta misericordiosa Iglesia nuestra del siglo XXI. Es verdad que puede haber cosas incorrectas, pero, en cualquier caso, mejor callar y hablar de cosas bonitas y positivas.