Camino de una iglesia intrascendente
Me refiero ahora, en primer lugar, a intrascendente como sin dimensión trascendente de la fe. Es lo que últimamente se observa en la supuesta reflexión teológica de ahora mismo. Ha desaparecido casi por completo la idea de Dios, para reducir toda la misión de la Iglesia a un ser buenos, ocuparnos de los pobres, los débiles, los refugiados y la madre tierra, y despreciar a la vez todo aquello que pueda suponer adoración, oración pausada, estudio de la Escritura, conocimiento de la tradición. Solo lo humano. Solo.
Invito a comprobarlo desde mil frentes. Hagan el favor de leerse documentos o escritos del santo padre. Observen las campañas institucionales de la Iglesia, deteniéndose especialmente en Cáritas y Manos Unidas. Hagan penitencia leyendo las sesudísimas reflexiones de los más conocidos progre teólogos. Nada de Dios, de catecismo, de trascendencia. Todo es inmanencia, lo de aquí, lo de al lado, el desvalido y la misericordia light como disculpa de todos los errores.

Posiblemente algún buen amigo común me propine un tironcillo de orejas, pero no me voy a resistir al comentar alguna cosa de los PP. Camilos.
A un servidor lo que digan o dejen de decir catorce obispos anglicanos retirados es algo que me emociona bastante poco. Tampoco me alteran el ritmo cardiaco una declaración del Dalai Lama, las sugerencias pastorales de las católicas por el derecho a decidir o los puntos clave del programa de Iñigo Errejón. Me trae al fresco. Sin embargo, ya ven, por una vez y sin que sirva de precedente, me voy a referir a los catorce obispos anglicanos retirados, a los que algunos periodistas supuestamente expertos en información religiosa, dan el pomposo nombre de ex – obispos. Sin palabras.
La movida comenzó ayer viernes con la recogida del premio que nos ha concedido el grupo de empresas PASCUAL al Economato Solidario de Cáritas de nuestra parroquia, como proyecto social ganador entre los numerosos presentados. Cinco mil euros en metálico, amén de asesoramiento profesional y otros apoyos. Contento por el donativo y, sobre todo, por el reconocimiento a los voluntarios del proyecto, que se están dejando la piel en el intento. Comenzamos hace ahora tres años atendiendo a sesenta familias, y hoy pasan ya de 120, lo que nos lleva a los aproximadamente quinientos beneficiarios, que pueden realizar su compra habitual en el economato con descuentos de entre el 70 y el 80 % con relación al precio de los mismos productos en el mercado habitual.
Menuda cara se le quedó al párroco de N., cuando esa mañana, al organizar el siguiente fin de semana, don Jesús, un sacerdote colaborador, le soltó a bocajarro, sin anestesia ni nada, que misas lo que hiciera falta, distribuir la comunión, atender el despacho, hacer papeles, bautizar… Pero que él no volvía a sentarse en un confesionario.