InfoCatólica / Contra corriente / Archivos para: Julio 2013

29.07.13

¿Somos trigo o cizaña?

En uno de los viajes de Jesús a Jerusalén, no quisieron los samaritanos darles alojamiento porque odiaban a los judíos, los dos hermanos Juan y Santiago se acercaron a Jesús y le dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que los consuma? Pero Jesús  dándose vuelta los reprendió, y pasaron a otra aldea (Lc 9, 54-55).

La petición era ridícula, porque no hacía falta que ellos pidieran nada, pudiendo hacerlo el mismo Jesús. La mansedumbre es la característica de Jesús, pero no de sus apóstoles, y a modo de los apóstoles muchos afirman también: Hay cantidad de malvados, ¿por qué Dios no los elimina?.

Jesús dio una respuesta indirecta en la parábola de la cizaña (cf. Mt 13, 24-29). El propietario del terreno que ve crecer la cizaña y el trigo, no la arranca inmediatamente, les da tiempo para que ambos crezcan, cuando ya están maduros se distinguen muy bien las dos espigas, por lo que es más fácil cegar el trigo y llevarlo a los graneros y quemar la cizaña.

Dios ha dado libertad a cada persona, para que se guíe según su voluntad, y le da un tiempo medido para que lo aproveche en beneficio de su alma. Durante ese tiempo, toda persona puede ser fiel y seguir a Dios y alcanzar su felicidad eterna, puede ser un malvado que pisotee los dones de Dios y los destruya desgraciadamente, toda vida tiene un final cuya fecha se ignora, y Dios concede a cada uno la posibilidad de una conversión aunque a lo largo de toda su existencia haya sido un malvado. Mientras dure su vida puede buscar y alcanzar el perdón, el buen ladrón lo alcanzó en la última hora de su existencia.

Jesús reprende a los Doce porque ellos quisieron terminar inmediatamente con los malvados, antes de finalizar el tiempo útil que Dios les concediera para su salvación.

Siempre tendemos a juzgar a Dios con nuestro corazón mezquino, más inclinado a la venganza que al perdón, y Dios es diverso como lo mostró en el amplio y desinteresado perdón que concedió hasta a quienes le condenaron y a los que le clavaron en la Cruz.

Perdonó a la Magdalena de tan escandalosa vida, perdonó a cuantos reconocían sus extravíos y estaban dispuestos a solicitar el perdón. Los hombres en cambio pedimos inmediatamente un castigo de destrucción para los demás, pero no lo quisieran para sí.

Santiago y Juan hubieran aniquilado a la población samaritana por venganza, Jesús los condenó porque no habían adquirido su espíritu de comprensión y de mansedumbre.

Si uno examina su propia vida, captará pronto que a pesar de tantas transgresiones como ha tenido para con Dios, Él le ha esperado largamente, porque siempre cabe una sincera conversión en el último momento como el del ladrón en el Calvario y eso es lo que Dios busca, la salvación de todos. Hasta de los más malvados.

De todas sus virtudes nuestro Señor Jesucristo nos pidió que emuláramos dos: su amabilidad y su humildad (Mt 11, 29). Cuando uno de los guardias del Templo abofeteó al Mesías, Jesús simplemente le dijo: Si he hablado mal, muéstrame en qué, pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas? (Jn 18, 23).

El Aquinate coloca a la mansedumbre entre una de las hijas de la virtud de la templanza, así la mansedumbre es una virtud que modera los ímpetus de la ira, inspira sentimientos de paz, tiene en sosiego y tranquilidad al alma, destierra del corazón toda aspereza, todo mal humor, hace tratar al prójimo con humanidad y bondad, y excluye toda dureza de nuestros modales y palabras.

A los violentos que exigen venganza inmediata, Cristo les dirá: aprendan de Mí a ser mansos, a dominar sus pasiones, a amar a los enemigos, a desear que ellos no sean destruidos sino salvados, denles tiempo para que recapaciten y se vuelvan a Dios, solamente cuando hayan desaprovechado todo el tiempo que se les concedió, y suene la hora de su muerte, mientras permanezcan en pecado será la ocasión de destruirlos.

El famoso Padre Fáber dijo: Atacar los defectos de otros hombres equivale a hacer el trabajo del diablo; hacer el trabajo de Dios consiste en atacar los nuestros.

