15.05.21

Agnus Dei presenta un libro sobre oración mental, ideal para los católicos que no saben meditar

La plataforma católica Agnus Dei Prod nos informa de la presentación de un libro para aprender a hacer oración mental. Les dejo con la nota informativa que contiene un número y una dirección de contacto para las personas interesadas en adquirir el libro, que se vende a precio simbólico de 3 euros (más gastos de envío).

La nota dice así:

Nos hemos decidido a realizar este libro de oración mental ante la necesidad que muchas almas tienen de hacer oración y por el desconocimiento que existe sobre el método de hacer oración mental. La tradición nos ha legado el método de oración de los Ejercicios de San Ignacio de Loyola, camino seguro y fiable para llegar al Señor, de intimar con Él, de ser ilustrado por Él. Insuperable método de oración donde el alma quedará del todo plena y satisfecha en sus ansias de Dios, si es constante en ella.

Se requiere un método, una forma concreta de oración para empezar; es necesario que el alma entre en un camino de disciplina y obediencia inicial, de fidelidad al método de oración, para que una vez adentrada en la vida de oración sea el Espíritu Santo quien “coja” al alma y la lleve por donde a Él le plazca; pero esto requiere un tiempo previo de oración, de fidelidad a la oración, de constancia diaria en hacerla, de superar todo obstáculo y apatía, de no sucumbir al desánimo, de vencer todo impedimento.

El libro se ha realizado lo más esquematizado posible, con una exposición sencilla, pero sin faltarle lo esencial; quien lo lea con detenimiento tendrá el conocimiento necesario para iniciarse en la oración mental y en los métodos que se describen en el curso.

Ahora sólo es necesario que surja en el alma el verdadero deseo de santidad, de amar al Señor con todas sus fuerzas: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente (Mt. 22, 37). Ese deseo es el motor que pone en movimiento al alma en su recorrido interior y espiritual de búsqueda de Dios.

Sólo nos resta recordar las disposiciones necesarias que deben acompañar al alma para que esté decididamente resuelta a emprender el camino de unión con Dios en la intimidad de la oración:

1. No ser tibio ni flojo, que es lo que caracteriza al perezoso, sino resuelto y eficaz como es el fervoroso.

2. Ser insaciable, esto es, que no se contente con lo poco que hace, aunque sea todo lo que puede hacer, que desee mucho más, mucho más deseo de santidad y perfección sin llegar a sentirse satisfecho.

3. Ser estable, es decir, que no esté cambiando de actitud, más firme unos días, menos otros; más decidido hoy, menos mañana. Mantener firmeza y estabilidad en la vida de oración y de santidad.

4. Ser constante y perseverante hasta la muerte, sin aflojar o entibiarse por las tentaciones, desánimos, por los malos consejos, manteniendo siempre una actitud de firmeza y viril, como el ciervo que con gran vehemencia corre buscando la fuente de agua en que hartar su sed (Sal. 31, 2 y ss.).

Estas disposiciones son las que acompañaron al Señor en el cumplimiento de hacer la Voluntad de Su Padre; esto debe animar al discípulo a seguir al

Maestro. Así como el Señor ocupó su tiempo en el provecho nuestro, así hemos de aprovechar nuestra vida siguiéndole e imitándole.

El Señor quiere ser amado con la perfección con que Él amó al Padre Celestial (Mt. 22, 37). El Señor dice a cada alma que se propone firmemente ser santo en el camino de la oración mental: Imitadme a Mí, como YO imité a Mi Padre.

Información y adquisición del libro:

[email protected]

Tf: 638.150.336

1 comentario

  
José Luis (OFS)
Aprender a orar es la misión para toda la vida, para estar siempre atentos al Señor, para complacerle en todos los momentos, porque orando suplicando al Señor que nos ayude, y especialmente en los últimos momentos de nuestra vida en este mundo. En la medida que oremos cada vez con más perfección, el enemigo se mantendrá a distancia de nosotros, pues tenemos a nuestro lado a Jesús y a María Santísima, la Llena de Gracia, la Corredentora de la humanidad que quiere salvarse.
15/05/21 12:20 PM

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14.05.21

Último sermón de Mons. José Guerra Campos

ESPERANZA VIVA

Muy estimados superiores, profesores y alumnos de este Colegio del Inmaculado Corazón de María. También yo doy gracias a Dios porque me ha concedido pasar estos días de convalecencia, para mi corazón cansado y un poco desfalleciente, conviviendo con vosotros que sois la juventud emergente, portadores de ilusión y de esperanza. Un contemplador superficial podría decir que yo represento la caducidad, el agotamiento de la esperanza, vosotros representáis la esperanza creciente. Pero no es así, mi alegría profunda proviene de que he comprobado una vez más, que vivimos de la misma esperanza.

