11.01.23

El P. Ravasi dictará una conferencia en Madrid sobre la lucha del mundo contra Cristo en la Historia

Se espera con renovada expectación una nueva visita del P. Javier Olivera Ravasi a España, pues es uno de los sacerdotes de referencia de la Hispanidad y es muy querido y seguido en nuestro país, principalmente a través de su web Que no te la cuenten y del blog en este portal del mismo nombre.

Siempre que tiene ocasión aprovecha para venir a España con un buen numero de jóvenes entusiastas por peregrinar a los lugares más emblemáticos de la Madre Patria, hoy en decadencia, pero que en su día evangelizó todo un continente. Un acto de gratitud a aquella nación, llamada el brazo de Dios en la tierra, por plantar la buena semilla del Evangelio allende los mares.

Organizada por la asociación juvenil Luz de Trento, el próximo martes 17 de enero dictará en el espacio Ardemans de Madrid a las 19:30 la conferencia titulada: “No queremos que este reine sobre nosotros”.

Nos hemos puesto en contacto con el P. Ravasi, que explicita brevemente el tema de la conferencia:

Evidentemente me baso en el texto bíblico en el que los judíos no quieren que Cristo reine sobre ellos, como se puede ver en la famosa parábola de los viñadores homicidas.

Intento analizar desde una perspectiva histórica como el mundo no ha querido que Cristo reine en la Historia, desde las persecuciones del Imperio romano, pasando por los arrianos, los bárbaros…hasta actualmente con el progresismo. Desarrollo a lo largo de la Historia y de la Historia de la Iglesia la lucha del mundo contra Cristo”.

Por último nos habla de otra conferencia que dará en Valencia:

Allí pronunciaré una conferencia titulada “Vivir en Cristo en 1984”. Es un análisis de la novela de Orwell partiendo de la realidad actual. O mejor dicho al revés, lo que nos pasa en la realidad, a partir de la novela de Orwell, que es un gran clásico de la literatura del siglo XX”.

Sin duda dos temas apasionantes y muy relacionados con la actualidad del hombre de nuestros días. Para que no se la cuenten, no se las pierdan.

Por Javier Navascués

3 comentarios

  
Pedro de Madrid
Solo me consuela lo que dijo Jesús a sus apóst oles "Estaré con vosotros hasta el fin del mundo"
12/01/23 7:57 AM
  
Maria M.
Me parece una noticia fantástica!!! El P. Ravasi tiene un gran don para comunicar y lo hace extraordinariamente. Su Vocación sacerdotal sus entrevistas, videos, conferencias, escritos....etc son un Regalo para toda La Iglesia. Ave Maria!¡¡
¡¡¡ Qué maravilla que rl P. Ravasi se sienta cercano a nuestro País tan perseguido y castigado pero tan pleno de frutos de Santidad a través de la historia....
13/01/23 9:28 AM
  
Manuel Caldas
Pregunta para el Padre Javier Olivera Ravasi: vendrá a Portugal, a Fátima?
13/01/23 9:24 PM

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10.01.23

Amadeo Santiago: "La Misa cantada requiere una preparación y un esfuerzo que hay que valorar"

Santiago Amadeo, creador de la iniciativa Verbum Gloriae, explica la importancia del canto gregoriano y el esfuerzo que requiere preparar bien la Santa Misa cantada. Un trabajo que hay que valorar.

1 comentario

  
Curro Estévez
Me ha encantado. Magnífico el testimonio y la obra de este chico. Muchas gracias por su difusión.
10/01/23 10:18 PM

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9.01.23

Elogio de la austeridad y de la vida interior

Pasadas las fiestas navideñas, que suelen ser un gran derroche de consumo conspicuo y en donde se tiende a gastar más de la cuenta, viene inmisericorde la llamada cuesta de enero, en donde acusamos los excesos superfluos que se dilapidan en Navidad. También a veces se sufren los excesos gastronómicos y etílicos y una profunda acidez de estómago y mal humor. En definitiva, si no se han vivido cristianamente dejan un gran vacío y un abismo de tristeza.

Las navidades cada vez son más descafeinadas en nuestras ciudades secularizadas, sin villancicos, con cabalgatas dirigidas por ayuntamientos laicos, sin alma. Solo buscando verdaderos refugios espirituales se puede vivir el misterio navideño, pues nada en las calles invita a recogerse. Masificación entre ruidos estridentes y espejismos de neón, que secan el alma y hielan el ánimo.