Siete reglas para lograr el auto-control:

  1. Niégate a ti mismo. El temperamento airado busca hacer siempre las cosas a su manera. Buscar la propia conveniencia, la facilidad, la comodidad y el placer engendran el mal humor.
  2. Sé una persona calmada, tranquila o sosegada. No esperes que la gente sea perfecta, ¡tú mismo no lo eres! No maximices las pequeñas fallas. “Una respuesta suave calma el furor” (Prov 15, 1).
  3. En ocasiones pon pies en polvorosa.
  4. Quédate callado. ¡No esperes que todo el mundo piense, sienta o actúe como tú!
  5. Haz concesiones. Da a los demás el beneficio de la duda, es importante saber si algo fue hecho intencionalmente o no.
  6. Cuenta hasta diez. El remedio más grande para la ira es la demora (Séneca).
  7. ¡Ora, ora, ora! Sólo Jesús puede traer paz al alma que es agitada por la tormenta (Jn 16, 33).

25.07.13

Hay una juventud decente

Desde 1984, se han verificado 28 versiones de la Jornada Mundial de la Juventud, que son encuentros de fe convocados por el Papa. Como sabemos, durante estos días el Brasil es el escenario escogido por el Romano Pontífice para reunirse con los jóvenes de más de 180 países que se han dado cita en Río de Janeiro.

Hay quienes critican estos encuentros por las posibilidades de laxitud que se puedan dar por parte de grupos minoritarios, o quien sabe de infiltrados que nunca faltarán, buscando desvirtuar y desprestigiar.

Este fenómeno ya lo había profetizado Jesús: muchos son los llamados, pero pocos los elegidos que llegan hasta la meta. Muchos los que reciben la invitación personal, pero escasos los que se entregan a Él para ser enviados como apóstoles salvadores de la humanidad. Abundan las promesas y los propósitos, pero no sirven de nada. Ya lo manifestó Jesucristo: No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos.

Obviamente en estas grandes concentraciones, como sucede en toda forma de reunión, por más religiosa que pueda ser, habrá quienes se aparten del camino o del objetivo. El mismo Jesús se encontró con esas situaciones, como cuando algunos de sus apóstoles disputaron y pidieron los primeros puestos. Judas traicionó a su Maestro por dinero. También de las JMJ unos sacaran mucho provecho, y otros pasarán sin que la sombra del Sucesor de Pedro les haya servido de nada pues habrán desaprovechado esa gracia.

Pero hay una juventud valiente, noble, luchadora por los valores humanos. No todos los jóvenes han heredado de sus padres y familiares el amor al juego, al sexo, a la droga, al alcohol. Hay jóvenes limpios, con elevados ideales aunque viven en un mundo de tentaciones provocadas por sus mismos engendradores.

La prueba la están dando estos días los más de 350.000 jóvenes que se han dado cita en la JMJ 2013, además de los 60.000 voluntarios que apoyan a la digna verificación del evento.

Durante los días previos, los peregrinos, no turistas, han estado en diferentes diócesis de ese país continente, y además de concurrir a los magnos actos de fe juvenil, participan cada día de las diferentes catequesis que se imparten en 26 idiomas y en 273 sub sedes, en las que los jóvenes oyen hablar de Jesús y de su seguimiento en su propia lengua y con el gozo de un encuentro amistoso entre desconocidos, pero unidos por una misma fe.

El Papa ha dicho durante su homilía en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida:

El «dragón», el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza. Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros.

José Luis Martín descalzo, sacerdote que tuvo gran experiencia humana en todos los estamentos de la sociedad, y con una lámpara como la de Diógenes, sale a visitar nuestras avenidas, y en su ensayo «Razones para la alegría» nos transcribe sus experiencias:

Es cierto que jamás se vieron tantas caras aburridas y desilusionadas. Y que parecen abundar entre los jóvenes más que entre los adultos. ¿Qué es la droga sino un último afán de escapar de la realidad, como quien, hastiado de los sabores cotidianos, solo tiene paladar para los estridentes? “Tengo un aburrimiento mortal”, nos dicen a veces. Y es cierto: viven en un aburrimiento asesino, que lentamente va asfixiando sus almas”.

Y quizás el gran error está en que hemos pensado que el aburrimiento se mata con diversiones. Y la experiencia nos demuestra a diario que las diversiones son, cuando más, un paliativo, una aspirina que calma el dolor, pero no cura la enfermedad. Quien, porque se aburre, no encuentra otra salida que irse al cine o una discoteca, tiene una gran probabilidad den seguir aburriéndose de otra manera en el cine o en el baile. Contra el vacío, la solución no está en cambiar de sitio, sino en llenarse.