Yo tengo tanta esperanza como vosotros, y por tanto soy tan joven como vosotros, aunque con menos vigor y menos ganas de saltar, y menos capacidad de hacer cosas tangibles que se anoten en las crónicas temporales.

A mí me causa mucha alegría haber comprobado, que lo que os anima a vosotros, no es la esperanza que se consume, no es la esperanza de la edad, que ni siquiera merece el nombre de esperanza, porque cuando uno piensa en el joven portador de esperanza, esperanza para la Patria, esperanza para la Iglesia, la esperanza del futuro, tiene que ser franco consigo mismo y responder a una pregunta ¿De todos los sueños, proyectos, ilusiones, aspiraciones que constituyen esta especie de siembra y de germinación inicial, que es la etapa de la niñez, y la primera juventud. ¿Cuál es el resultado seguro, seguro para todos? Y la respuesta es implacable. Cuando los jóvenes de ahora lleguen a un tiempo en que se pueda hablar de logros, lo único seguro es que serán viejos, como lo soy yo. No hablo pues de esa esperanza, aunque es admirable esa especie de ración con que se nace y que desde el primer momento se va consumiendo, de suerte que según pasa el tiempo, y se acerca la hora de la muerte, esa esperanza prácticamente se da por agotada. A mí esa esperanza me interesa muy poco. Yo he visto que vosotros vivís cotidianamente de lo que San Pedro llama “la esperanza viva". Esa esperanza que no se consume, porque es más poderosa que la muerte. Esa esperanza que es capaz de responder a dos preguntas. ¿Es posible confiar en la victoria definitiva del amor sobre el egoísmo? Sí ¿Es posible confiar en la victoria definitiva de la vida sobre la muerte? Sí. Ésa es vuestra esperanza fundamental y es la que garantiza que según pasan los años y cualesquiera que sean las vicisitudes en vuestro curso de vida temporal, seáis siempre jóvenes.

ESPERANZA AUTÉNTICA.

Yo quisiera que alguien en el futuro cantase vuestra juventud inmarcesible a los 90 años, a los 120 años, si a tal nivel podéis llegar. La esperanza auténtica, la que se realiza precisamente al terminar el camino del tiempo. Esta esperanza que es imposible, como es lógico para todo cálculo, para toda técnica humana, es la que nos asegura nuestra condición de cristianos. Por eso como sabéis el Papa Juan Pablo II al referirse al paso del tiempo, acompañado por Jesucristo, al tercer milenio que va a comenzar enseguida, hace una observación preciosa, que los cristianos deberíamos no olvidar nunca, para apreciar la diferencia sustancial entre ser cristiano y no ser cristiano. Toda persona que quiera tener esperanza, necesita buscar la comunicación con Dios, todo lo demás es una engañifa y por eso en el fondo hay tanta melancolía y desencanto en el mundo actual, porque está de vuelta y sabe que no hay ni una solución satisfactoria con el paso del tiempo, en el futuro, porque el futuro será tan débil y tan fugaz como es el presente. Y por eso todo hombre, para ser hombre, para afirmarse como persona, para no ser una simple pieza de la biología, de la física, o un mero combustible de una hoguera colectiva, que luego se disipa y queda en nada, y por tanto es absolutamente vacía, necesita si no ha de renunciar a la esperanza, si no ha de renunciar a la juventud, al menos buscar a Dios. Y todas las formas de religión, incluso ciertas formas de inquietud, que no merece el nombre de religión, pero que refleja un corazón que no se cierra sobre sí mismo, aunque a veces parezca hasta ateo, son búsqueda de Dios.

COLEGIO REALMENTE CIENTÍFICO.

