Cuánto pirado por el Facebook
Esto de las redes sociales hay que ver qué gente tan especial puede llegar a congregar. Tengo cuenta abierta en Facebook no sé desde cuándo, sobre todo para colgar ahí las cosas que voy publicando en Infocatólica y poquito más.
Pues el caso es que todos los días me encuentro con un montón de personas e instituciones que me piden ser agregados al número de mis amigos. Uno, en principio educado, no tiene mayor problema. Agregas y punto. Hoy creo que me ando acercando a los 1.500. No sé si son muchos o pocos, son los que son y me trae sin cuidado. Pero hasta aquí llegó la riada, porque es que ya no sé si reír o llorar.

El verano es época propicia para el esperpento como fruto de los calores y el dolce far niente. Las parroquias bajan el acelerador, las comunidades de base suspenden sus reuniones, muchos grupos de acción caritativa echan el cierre hasta septiembre y, en consecuencia, hay gente que se aburre mucho y sale por peteneras, que es una forma interesante de salir en los papeles.
Normalmente me llevo pocos, porque ya tengo suficientemente avisados y aleccionados a los lectores más habituales, pero nunca es descartable que alguien te salga con su toque de originalidad.
No es infrecuente encontrar en las parroquias laicos encargados del archivo parroquial. Suelen ser personas de confianza que se ocupan tanto de pasar nuevas partidas de bautismo, matrimonio y, en muchos lugares aún, de difuntos, como de emitir las partidas y certificados que puedan solicitarse. No sé si acabamos de ser conscientes de lo que eso significa.





