Misa "ad orientem"
Ante todo, conviene aclarar términos para evitar confusiones. Una cosa es la misa por el llamado rito extraordinario, más propiamente según el rito romano en su forma extraordinaria, y otra la celebrar con el actual misal de Pablo VI, en lengua vernácula, pero “ad orientem”.
El cardenal Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, lleva tiempo hablando de esta posibilidad. En resumidas cuentas se trataría de celebrar CON EL MISMO MISAL de ahora, por supuesto en lengua vernácula, pero con la diferencia, muy resumidamente, de que, especialmente la segunda parte de la misa, desde el ofertorio hasta la postcomunión, se celebraría “ad orientem, es decir, el sacerdote y los fieles mirando en la misma dirección: hacia la cruz del señor.

O por lo menos es lo que piensa un servidor. Porque lo de dar de comer al hambriento y de beber al sediento está muy bien, pero se supone que la Iglesia, los católicos, entendemos que el hambre y la sed son de pan material y también de Dios, porque si no conocemos a Dios nos falta lo esencial.
Amigos, muy amigos. Desde niños. Pedro y José. Inseparables. Tan amigos que Pedro de cuando en cuando permitía que su borriquillo se saliera de su linde para colarse en un pequeño huerto de José. Hasta que José, muy amigos ambos dos, le dijo: “amigos, muy amigos, pero el borrico en la linde”. Pues esto digo yo en las relaciones de los católicos con los demás. Amigos lo que haga falta, pero el burro en la linde.
Lo de estudiar historia de la Iglesia, leerse el catecismo, no digamos aprender un poquito de teología de la buena, consultar el Denzinger o los textos de los padres de la Iglesia supone esfuerzo y una buena dosis de humildad para reconocer que uno puede estar equivocado.
Cosas que le cuentan a uno, o que le dejan caer, o que te sugieren… Pero uno no tiene tiempo para hacer de detective ni para buscar todos los pies que tenga el gato.