El Papa señala que nuestra condición de cristianos es absolutamente privilegiada. El que busca a Dios, lo busca a tientas. Ser cristiano consiste en haber reconocido que Dios mismo nos sale al encuentro, que el Hijo de Dios se ha hecho hermano nuestro, se ha incorporado a nuestra historia, se ha hecho partícipe de nuestra condición para que nosotros podamos participar de su filiación divina. Y entonces más que buscar nosotros a Dios, dice el Papa, es Dios quien nos busca a nosotros. Y por ser Dios quien nos busca a nosotros, precede su llamamiento. A nosotros nos toca seguirlo, dejarnos acompañar por Él, vivir en unión con Él que es el vencedor del egoísmo, del pecado y de la muerte. Y esto explica que en el Colegio, aparte de la labor de instrucción, de apertura al mundo, de descubrimiento progresivo de nuestra interioridad y de todo lo que nos envuelve, del universo, etc, etc, se considere como parte esencial, la comunión con Dios revelado en Cristo Jesús. Y es un acierto enorme, es la única manera de que un colegio sea realmente científico, si por científico entendemos una actitud de conocimiento, una actitud de corazón, que corresponda a la auténtica realidad del hombre, que lo trate como persona, como hijo de Dios. Y así en este Colegio del Inmaculado Corazón de María, se está cumpliendo y cumplís vosotros, que sois los que lo constituís fundamentalmente, la gran enseñanza del Concilio Vaticano II, muy descuidada por cierto, el cual acerca de la educación dice, refiriéndose a todos los responsables de la educación, no a los católicos solamente, a todos sean quienes sean, Stalin, Lenin, quienes sean: “Que tienen el deber primordial, de satisfacer un derecho primordial de los niños y adolescentes, de los jóvenes que están en edad de educación, los cuales necesitan, no solamente, libertad e información, sino ser estimulados en el conocimiento y en el amor de Dios, y en este caso en el conocimiento y en el amor de Dios, que se ha hecho hermano, se ha hecho accesible, vive con nosotros, a través de todas las generaciones, la Santa Eucaristía, en nuestro propio corazón.

Y todo ello porque podríamos resumiendo decir, que si la juventud meramente de edad, es una engañifa porque lo es, porque es una consunción progresiva de la esperanza hasta aniquilarla.

Los que vivamos con Jesucristo, y con la Santísima Virgen María, su madre, vivimos con el único joven que existe en toda la historia.

A los demás les llamamos jóvenes porque durante unos pocos años así se llaman, pero están de paso, estamos todos de paso. El único joven es Jesucristo, la única joven es la Madre de Nuestro Señor Jesucristo, que en su mismo cuerpo, su vida humana está siempre joven. Sin ningún desgaste, sin ninguna consunción, fuente de esperanza plena y por tanto de vida y de amor. Por eso yo ante todo, y dejando aparte consejos particulares que podrían darse, pero esos os los dan vuestros padres, vuestros superiores, vuestros profesores todos, vuestros tutores, etc, no hace falta que yo insista en ello.

Os invito a que deis gracias al Señor por estar en un Colegio en el cual no se os engaña, no se os recorta, se atiende a la integridad de vuestra vocación, de personas que quieren tener un destino personal, y no diluirse en frases vagas colectivas, que no significan absolutamente nada valioso, y menos en el campo de la esperanza.

VACACIONES CON CRISTO

Y finalmente quisiera recordar, que en una ocasión, lo sabéis muy bien, los primeros discípulos, los apóstoles que vivían con Jesús, después de una faena, una especie de un curso de trabajo, una misión apostólica, oyeron de Él esta invitación tan humana: “Ahora venid conmigo a un lugar tranquilo y descansad un poquito” Unas vacaciones, pero atención a estas vacaciones. Ahora venid conmigo, ahora dejad ese trabajo, esa misión apostólica concreta que Yo os había encargado. Vamos a descansar un poquito. Pero vamos a descansar con Él. Venid conmigo, no hay vacaciones para la comunión con Él, para la oración, para la acción de gracias, para la re conciliación, para el alimento eucarístico. Más aún, aquellos discípulos se encontraron con la sorpresa de que en aquel supuesto lugar tranquilo, se agolpaba una muchedumbre necesitada al servicio de la cual se pusieron inmediatamente, ayudando a repartir los panes de la multiplicación, que eran como el anticipo y el signo del pan definitivo, que es el mismo Señor Jesucristo. Lo cual significa, y este es mi consejo fundamental, que durante el tiempo de vacación, además de mantener, quizá con otros horarios, pero substancialmente las prácticas de oración, de devoción al Señor, a la Virgen María, las prácticas de reflexión, la vida interior, etc, procuréis no olvidar que estáis en medio de una muchedumbre, de otro jóvenes o personas mayores, necesitados de luz, porque sufren un vacío tremendo, una gran desorientación porque han comprobado ya con amargura, que ese vacío no se llena con el permisivismo irresponsable, y mucho menos con formas de prosperidad pasajera. Les falta algo profundo, que es precisamente tener esperanza, tener comunicación auténtica con el que es fuente de victorias sobre el egoísmo y sobre la muerte.