Hoy en día que todo el mundo se queja de la subida de la luz, de la gasolina, de los propios alimentos… quería reflexionar sobre la importancia de acostumbrarse en general a llevar una vida austera y sobria, como el Niño que ha nacido en Belén. Esto no quiere decir que no se pueda hacer alguna excepción en algún momento especial, siempre y cuando no nos apeguemos a ello, pues es frecuente en los momentos de tristeza darse un capricho, buscando una consolación, aunque eso es paliar el síntoma sin ahondar en la causa.

A veces creemos que el mucho gastar nos va a dar una sensación placentera, incluso algo parecido a la felicidad, cuando en realidad es vana ilusión. No solo no nos llena, sino que nos deja una sensación de insatisfacción y con frecuencia de remordimiento por haber gastado más de la cuenta. En el fondo lo que nos duele es no haber tenido auto dominio y el gasto nos ha dominado a nosotros y no al revés en el frenesí del consumismo.

Por eso es bueno en la medida que se pueda, tener hábitos de vida austeros y virtuosos durante todo el año y pensar hasta que punto determinados lujos son necesarios o nos van a aportar algo. Hay gente que si no gasta no sabe que hacer, ha perdido el gusto de dar un paseo, ir a una biblioteca o a una capilla y rezar en silencio. Necesita constantes estímulos para los sentidos, vive en lo exterior y cada vez encuentra más vaciedad en las cosas.

Una buena comida, puede estar muy bien de vez en cuando, pero acompañada de una buena compañía y una buena conversación. Celebrar la amistad es lo que importa, la comida en sí es un envoltorio que lo puede hacer más agradable, pero que en el fondo no es nada.

Da mucha paz tener hábitos austeros y sencillos, aprendiendo a valorar las pequeñas cosas cotidianas y buscando el gozo en lo interior, en lo que es invisible a los sentidos, como dijo el zorro al principito en la inmortal obra de Saint-Exupéry.

Me despido con unos admirables versos del poema Elogio de la vida sencilla de José María Pemán, que compendia bellamente las ideas que he expresado.

Conciencia tranquila y sana
es el tesoro que quiero;
nada pido y nada espero
para el día de mañana.

Y así, si me da ese día
algo, aunque poco quizás,
siempre me parece más
de lo que yo le pedía.

Ni voy de la gloria en pos,
ni torpe ambición me afana,
y al nacer cada mañana
tan sólo le pido a Dios

casa limpia en que albergar,
pan tierno para comer,
un libro para leer
y un Cristo para rezar;

que el que se esfuerza y se agita
nada encuentra que le llene,
y el que menos necesita
tiene más que el que más tiene.

Por Javier Navascués

4 comentarios

  
Mary Poppins
Bella y profunda reflexión, muy bien coronada por el poema.
09/01/23 1:37 PM
  
Belen
.....amor de Dios!!!!
09/01/23 9:38 PM
  
alma
Que gran verdad y que difícil de alcanzar en nuestra sociedad, alejada de Dios y de la transcendencia verdadera.
09/01/23 9:42 PM
  
Miguel Hinojosa
Uno de los mayores retos al que nos enfrentamos como creyentes en nuestro camino de fe y en el mundo en que vivimos es el desapego de las cosas materiales, al punto que nuestra única riqueza sólo ha de ser Dios. Esto lo tenían muy claro los santos que renunciaron a una vida llena de comodidades, para tomar la cruz y seguir a Cristo.

Pero esto es nada fácil. Por eso he dicho al principio que es es uno de los mayores retos que tenemos en nuestra vida de fe.

Esta realidad va muy ligada al primer mandamiento de la ley de Dios.

Amarás a Dios sobre todas las cosas.

Pero sin embargo ¿Cuántas veces anteponemos a Dios por tantas cosas?...