Hay que llenarse de algo trascendente. Hay que hallar un ideal que sacuda el adormecimiento y excite la atención. Hay que aprender una afición que, al par que sea útil, resulte excitante para arrojarse a ella. Hay que enamorarse de un ideal permanente, relacionado con la persona misma, y entregarse a su realización.

¿Qué duda cabe de que la mayoría de los jóvenes peregrinos, desean demostrar que mientras hay muchos miles o millones de jóvenes atrapados en las redes de las drogas, del sexo, o del alcohol, existen muchos miles, para quienes la vida es esfuerzo, es lucha permanente contra los vicios, es gozo de estar unidos a Jesús, es esperanza de que existe un más allá atractivo?

(Dedicado a mi sobrino Stéfano peregrino a la JMJ 2013)

22.07.13

Torre de Babel doctrinal

Nuestro Señor Jesucristo puso de aviso a sus discípulos que así como Él ya había sido perseguido lo serían también ellos, simplemente porque predicaban una doctrina en la que condenaban al malvado.

Vemos cómo los fariseos y los escribas, especialmente en la última etapa de su predicación, no tienen más que un objetivo: desacreditarlo ante el público que lo escucha con gusto, pero no por eso debemos extrañarnos de que hoy mismo hay muchos y muy poderosos enemigos de Jesús, de su Iglesia, y de los responsables más conspicuos de la misma.

A propósito del actual debate respecto de la despenalización del aborto, en una página web de grupos feministas radicales, que junto a otros lobbies, agitan aguas para lograr sus perversos objetivos, un comentario dice lo siguiente:

«Basta ya de tantas encíclicas y recomendaciones, ya somos bastante mayorcitos y tenemos la suficiente conciencia para hacer lo que nos permite nuestra libertad y voluntad. El matrimonio, el aborto y la utilización de métodos anticonceptivos tan sólo dependen de nosotros mismos, y de nadie más. Que el Papa se jubile y nos deje en paz».

Pienso: quien ha escrito ese comentario o no es católico, o es católico. Si no es católico no debiera molestarse porque el Papa escriba encíclicas y recomendaciones que sirven muchísimo a quienes desean seguir a Cristo en la actual confusión doctrinal de la sociedad.

Nos hacen un gran favor los Papas, señalándonos las situaciones contrarias a la moral de Jesús. Es asunto de la Iglesia Católica, y a quien no desea ser seguidor de Jesús, no debiera importarle ni molestarle que el seguidor por Él elegido  que es el Papa, recuerde a sus fieles cuál es el camino del Evangelio, y de qué doctrinas y prácticas ha de apartarse.

Pero, ¿si quien escribió el comentario es católico? Su actitud resulta bastante preocupante y condenable. Ningún seguidor de Cristo puede afirmar ser fiel a su doctrina, admitiendo una concepción distinta del matrimonio: Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó (Gen 1, 27), o admitiendo el divorcio que Cristo ya condenó: Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre. No puede ser fiel a su bautismo, defendiendo el aborto, crimen abominable, según el Concilio Vaticano II.

Afirma que la moralidad de sus actos depende simplemente de su voluntad. Si leyere las encíclicas y documentos de los Papas, no los lea, no escuche sus discursos, cambie de cadena televisiva cuando aparece el Papa, pero recuerde que la interpretación tan libre de las leyes divinas, le coloca fuera de la Iglesia.

Querer ser dios y vivir sin Dios lleva al ser humano a la ruina total. La edificación y el derrumbe de la Torre de Babel, nos presentan claramente hacia dónde conduce el alejamiento del hombre de Dios y sus semejantes, y nos muestran también, que el intento del hombre por llenar su nada, por crearse a sí mismo, haciéndose de ese modo dios, nunca prosperará.

La Biblia nos muestra el drama humano en toda su realidad, el bien y el mal, las pasiones, el pecado y sus consecuencias. Cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, encerrándose en su propio egoísmo y poniéndose en el puesto de Dios, acaba sembrando la muerte (…) Pero, con frecuencia, lo sabemos por experiencia, el hombre no elige la vida, no acoge el «Evangelio de la vida», sino que se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque vienen dictadas por el egoísmo, el propio interés, el lucro, el poder, el placer, y no son dictadas por el amor, por la búsqueda del bien del otro. Es la constante ilusión de querer construir la ciudad del hombre sin Dios, sin la vida y el amor de Dios: una nueva Torre de Babel; es pensar que el rechazo de Dios, del mensaje de Cristo, del Evangelio de la Vida, lleva a la libertad, a la plena realización del hombre. El resultado es que el Dios vivo es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen un embriagador momento de libertad, pero que al final son portadores de nuevas formas de esclavitud y de muerte“(Francisco, 16-VI-2013, Jornada “Evangelium vitae”).