Y entonces será inevitable que de algún modo, sigáis nuestra solicitud apostólica, tratando de señalarles la presencia de Cristo como manantial de esa esperanza.

LA ALEGRÍA DE LA DONACIÓN.

Siempre en virtud de vuestra condición de cristianos, y en vuestro contacto en cualquier ambiente, con las demás personas, trataréis de cumplir las exigencias auténticas del amor, que son tres: Compartir los bienes, preocuparse por buscar el bien de los demás, por evitarles males, darse a sí mismo, que es más bien que los bienes, disponibilidad fraternal, respetuosa, generosa.

Pero esto no basta, porque muchas veces, los consejos de ayuda, de solidaridad, etc, se quedan ahí, en una especie de fraternidad de huérfanos.

El bien supremo no lo podemos dar ni dándole a los demás todos los bienes de este mundo, ni dándonos enteramente a nosotros, ni quemándonos en una hoguera como diría S. Pablo. El bien supremo es la esperanza y el amor de Dios, y eso nosotros no lo podemos dar, sólo podemos darlo anunciando a Cristo y ayudando a llevar a Cristo, a conocer a Cristo. Cosa en que nos ayudará maravillosamente, la Virgen María. Porque ese es su oficio, darnos a Cristo, llevarnos a Cristo, recordarnos que hemos de hacer lo que Cristo nos diga, intercediendo para que no nos desviemos estúpidamente de nuestra comunión con Cristo Jesús. Esto es lo que realmente podrá llenar de vida vuestro tiempo de vacación, para que en el futuro sigáis, los que volváis aquí, manteniendo este espíritu de familia con Cristo, o sea de familia de esperanza, o sea de familia de juventud. No hay más juventud que aquella que tiene esperanza. Y a mí que no me digan que tienen esperanza, los que sólo piensan planes que se van consumiendo según se intenta realizarlos.

Por eso volviendo al principio, os doy gracias porque con vuestra presencia y vuestro modo de ser y de querer ser, en cierto modo me habéis ayudado a mí mismo, a recobrar o reafirmar esa juventud que está por encima del desfallecimiento o del cansancio del corazón y de las fuerzas físicas, e incluso mentales.

Que el Señor, queridísimos hermanos, especialmente a vosotros queridos jóvenes, os conceda muchísima alegría, la alegría de la donación. Que os conceda muchísima libertad, la libertad del Espíritu Santo, que es la libertad de sintonizar con una voluntad, que es la de Dios, la cual nos hace realmente libres. Como diría S. Juan de la Cruz: “Después de hacer el esfuerzo de subir por los vericuetos a la montaña, conociendo nuestros fallos, tratando de encauzarlos, purificándonos, ya en lo alto es como si no hubiese ley, porque en cierto modo, hemos habituado a nuestra voluntad a identificarse con la voluntad de Dios, que es voluntad de amor y entonces todo lo que hacemos en actitud de servicio, de obediencia filial, equivale a libertad, porque brota espontáneamente de lo íntimo del corazón".

Feliz vacación, hasta vernos.