Tenemos mucho que mejorar.
10/01/23 10:12 AM

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6.01.23

Manuel Fernández Muñoz analiza su obra "Eso no estaba en mi libro de historia de los templarios"

Manuel Fernández Muñoz. Escritor y viajero incansable, ha recorrido el mundo y estudiado la espiritualidad de casi todas las religiones, bebiendo de ellas directamente. Ha convivido con chamanes en Sudamérica, estudiado meditación y budismo en la India y ha pertenecido a numerosas escuelas de mística en Argelia, Marruecos, Chipre, Turquía y Siria. Ha colaborado en numerosos programas de radio y televisión, entre los que destacan La Rosa de los Vientos (Onda Cero) y Cuarto Milenio (Cuatro). Ha publicado artículos en prestigiosas revistas, como Enigmas y Año Cero. Autor, entre otros libros, de 50 cuentos para aprender a meditar” (Cydonia). Con Almuzara ha publicado Guía histórica, mística, y misteriosa de Tierra Santa”, “Juicio a Dios” y “El Grial de la Alianza”.

¿Por qué un libro sobre la verdad de los templarios?

Son tantos los bulos que se han escrito sobre los Pobres Caballeros de Cristo que era necesario que de una vez por todas se pusiera en negro sobre blanco la realidad de una orden de caballería que revolucionó la Europa de su época yendo en pos de un sueño: defender los Santos Lugares de la cristiandad.

Hace más de setecientos años Felipe IV el Hermoso, rey de Francia, acusó formalmente a la orden del Temple de escupir y pisotear la cruz, omitir las palabras de consagración del vino y el pan durante la eucaristía, así como de adorar a un extraño ídolo llamado Baphomet. A día de hoy, y a pesar de que se ha demostrado que esas imputaciones no fueron nada más que mentiras para hacerse con los tesoros de la hermandad blanca, todavía muchos, emulando el ejemplo del monarca galo, se atreven a difundir falsedades sobre unos gentileshombres que no dudaron en despojarse de todo lo que tenían, inclusive su propia identidad, para proteger aquello en lo que creían, el legado de Jesús de Nazaret.

Intentando devolverles el honor que algunos pretenden robarles, decidí escribir “Eso no estaba en mi libro de historia de los Templarios”, de la editorial Almuzara, una obra en la que profundizamos no solo en las valientes gestas de los que posiblemente fueron los más audaces guerreros cristianos, sino también en sus profundas convicciones, en su maravillosa fe, así como en la mística que rodeó toda su existencia.

¿Cómo nacen y con qué finalidad?

Los templarios son hijos de las cruzadas pero no tienen en absoluto la mentalidad de los cruzados de 1099. Recordemos que cuando Godofredo de Bouillon y sus hombres tomaron Jerusalén durante la primera cruzada, no dejaron títere con cabeza. Raimundo de Aguilers, cronista de aquella contienda asegura que: “En las calles y plazas de Jerusalén no se veían más que montones de cabezas, manos y pies cortados. Se derramó tanta sangre en la mezquita que se construyó sobre el Templo de Salomón que los cadáveres pasaban flotando”.

Hugo de Payns, el fundador de los Pobres Caballeros de Cristo, estando de peregrinación en Palestina, vio clara la necesidad de crear un ejército al servicio de Cristo que supliera las faltas de los cruzados aunque se dedicase a defender los Santos Lugares de las manos de cualquiera que quisiera amenazarlos de nuevo.

Cuenta la leyenda que, iluminado por la luna llena, el caballero recordó las palabras que Jesús pronunció cuando estuvo frente a Pilato: “Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado.”(Juan 18:36)

Hugo pensó que ellos, los incipientes caballeros de la Orden del Temple, podrían ser esos ángeles que Jesús mencionó al procurador romano, por lo que resolvió reunir un grupo de hombres notables para formar una milicia que defendiera los intereses del Hijo de Dios en la tierra de su heredad.

Al igual que la regla de san Benito recomendaba Ora et Labora – reza y trabaja –, el muchacho se dio cuenta de que no era suficiente con rezar, sino que también había que trabajar para mantener lo que se había conseguido. El Reino de los Cielos, como antaño, sufría violencia, y los violentos lo arrebataban, mientras que los hijos de Dios se empeñaban en poner la otra mejilla, cediendo cada vez más terreno al enemigo musulmán. Por tanto, maduró en su interior, era necesario que también con violencia los pacíficos defendiesen el país donde Jesús vivió.

A diferencia de los cruzados, que únicamente buscaron fama y fortuna, los que quisieran formar parte de la nueva Militia Christi tendrían que convertirse en poco menos que monjes-guerreros consagrados a la bendita tarea de proteger los Santos Lugares del Reino de los Cielos bajo la atenta mirada del Señor.

