Marianos y eucarísticos

En el momento actual, cargado de materialismo, María Santísima es un refugio vivo. Es una madre de preocupaciones actuales, de defensas del momento, de recurso en los problemas de la hora presente.

Satanás quiere erigir su dominio en el mundo. Este mundo que quiere vivir sin Dios, marcado por la violencia, el terrorismo, las guerras, la corrupción, el desenfreno sexual, la idolatría, y particularmente el maligno ataque a la institución de la familia según el Plan de Dios.

Dos acontecimientos de alcance mundial y duradero se patentizaron en 1917: las cinco apariciones de la Santísima Virgen en Fátima los días 13 (a partir de mayo) a los tres pastorcillos Lucia, Jacinta y Francisco.

De acuerdo al testimonio de los niños, la Virgen María les había revelado:

Vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado. Si se escuchan mis peticiones Rusia se convertirá y habrá paz. De lo contrario, Rusia propagará sus errores por el mundo, provocando guerras y persecuciones contra la Iglesia; muchos justos serán martirizados, el Santo Padre sufrirá mucho y muchas naciones serán suprimidas.

Rusia (la Unión Soviética) apareció a partir de 1917, como la realización palpable de las fuerzas del mal: persecución sangrienta a los cristianos, cierre de seminarios, imposibilidad de ejercer culto alguno externo, destrucción de los libros religiosos y prohibición de recibir nuevos, selección por el gobierno de los pocos seminaristas que pudieran estudiar en los cuatro seminarios permitidos, propagante atea destructiva de toda religión, eliminación de gran parte de los obispos y sacerdotes o su relegación a los temibles campos de concentración.

Es importante y poco conocida, la extensa carta que Sor Lucía dirigió al Postulador de la Causa de Beatificación de sus dos primos. En ella procura recordar todo lo más importante que la Santísima Virgen les clarificó y el efecto que produjeron las sensacionales revelaciones de María en los tres pastorcitos.

Algunos puntos del contenido a la carta al Postulador son:

1) La Virgen está descontenta porque muchos no han tomado en serio sus advertencias de 1917;

2) Los que se llaman buenos, van por su propio camino sin preocuparse de su Madre;

3) algunos religiosos y sacerdotes olvidadizos de su vocación, arrastran a muchas almas a la condenación;

4) no debemos aguardar revelación alguna ni invitación: cada uno de su propia iniciativa, debe buscar seriamente su salvación;

5) el demonio trabaja seriamente contra las almas consagradas a Dios: sabe que con ellas conseguiría la pérdida de muchas;

6) a Jacinta y a Francisco les impresionaron profundamente dos realidades: la aflicción de María Santísima y la estrepitosa visión del infierno;

7) la mayor parte de la humanidad sigue su camino perverso en actitud obstinada e indiferente;

8) la oración y la penitencia se imponen en están época de corrupción universal;

9) remedio para evitar la catástrofe: el santo rosario y la devoción al Inmaculado Corazón de María.

San Luis María de Montfort, que sufrió tantas tribulaciones difundiendo la Verdadera Devoción a María, nos enseña que para que venga el Reino de Jesús, tiene que venir el Reino de María. Cuando su Corazón Inmaculado derrote las fuerzas del infierno, el Reino Eucarístico de su Hijo Divino se extenderá sobre toda la tierra.

La consagración es una promesa de amor y un don de uno mismo que entrega al Inmaculado Corazón de María, todo lo que somos y todo lo que hacemos, sin ninguna limitación, tal que ella pueda llevarnos perfectamente al Sagrado Corazón de Jesús. Consagrémonos una y otra vez al Inmaculado Corazón de María, ella conduce a sus hijos hacia la victoria. Satanás persigue su talón, así debemos considerarnos el talón de la Virgen, pisoteados y perseguidos, despreciados y dejados de lado. Esto lo debemos aceptar con humildad para poder alcanzar la santidad.

El primer fruto de la consagración al Inmaculado Corazón de María es siempre un fruto eucarístico. La consagración mariana nos lleva a vivir una espiritualidad eucarística, porque la veneración a la Madre de Dios y la adoración eucarística de Jesucristo en el Tabernáculo van juntas como las dos caras de una misma medalla. Mientras más se adora a Jesús, más intensamente se venera a Su Madre, y mientras más se venera a María más profundamente se adora al Salvador eucarístico. Su Corazón triunfante nos llevará al Corazón Eucarístico de Jesús Triunfante.

No serán sin duda las discusiones, ni los planes y proyectos pastorales los que renovarán la Iglesia. El Rey Eucarístico le dará a su Iglesia la fuerza para su renovación, de ahí que, lo central de todos los trabajos y planes pastorales debe ser la oración y nuestro amor a la Eucaristía a través de más horas de adoración al Santísimo.

3 comentarios

  
Catholicus
Ya era hora de que algún comentarista se hiciese eco.
No solo es Fatima, son todas las apariciones Marianas y demás profetas ortodoxos los que avisan de una ayuda necesaria para nuestros tiempos:

La Consagración al Inmaculado Corazón de María, como refugio ante lo que viene. Toda la red católica está llena de instrucciones sobre como realizar esta Consagración según San Luis María.
06/05/13 4:15 PM
  
Roque
Precioso artículo, en serio, y muy profundo además. Justamente trata de los dos temas que son los más característicos de nuestra fe católica. La Adoración al Santísimo y el amor a la Eucaristía junto con la veneración y entrega total a Nuestra Santísima Madre María. Despues de leer algo así, me siento confortado y pleno con las verdades que compartimos los hermanos. Saludos cordiales.
06/05/13 5:03 PM
  
vicente
fundamental: eucaristía, comunión, adoración, confesión y santo rosario.
07/05/13 8:38 AM

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