+ José Guerra Campos, Obispo

4 comentarios

  
M. A.
Muchísimas gracias, Javier.
¿Qué fecha tiene? Sí, sé que falleció en 1996.
14/05/21 4:47 PM
  
Tomás Salas
Basta leer este, que es un mero sermón, para darnos cuenta del rigor teológico y la profundidad espiritual de los escritos, además de la amenidad y la claridad que en ocasiones acompaña a los anteriores, de Mons Guerra Campos. Habría que hacer ( se está haciendo) un esfuerzo por difundir su figura y su pensamiento.
15/05/21 11:11 AM
  
ReginaCoeli
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"Lo que expone don José Guerra es la fe de la Iglesia. Y por ello la base de la esperanza cristiana.
Todo es sencillo, todo es claro, todo es la pura fe de la Iglesia. De verdad creo que no se podía exponer mejor y en menos espacio lo que la Iglesia cree sobre la Resurrección" (F° JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA)

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"Todo es sencillo, todo es claro, todo es la pura fe de la Iglesia. De verdad creo que no se podía exponer mejor y en menos espacio lo que la Iglesia cree sobre la Resurrección" (F° JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA)
16/05/21 11:24 PM

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13.05.21

Juan Pedro Ortuño: “El Evangelio no se lee, se medita y se guarda en el corazón, como la Virgen”

Juan Pedro Ortuño Morente. Sacerdote diocesano de Madrid. Ordenado por San Juan Pablo II en el Congreso Eucarístico de Sevilla el 12 de junio de 1993. En la actualidad es Rector de la Ermita Virgen del Puerto de Madrid, Patrono de la Fundación COPE y Asesor del Consejo Editorial COPE. Licenciado en Estudios Eclesiásticos por la Universidad Pontificia de Salamanca, en Teología Dogmática por la Facultad de Teología de San Dámaso y en Filosofía por la Facultad de Teología de San Dámaso. Profesor extraordinario en la Universidad de Salamanca.

Publicaciones: El Silencio del Pesebre (Scire/Balmes. Barcelona. 2002). El aleteo de Dios (Scire/Balmes. Barcelona. 2004) Lañas I (Mater Dei. Madrid. 2010. Lañas II (Mater Dei. Madrid. 2011). A la Sombra del Evangelio (iTunes y Amazon). Artículos de filosofía, ética y nuevas tecnologías en distintas revistas y publicaciones. En esta ocasión nos habla de su libro A la Sombra del Evangelio, editado por Voz de Papel.

¿Por qué un libro a la sombra del Evangelio?

El Señor, en los evangelios, invita a sus discípulos a retirarse a descansar. Serían momentos de intimidad en los que Jesús aprovecharía para hablarles sobre cuestiones que debían de ir profundizando en sus almas. Pero, también serían situaciones en las que buscaba distraerles, animarlos, y a que repusieran las fuerzas después de largas jornadas del anuncio del Evangelio … ¿Por qué no imaginar, en los días de calor de Judea, que esas conversaciones tuvieran lugar bajo la sombra de un árbol, siendo Jesús esa floresta que iba llenando los corazones de sus apóstoles de aspiraciones humanas y divinas?

¿Es el Evangelio el mejor árbol para que le cobije una buena sombra?

El Evangelio es la Buena Noticia que, cada uno de nosotros, deberíamos emplear, no como un libro que hay que discutir o razonar de manera “sesuda”. El Evangelio ha de ser descanso y reposo del alma, donde descubrimos el corazón enamorado de Cristo por cada uno nosotros.

El Evangelio no hay que hacerlo atractivo, pues ya de por sí es muy atractivo, solo hay que difundirlo con coherencia.

La coherencia, en cuanto significa “conexión”, sí es importante, pues nos va revelando la figura de un hombre que, además, es Hijo de Dios y nos ama hasta dar la vida por nosotros … ¡esa es su verdadera coherencia!

¿Leemos los católicos el Evangelio lo suficiente?

Más que leer, hay que meditar (y guardar en el corazón, como hacía la Virgen María) las palabras, gestos y obras de Jesús… sin precipitación, con sosiego y, sobre todo, descubriendo que, en cada uno de sus pasajes, Cristo nos habla de manera personal.

Una de las principales dificultades es que al ser relativamente cortos y estar muy manidos, a algunos ya no les dice nada nuevo… ¿Qué les diría a estas personas?

Más que cantidad, hay que hablar de un estilo de vida. De la misma manera que alguien que ama a un ser querido no se cansa nunca de decirle “te quiero” (y no le resulta en absoluto manido), Jesús, a través del Evangelio, quiere provocarnos un encuentro único e irrepetible, dándonos a conocer, no sólo su persona, sino decirnos en todo momento “¡te quiero! … Ven y sígueme”.