Esos “ángeles”, a partir del Concilio de Troyes, llevarán atuendos blancos, símbolo de pureza, además de una cruz patada roja concedida por el papa Eugenio III en 1147 para bordarla en el lateral izquierdo de sus hábitos, un poco por encima del corazón, símbolo de la preciosa sangre que brotó del costado de nuestro Señor.

Nacieron como custodios de reliquias importantes.

Hugo de Payns, de regreso a Francia, le contó el sueño que había tenido a su mentor, San Bernardo de Claraval, uno de los personajes más influyentes de su época, quien posiblemente le recomendó que buscase una reliquiapara legitimar su aspiración.

No cabe la menor duda de que los primeros nueve caballeros de Cristo, tras el consejo del monje cisterciense, arribaron a Jerusalén para hacer algo más que rezar y salvaguardar los caminos del ataque de los sarracenos. Incluso desde su nacimiento, no parece que los templarios fuesen una orden de caballería al uso. No eran como los caballeros hospitalarios, que se dedicaban a sanar a los pobres y enfermos. Ni tampoco eran como los canónigos del Santo Sepulcro, que velaban por la seguridad de la iglesia de la Anástasis.

De sus primeros años no se pueden contar que participasen en grandes gestas, ni tampoco que buscasen reclutar nuevos miembros, lo que resulta tremendamente paradójico. Ninguno de los historiadores que reseñaron sus orígenes sugieren que se prodigaran en el auxilio de los más necesitados, ni que sintieran el desprecio que se esperaba hacia los musulmanes, como tampoco que participaran en la defensa de Tiberiades o de Antioquía cuando hizo falta.

Sin embargo, lo que sí conocemos es que esos nueve caballeros, durante casi nueve años, se dedicaron al buscar algo debajo del suelo tanto de la mezquita Al-Aqsa, donde se instalaron, como del Domo de la Roca, al que no dejaban que nadie se acercara, ya fuese judío, cristiano o musulmán.

Con todo, en 1127, Hugo de Payns y cinco de los caballeros iniciales regresaron a Francia quizás con algo que habían encontrado excavando en el subsuelo de la Explanada de las Mezquitas. Posiblemente el Arca de la Alianza. Será a partir de entonces cuando la fama de la Orden se prodigue por toda Europa.

Hay quien afirma que los templarios fueron a Jerusalén buscando tesoros. ¡Eso es absurdo! La mayoría de ellos abandonaron todas sus riquezas en Francia para pasarse nueve años viviendo de las limosnas que les otorgaban tanto los caballeros hospitalarios, los canónigos del Sepulcro, así como por los patriarcas y reyes de Jerusalén. Estoy seguro de que la riqueza que encontraron en el llamado Pozo de Almas, un hipogeo debajo del Domo de la Roca, no tiene nada que ver con oro ni piedras preciosas.

¿Cuál fue su papel en las cruzadas?

Saladino los consideraba “demonios blancos”, puesto que eran los primeros en acudir a la batalla y los últimos en marcharse, luchando como ángeles o diablos dependiendo si el observador era cristiano o musulmán.

El fundamento de la Orden era defender tanto los Santos Lugares como a la población cristiana de los enclaves donde estuvieran amenazados, no amasar riquezas. Sin embargo, el Temple nunca quiso ser una hermandad de monjes mendicantes, ni tampoco de mercenarios que dependieran de los caprichos de unos reyes pagados de sí mismos a los que tener que servir dócilmente para recibir el estipendio acordado.

Al obtener su independencia económica, los caballeros blancos consiguieron también su independencia política, pudiendo quedarse al margen en los conflictos y rencillas que venían enfrentando a las distintas monarquías occidentales.

Sabemos que fueron ellos los últimos en abandonar el País de Jesús durante la toma de Acre en 1291. Y que el último maestre Jacques de Molay se pasó varios años intentando reunir sin éxito a los barones de la cristiandad para intentar recuperar Jerusalén de nuevo.

¿Qué podemos decir de su carácter secreto y esotérico?

Después del Concilio de Troyes, Hugo de Payns le hizo una pregunta a toda Europa: ¿quién está dispuesto a convertirse en un ángel para defender a Cristo? Y la respuesta no se hizo esperar. Tras la bendición del Santo Padre, la fama de la milicia se extendió por todo el mundo conocido y centenares de jóvenes acudieron seducidos por el encanto de portar sobre sus hombros la preciada cruz patada.