La Iglesia tiene tanto el derecho como el deber de formular y enseñar su doctrina social, y por ello nunca ha aceptado la pretensión de querer reducir el hecho religioso a la esfera meramente privada (Juan Pablo Magno, 2-XII-78, Mensaje a la ONU). Ciertamente el hombre puede organizar la tierra sin Dios, pero al fin y al cabo, sin Dios no puede menos que organizarla contra el hombre (Paulo VI, Populorum progressio, 42).

Al joven que le pregunta qué debería hacer para entrar en el Reino de los Cielos, Jesús respondió escuetamente: Guarda los mandamientos. Lo que significa: aprende los mandamientos, respeta los mandamientos, trata de cumplir con perfección los mandamientos, con una actitud de sincera sumisión, y no, con esa infatuada soberbia de quien se considera tan importante como el mismo Dios.

18.07.13

Purgatorio, Escapulario y «teología del vestido»

San Simon Stock recibe el escapulario

El 16 de julio de 1251, la Madre de Dios le manifestó a San Simón Stock el Escapulario del Carmen con esta promesa: Quienquiera que muera revestido con este santo Escapulario no sufrirá el fuego eterno.

¿El Escapulario tiene alguna importancia en el día de hoy?

Pertenece a los «pia populi christiani exercitia», a los ejercicios piadosos del pueblo cristiano, tal como dice el Concilio, a las prescripciones y reglas de la Iglesia. Y es que el Escapulario es un sacramental, y el llevarlo significa hacerse acreedor de grandes indulgencias (Dr. Rudolf Graber, Obispo de Ratisbona).

Cuatro razones existen por las que este sacramental es tan poderoso:

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15.07.13

La Virgen del Carmen en Hispanoamérica

Desconstrucción mariana (6)


La devoción mariana es una de las expresiones devocionales más extensa y persistentemente acogida por los pueblos americanos, que constituyó no solamente un factor importante sino decisivo para la evangelización del Nuevo Mundo, así lo reconocen los obispos latinoamericanos en la Conferencia de Santo Domingo:

«Su figura maternal fue decisiva para que los hombres y mujeres de América Latina se reconocieran en su dignidad de hijos de Dios. María es el sello distintivo de la cultura de nuestro continente. Madre y educadora del naciente pueblo latinoamericano» (SD,15).

En ese catecismo mariológico, la festividad de nuestra Señora del Carmen es uno de los regalos que más debemos apreciar. De gran raigambre en España, la festividad de Santa María del Monte Carmelo, fue extendida mediante Bula del Papa Benedicto XIII en 1725 a Hispanoamérica, entonces colonia española, un año después ampliada también a toda la Iglesia por el mismo pontífice.

La universal devoción del Carmen, ha arraigado profundamente en el catolicismo latinoamericano; y se ha extendido hasta el último rincón que habla la lengua castellana. Si consultamos el Calendario Litúrgico de Bolivia encontraremos la señalización de que nuestra Señora del Carmen es la Patrona religiosa de Bolivia.

Durante las  guerras de Independencia los insurrectos invocaron la protección de la Virgen María según la devoción más arraigada en cada uno de los países v. gr. Guadalupe en México, el Carmen en Chile, asimismo en Bolivia.

El 16 de julio de 1809, el caudillo de la insurrección en la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, D. Pedro Domingo Murillo

«acompañado de dos miembros del Cabildo eclesiástico, avanzó hasta el altar, se puso de rodillas ante la imagen, y respondiendo a unas palabras del Deán, puso una mano sobre el misal y besó la cruz de la espada, reiterando así  su juramento de defender la Religión Católica y la Patria sobre todas las cosas» (Cfr. Cortes, Sobre la Cruz de la Espada, La Paz 1957).

«Consolidada la independencia, esas devociones nacionales, ya de origen colonial, tomaron nueva envergadura como factor religioso y aun de identidad nacional».

El beato Papa Pío Nono, por Breve de 27 de junio de 1852, declaró a la Bienaventurada Virgen María, bajo la advocación del Carmen, Patrona de Bolivia, Breve Pontificio, que el Congreso Nacional mediante ley especial aprobó, declarando a la Virgen del Carmen patrona de Bolivia, posteriormente el 11 de octubre de 1948, el mismo Congreso con el decreto correspondiente la declaró, Generala del Ejercito Nacional.