¿En qué medida este libro es el fruto de sus vivencias sacerdotales?

El sacerdocio es lo más maravilloso que ha ocurrido en mi vida. Además de encuentros personales con matrimonios, viud@s, solter@s, jóvenes, ancian@s, etc., hay un hecho inconmensurable: la vivencia de mi sacerdocio en cada Eucaristía, donde presto mi voz, mis manos … todo mi ser, para que Cristo se haga carne y sangre en el Altar. También el sacramento de la reconciliación es un hecho impresionante: Jesús “utiliza” al sacerdote para mostrar su ternura y su infinita misericordia a aquel que quiere experimentar en su vida el perdón de Dios y de la Iglesia… sólo así, dejándonos querer, podremos también dar misericordia y ternura a los demás.

Su acierto ha sido comentar pasajes evangélicos concretos en torno a palabras clave. ¿Cómo fue el proceso de la selección de los temas para que los textos que encajasen en ellos?

Los temas no exigieron un “proceso”; son fruto de la misma experiencia sacerdotal y de tantas almas que he ido conociendo y tratando a lo largo de estos años de sacerdocio.

¿Pueden ser los libros, los medios en general, el nuevo púlpito para aquellos que están alejados de la Iglesia?

Siempre digo que hay que distinguir entre Medios de Comunicación Social y Evangelización. Los “mass-media” han de estar privilegiados por profesionales y, desde el ámbito cristiano, por laicos preparados, humana y técnicamente, y que sean capaces de transmitir con veracidad y esperanza la realidad social en la que estamos inmersos. La Iglesia, por su parte, es garante de la evangelización. Ese “Id al mundo entero y predicad el Evangelio” supone mostrar a Cristo como Camino, Verdad y Vida en todo momento y circunstancia. Los que están alejados de la Iglesia, por tanto, han de vernos a los cristianos como personas que practican las obras de misericordia y viven las Bienaventuranzas… Es decir, que se identifican con los mismos sentimientos de Jesús.

Con todo lo que se ha escrito sobre el Evangelio, la Buena Noticia… ¿Qué es lo que aporta su libro de nuevo?

La novedad del Evangelio radica en que nunca envejece. Cualquier comentario o consideración acerca de los Evangelios ha de ser un testimonio que nunca traicione la verdad que transmite: Dios se hace carne (de nuestra misma condición) para “hacernos partícipes de su misma vida divina”.

¿Qué es lo que diría a aquellas personas a las que de entrada no les interesa el libro porque puedan pensar que es un rollo hablar del Evangelio?

Que rezo por ellos para que se enamoren de Aquel que, más que un “rollo”, es Señor del tiempo y de la historia … y que se dejen querer por Cristo, que los ama con locura.

—–

CONSIGA EL LIBRO

La obra es un poderoso instrumento para conocer y amar a Cristo. El Evangelio ha de ser descanso y reposo del alma, donde descubrimos el corazón enamorado de Cristo por cada uno nosotros. Las personas que lo deseen, pueden adquirir el libro en el siguiente enlace:

https://www.ociohispano.es/libro/a-la-sombra-del-evangelio

Por Javier Navascués

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12.05.21

La corrección política: el arma fundamental del totalitarismo líquido. Entrevista a César Félix Sánchez

César Félix Sánchez es profesor de diversos cursos de filosofía e historia del pensamiento en centros de estudios y universidades de Arequipa, Perú. Conversa con nosotros sobre un tema de actualidad candente: la corrección política.

¿Qué entendemos por corrección política?

El origen de este término se encuentra en el centralismo democrático, esa suerte de oxímoron perverso con el que Vladimir Illich Ulianov alias Lenin bautizó su peculiar –y bastante perfecto- método para tiranizar grupos humanos ad intra. Como se sabe, Lenin consideraba que el partido revolucionario no debía ser un partido de masas (como el partido social-revolucionario ruso, que, recordemos, era el partido de izquierda mayoritario antes de la dictadura bolchevique o como los socialdemócratas alemanes), porque el riesgo de ser un partido de masas era la moderación y el parlamentarismo. Es decir, el amoldamiento a la vieja sociedad y sus tradiciones y jerarquías. Si se quería crear una nueva sociedad, había que crear un partido de cuadros, es decir, de revolucionarios selectos y secretos, que se veía a sí mismo como la vanguardia del proletariado, dispuesto, a la primera oportunidad, a hacerse con el poder. Su relación con las masas tenía que ser a través de organizaciones de fachada (como ligas por la paz o sindicatos), pero siempre habría de ser pequeño y profesional.