Poco a poco, los Militia Christi fueron haciéndose cada vez más numerosos, lo que posiblemente propició que tuvieran que dividirse en dos facciones: la de los iniciados en los secretos de la Orden y la de los militantes de a pie, segundones de buenas familias desconocedores sin embargo de lo que en realidad significaba ser un templario. Externamente nadie podía negar que ambos fuesen clérigos y soldados, pero los primeros además se habían convertido en templos vivos en cuyos corazones permanecía siempre encendida la llama del Señor.

¿Hasta qué punto era incompatible con la ortodoxia católica?

Los Pobres Caballeros de Cristo, durante toda su existencia, estuvieron sometidos a la disciplina de la Iglesia Católica. Vivieron por ella, lucharon por ella y murieron por ella. Pretender otra cosa no es más que repetir una de las villanías que Felipe el Hermoso despreciablemente imputó a los caballeros inmaculados.

Numerosos son los documentos de la época que recogen las declaraciones de algunos supervivientes al asedio de Acre, quienes aseguraron que, lejos de pisotear el madero de Jesús, los templarios solían arrodillarse frente a los restos de la Vera Cruz que custodiaban en sus iglesias, llorando de pasión con mucha mayor fe que la de sus acusadores o correligionarios.

Recordemos que desde la fundación de la hermandad hasta su exterminio, todos los papas respaldaron la labor del Temple. Incluso Clemente V, quien se supone que les dio la espalda cediendo a las amenazas de Felipe el Hermoso, redactaría a escondidas una carta de exculpación, exonerando a los caballeros blancos de los cargos que se emitieron contra ellos. Y no fue poca cosa, habiendo sido amenazado por un rey que ya había asesinado a dos papas, Bonifacio VIII y Benedicto XI.

¿Por qué hay mucha distorsión sobre la verdad histórica de esta sociedad?

En el siglo XVII comenzarán a aflorar en toda Europa movimientos neo-templarios divulgando insólitos manuscritos en los que pretendían hacer creer al vulgo que el conocimiento original que Hugo de Payns encontró debajo del Domo de la Roca seguía vivo a través de diferentes iniciados, los cuales ahora formaban parte de distintas sociedades secretas, entre las que destacaban masones y rosacruces.

Huelga decir que nada de esto era real y que muchos de los grupos pseudo-espirituales que se hicieron llamar templarios jamás defendieron los valores y la fe de quienes pretendían emular.

Como muestra de tanta ignorancia, a mediados del siglo XVIII el mago y escritor Eliphas Levi – Alphonse Louis Constant –, entroncado íntimamente con diversas logias de su época, se dedicará a divulgar la extraña idea, sin base argumental alguna, de que el Baphomet era en realidad la imagen de un macho cabrío barbado, con dos cuernos, senos femeninos, manos humanas y pezuñas de íbice. Una estampa que desafortunadamente ha llegado hasta nuestros días haciendo creer a muchos incautos que el Temple era una hermandad satanista que se dedicó a adorar al diablo y a asesinar a niños pequeños en nombre de Lucifer. Algo tan absurdo como decir que la Tierra es plana.

En lengua provenzal, una baphomería no era nada más que una mezquita, el lugar donde se rendía culto a Mahomet o Baphomet. Es decir, a Mahoma o Mohammed. En la Edad Media, los europeos creían que los musulmanes rendían pleitesía a la cabeza de su profeta, la cual mantenían embalsamada debido que en algunas ciudades como Damasco, Acre, Estambul, Konya y Qairuán se conservaban reliquias de los pelos de la barba de Mahoma en relicarios que solían esconderse en alguna de las paredes laterales del edificio religioso.

Cuando Felipe el Hermoso acusó a los templarios de adorar al Baphomet, lo que realmente estaba diciendo es que se habían convertido al islam. Algo obvio para los cronistas de la época y para los estudiosos de la auténtica orden del Temple, pero totalmente desconocido para los divulgadores de falsos mitos y mentiras a medias.

¿Qué es lo que hace que se preste tanto a la leyenda?