Resulta chocante la afirmación de una periodista refiriéndose a la inauguración en Oruro (febrero 2013), de la imagen mariana más alta del mundo, dedicada a la Madre de Dios en su advocación de nuestra Señora de la Candelaria (del Socavón), quien escribió sentirse:«fascinada por el exceso ante el altar de la Pachamama, virgencita del Socavón».

Es que, «el indigenismo, el nacionalismo religioso, el pluralismo de religiones, son tendencias relacionadas entre sí, que se han ido acentuando» en los últimos decenios,

«los aspectos más negativos de la Teología de la Liberación se conectan también con esas tendencias. Suele haber en el trasfondo de ellas una exaltación de las religiones naturales y autóctonas pre-cristianas, que devalúa gravemente a Cristo y a la Iglesia, como “sacramento universal de salvación”. En ocasiones la unión sincretista de esas religiosidades naturales –hindúes, budistas, aztecas, incaicas, etc.,- con el Evangelio conduce a una falsificación profunda de la fe católica» (Iraburu, Mala doctrina, 48).

Ya en el siglo XVI ante quienes miraban como sincretismos o favorecimientos idolátricos las manifestaciones marianas populares, por ejemplo en las multitudinarias expresiones devocionales hacia nuestra Señora de Guadalupe, en sentido de que «la enorme concurrencia de masas hacia ella, pudiera tornarse fácilmente como una sustitución de la diosa Tonantzin», Robert Richard, el historiador de la conquista espiritual de México escribió:

«Qué más da que, para honrar a la Virgen de Guadalupe, el indio de hoy realice el gesto que hacían sus antepasados para honrar a Tonantzin, si lo hace con la intención de honrar a la Virgen y no a Tonantzin. A nuestro parecer, es tan poco serio considerar estas fiestas de sustitución como supervivencias precortesianas como identificar el uso del latín en la Iglesia con una supervivencia del paganismo romano» (La conquista espiritual de México, Paris 1933).

En el abanico de publicaciones de la pseudo «teología india» encontramos afirmaciones que señalan a la evangelización inculturada como una «super-posición, re-interpretación  y transculturación de divinidades» y como queriendo dar a entender que las «religiosidades y cosmovisiones» alcanzaron «las máximas alturas a que ha podido llegar la mente humana en su reflexión sobre Dios».

La necesidad de objetividad nos impela a recoger esta expresión de la Encíclica Redemptoris missio:

«Al desarrollar su actividad misionera entre las gentes, la Iglesia encuentra diversas culturas y se ve comprometida en el proceso de inculturación. Es ésta una exigencia que ha marcado todo su camino histórico»(52),

la misma Redemptoris missio, n. 54 coloca las condiciones fundamentales para una correcta inculturación: «La inculturación en su recto proceso debe estar dirigida por dos principios: “la compatibilidad con el Evangelio y la comunión con la Iglesia universal".»

No son únicamente gestos, sino que hay una meta deliberadamente construida para desconstruir la devoción mariana hacia el culto panteísta de la Pachamama (madre tierra), en un forzado proceso que se quiere hacer transitar desde una «despachamización» del campo, (por la «fuerte influencia modernizante», «todos los rituales de producción, decaen, se transforman en folclore y tienden a desaparecer»), hacia una «pachamización» urbana. Es decir, 1) efectivizar una sincretización del culto mariano con la Pachamama, y luego, 2) sustituir el culto mariano por un culto a la Pachamama, en una forzada y consecuentemente pseudo espiritualidad.

Y no se trata solamente de una devoción local: “Copacabana, El Socavón de Oruro, Urcupiña, La Tirana, Las Peñas, Ayquina, etc, en todos ellos se venera la Virgen María –del Carmen, del Rosario, de la Candelaria, etc., pero siempre es la Virgen con rostro de la Pachamama” (Pachamama, la Virgina, la que creó el mundo y la que fundó el pueblo, P. Juan van Kessel), es decir que, no hubo y no debe haber inculturación, sino sincretismo puro y duro.

Como afirma el P. José María Iraburu: «la peligrosidad del nacionalismo exacerbado es muy grande. En lo político lleva fácilmente a la guerra. Y en lo religioso, a la apostasía».

Nuestra Señora del Carmen, ruega por nosotros