El partido de cuadros era gobernado por medio del centralismo democrático, un modo de liderazgo que decidía la «línea política del partido» en base a una supuesta discusión «abierta» entre la oligarquía partidaria más alta. Una vez decidida la «línea del partido», nadie podía discutirla ni cuestionarla. Las alas o tendencias dentro del partido estaban proscritas. Y siendo que, en el estado soviético de partido único, el partido se confundía con la sociedad, los méritos del buen ciudadano en todos los campos de la actividad humana se valoraban en la medida en que este asumiese la «línea política del partido». Si lo hacía, era considerado políticamente correcto y, por ende, un elemento confiable.

Lo curioso es que cuando la lógica de poder variaba, inmediatamente no solo cambiaba lo que era correcto políticamente sino incluso el pasado. Son famosas esas anécdotas de cómo, cuando algún líder histórico caída en desgracia durante las purgas estalinistas, se retiraban las ediciones de la Enciclopedia Soviética y eran reemplazadas por otras, con la misma fecha de impresión, donde páginas enteras y fotografías habían desaparecido, reemplazadas por otros contenidos. Esta corrección política dura se vivió en la URSS y en los países de Europa del Este hasta 1990 y todavía aun hoy se vive en Cuba y en China. En este último caso, esta práctica se encuentra en la base del orwelliano sistema de crédito social que impera en esta nación. En los países de Occidente, sin embargo, es a partir de la década de 1980, que empieza a difundirse una corrección política soft, que surge de las universidades y de los ámbitos académicos y de ONGs a capturar la línea editorial de los medios de comunicación masiva y los aparatos educativos, jurídicos y sanitarios de los estados. En resumen, ambos tipos de corrección política son fruto del totalitarismo.

¿En qué sentido son fruto del totalitarismo? Sus adoradores más bien señalan que la «corrección política» es precisamente un freno a la violencia y una forma de crear una cultura de paz donde nadie se sienta excluido ni marginado por los llamados «discursos hegemónicos»…

Ante todo debemos definir totalitarismo. Me remito al historiador italiano Emilio Gentile en su libro La vía italiana hacia el totalitarismo. Partido y estado en el régimen fascista, que sostiene que es «un experimento de dominación política, puesto en práctica por un movimiento revolucionario (…) que aspira al monopolio del poder y que, después de conquistarlo (…) destruye y transforma el régimen preexistente y construye un estado nuevo, fundado sobre el régimen de partido único, con el objetivo principal de efectuar la conquista de la sociedad, esto es, subordinar, integrar y homogeneizar a sus gobernados, conforme al principio de politicidad integral de la existencia (…) y crear un hombre nuevo (…)». Tenemos entonces que, quienes buscan realizar un experimento de dominación política revolucionaria para crear un hombre nuevo, deben politizar integralmente la existencia humana.

En el siglo XX, esta politización implicaba la toma del poder y la imposición de un régimen de partido único, ahora el totalitarismo es líquido, más sutil: busca politizar integralmente la existencia a través del control del lenguaje moral y socialmente aceptable en la esfera pública porque, como es evidente, quien controla el lenguaje acaba controlando el pensamiento. ¿Y en qué medida este control del lenguaje politiza integralmente? En la medida que orienta toda expresión –académica, artística, cultural y periodística- a una finalidad seudomoral específica. Reduce la riqueza de la expresión humana espontánea y tradicional a las exigencias de una moral revolucionaria que busca que todo acto signifique una transformación social que desmonte los «aparatos de poder» ideológicos de la tradición occidental, que es vista como patriarcal, racista, machista y opresora y cree así un hombre nuevo.