Son tantas las preguntas que los Pobres Caballeros de Cristo dejaron sin contestar, que hoy siguen encandilando a millones de historiadores, buscadores de enigmas y aficionados al misterio, los cuales no han dudado en echarse a los caminos - tanto físicos como literarios -, para recorrer lo que todavía queda de los antiguos pasajes que conducen a los castillos y encomiendas de la Hermandad Blanca, anhelando encontrar en las piedras de sus edificios las huellas de un saber oculto que tal vez el tiempo, aliándose a los caballeros francos, haya respetado y mantenido.

Desde que la cofradía viera la luz, allá por el 1118 o 1119 d.C., las gestas de estos gentileshombres de vestiduras inmaculadas y cruces rojas han corrido como la pólvora tanto por oriente como por occidente. A la vera del fuego del hogar, los ancianos no han dejado de relatar las nobles hazañas de unos extraños monjes-soldados que arribaron a Tierra Santa y a Santiago de Compostela para defender los intereses de la cristiandad, desfaciendo entuertos y amparando a los peregrinos del ataque de los sarracenos y salteadores de caminos.

Poco a poco, la historia fue convirtiéndose en leyenda, y la leyenda acabó entrando en el reino de los mitos, proveyéndolos de un halo de misticismo que ha perdurado hasta nuestros días.

Por lo tanto era muy necesario aclarar qué hay de verdad y qué de mito.

En mi obra: “Eso no estaba en mi libro de historia de los templarios”, de editorial Almuzara, demuestro que la espiritualidad de la Orden del Temple estuvo ligada a las más destacadas reliquias del catolicismo, como el Arca de la Alianza, el Sudario de Cristo, la Lanza de Longinos y la Vera Cruz.

Siempre que Dios está dentro de nosotros, el ser humano puede convertirse en un templo vivo para el Señor. Es decir, en un caballero templario. Pero lo más destacado, lo más novedoso y emocionante será descubrir cómo en las crónicas del Santo Grial se esconden las gestas de estos caballeros blancos, de los reyes y reinas de Jerusalén, así como de los paladines que intentaron encontrar la copa donde se recogió la sangre de Cristo en la Última Cena. Una copa que no puede ser alcanzada porque realmente pertenece al mundo de los sueños, por lo que, para vislumbrarla, tendremos que soñarnos también a nosotros mismos.

Por Javier Navascués

3 comentarios

  
El gato con botas
No se menciona que los templarios también actuaron de banqueros como custodios de los dineros de peregrinos que iban in benían y que generaron una gran riqueza que era la que quería el malhadado rey frances (¡francés, vaya por Dios!).
Para mí el mayor error que ha cometido la Iglesia Católica en su dos mil años fue este de la disolución de los templarios, pues, al acabar con la mayor banca cristiana, dejó campo libre a la hebrea con el resultado que ya sabemos: quinientos años depues, los hebreros financiaron la revolución francesa y el comienzo del fin de la Iglesia Católica.
06/01/23 8:56 PM
  
Federico
Me parece fenomenal que se restituya el buen nombre de los templarios, pero para hacerlo tampoco hay que manchar el nombre de los demás cruzados. Eso de que los demás cruzados sólo buscaban fama y fortuna es sencillamente mentira. Muchos la buscaban y de hecho hicieron barbaridades, pero la gran mayoría acudía a Tierra Santa como peregrinos armados sabiendo que iban a morir allí o en el mejor de los casos volver arruinados. En este sentido, es muy recomendable el libro de Jean Flory sobre la caballería medieval para entender la mentalidad cruzada.
En resumen, aplaudo a este señor por intentar combatir la leyenda negra sobre los templarios. Pero eso no se puede hacer alimentando otra leyenda negra sobre el conjunto de los cruzados.
06/01/23 10:09 PM
  
Miguel
Es tiempo para restaurar las órdenes militares. Demasiados hermanos mueren o sufren por ser católicos, por ir a la iglesia, iglesias profanadas con impunidad incluso en Europa.

Una “agencia de seguridad” bajo el símbolo de la Cruz.

Soy director de seguridad, y si algún párroco necesita asesoría para proteger su templo, estoy a su servicio.
07/01/23 12:42 AM

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4.01.23

La suciedad de las calles de Barcelona, reflejo de la decadencia moral de nuestros días

Barcelona era una de las ciudades más agraciadas de España. Las arterias y venas del centro rebosaban vitalidad. El corazón del casco antiguo bombeaba buen gusto y vestigios de la cristiandad medieval. Los edificios modernistas, filigranas pétreas oníricas, se acicalaban de blanco en un pulso contra la contaminación. El barrio gótico era ciertamente seductor. Había cientos, miles de rincones, que hacían las delicias del turista, nacional e internacional y era el orgullo de los barceloneses. El mediterráneo dulcificaba el rigor invernal, que mutaba en primavera perpetua.

La Barcelona de Colau está tan sucia que a una paloma muerta se le puede velar 6 días en plena Gran Vía

Pero actualmente hay que denunciar que la Barcelona de Colau está muy desaliñada, cada vez más sucia, como nunca lo había estado. Esto se debe a la mala gestión de la alcaldesa, no a los barrenderos, que no tienen ninguna responsabilidad de este desastre. Conozco a una generación de barrenderos de 80 años que contempla con dolor la suciedad de la Barcelona actual.

Bajo la belleza de sus calles se esconde un basural mugriento y destartalado, es la Barcelona que no aparece en las postales. Sucia y muy mal iluminada. Sin duda una gran metáfora de la decadencia moral de nuestra sociedad, en la que mucha gente agoniza con el alma sucia y sin luz en sus vidas.

Los que vivimos en la antigua Barcino padecemos crónicamente la porquería de la ciudad. Exceptuando algunas de las calles principales, hoy epicentro de un parque temático de turismo borreguil, la mayoría de barrios, incluyendo el ensanche, están muy sucios y dejados, parecen tercermundistas.

En Barcelona no se recogen las hojas de los árboles que melancólicas se arrojan al vacío en otoño y se amontonan en una fosa común. Lejos de darle un aspecto poético esta hojarasca zombi y vagabunda, en coalición con la suciedad le da un aspecto bastante desagradable. La abundante basura inquieta en los contenedores repletos sale a tomar la fresca a las aceras. El hedor a orín humano y a excrementos caninos son nauseas del averno en muchas calles del centro. La grasa de los coches, los restos de comida y cartón y los vestigios de alcohol y vomitina impregnan de mugre las aceras y se fosilizan. Las gaviotas carroñeras campan a sus anchas en un guano idílico y las ratas abandonan su confinamiento subterráneo. Pronto se instalaran los jabalíes en nuestras calles.

Esperemos que llueva con abundancia y la ducha celeste haga las labores de los servicios municipales y los efluvios pestilentes se batan en retirada. El turismo de borrachera y la legión de ninis y calaña maleducada, nuevos bárbaros, embadurnan cada día de inmundicia una ciudad que se limpia de manera muy deficiente. Por no hablar de los grafitis que enguarran de manera inmisericorde cualquier bonito portal o cualquier vestigio de belleza.

Este fenómeno es universal, pues ciudades tan espectaculares como Roma tienen determinados barrios, incluso las calles del centro, que parecen una auténtica pocilga. Hoy en día que hay más medios que nunca para limpiar y para la higiene, la dejadez y la suciedad de muchas ciudades es cada vez mayor, reflejo de la decadencia moral de los ciudadanos y sus gobernantes.

Por Javier Navascués

3 comentarios

  
Juan Mariner
La calle, el campo, el bosque, los caminos, las carreteras y los edificios son el reflejo del "ser y sentir" de una gente. La "fiesta" continuará en España hasta que quede un euro en cajón; después, ya veremos... Abuelos y padres se han malgastado lo que les correspondía a hijos y nietos.
04/01/23 11:45 AM
  
Luis
"Hoy la gente es muy limpia", no hay mas que ver como están las calles, dada la educación que tiene mucha gente y su respeto hacia los demás.
04/01/23 1:46 PM
  
Fernando
Llevo sin visitar Barcelona desde 2008. No me seduce para nada el ambiente político que se respira en la Ciudad Condal. Empecé a visitarla en septiembre de 1985; contemplé ilusionado como se transformaba para las míticas Olimpiadas del 92. Todos los españoles de bien apoyábamos a la capital de Cataluña, deseábamos que fuera un digno y bello escaparate de una España moderna y respetuosa a la vez con sus tradiciones. Por desgracia la corrupción política, revestida de populismo progre, se ha instalado en esta bella ciudad. Su "flamante" alcaldesa prefiere apoyar a los movimientos okupas (gorrones sin escrúpulos, usurpadores de la propiedad privada) que al turismo dinamizador de la economía. Barcelona pretende emular a La Habana o Caracas.
04/01/23 5:56 PM

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