Así incluso figuras inocuas como el personaje de Pepe Le Peu de las viejas caricaturas de Warner Brothers tendrá que ser «cancelado» por «machista». Más aún, las producciones culturales orientadas hoy al público infantil (juguetes, películas, libros) no solo pueden si no deben mostrar los estilos de vida alternativos defendidos por el neomarxismo en todas sus versiones (por lo general profundamente depravados), porque es parte de su responsabilidad social. Ya no hay nada que no sea político, ni siquiera lo personal. Todo está orientado hacia la destrucción de la vieja sociedad y a la construcción de la nueva. Ridiculeces como el lenguaje inclusivo o el manspreading son también manifestaciones de este proceso. Y la corrección política las engloba a todas.

Antes, le correspondía al partido leninista o al estado totalitario «duro» definir lo políticamente correcto ¿Ahora quiénes determinan lo que es políticamente correcto en esta época de totalitarismo líquido?

Así como el totalitarismo líquido es difuso, así también sus promotores lo son. Desde académicos neomarxistas extravagantes que pretendían socializar sus delirios y complejos sicosexuales hasta oligarcas de las big tech y de otras industrias que pretenden con campañas de márketing propiciar a sectores «políticamente conscientes» ateos y progresistas pero que, curiosamente, manifiestan ser compulsivos consumidores en las grandes urbes globales, la corrección política tiene muchos aliados y fautores. Pero, en nuestros días, los más poderosos y entusiastas promotores de la corrección política son los organismos multilaterales como la ONU y sus múltiples brazos subsidiarios y la clase política occidental, especialmente la del llamado «consenso socialdemócrata» de la Unión Europa, que engloba a los grandes partidos socialdemócratas y conservadores. En Estados Unidos y Latinoamérica, esta clase política está encarnada por el Partido Demócrata y su amplia red de fundaciones y aparatos que controlan el llamado «sistema interamericano de derechos humanos». En suma: el supremo árbitro de la corrección política actual es la élite mundialista, que es un término apropiado para englobar a las instituciones y personajes que acabo de mencionar.

Curiosamente la corrección política suele ir en contra de los principios católicos, ¿por qué?

Quizás no ha habido mejor descripción íntima de la esencia de todo totalitarismo antiguo o nuevo que la novela de George Orwell 1984. Una de las consecuencias de reducir el lenguaje y el pensamiento a lo político entendido como puro poder es la destrucción de la idea de verdad objetiva: «Decir mentiras a la vez que se cree sinceramente en ellas, olvidar todo hecho que no convenga recordar, y luego, cuando vuelva a ser necesario, sacarlo del olvido sólo por el tiempo que convenga, negar la existencia de la realidad objetiva sin dejar ni por un momento de saber que existe esa realidad que se niega… todo esto es indispensable» (George Orwell, 1984, Salvat, Barcelona, 1970, p 163).

Así, en nuestra época actual no importa la verdad, incluso la mera y evidente verdad biológica, sino narrativas o discursos supuestamente liberadores. Más aún, cualquier dato objetivo que pueda amenazar la tranquilidad o la paz de la conciencia de alguno de los grupos supuestamente oprimidos que ostentan el «privilegio hermenéutico» de la historia deberá ser reprimido como «discurso de odio». Y a todas estas imposiciones políticas se considerarán, con total cinismo, como científicas.

La tradición católica, que en su visión del hombre y del mundo engloba la metafísica clásica y la antropología bíblica, está a las antípodas a este tipo de manipulaciones. Al poner al logos en el centro de todo y subordinar la praxis a la theoria reivindica una realidad objetiva, en donde un orden natural universal dado por Dios está por sobre cualquier consenso efímero de los hombres o cualquier delirio de los tiranos de turno y es, por tanto, lo opuesto al totalitarismo. Los primeros cristianos se negaron a adorar a la Dea Roma y al genio del Emperador porque, principalmente, consideraban que la verdad divina objetiva (que hay un solo Dios) no debía subordinarse al interés político, por noble que este fuese. Porque recordemos que los romanos no creían en que el Emperador fuera un Dios en el sentido pleno del término (algunos eran monoteístas como probablemente lo fueran Cicerón o Séneca y otros, agnósticos, como Lucrecio), sino que, simplemente, veían en el culto imperial una necesaria afirmación de la superioridad de la Pax Romana por sobre las múltiples religiones étnicas del imperio. Los cristianos deben negarse también ahora a los nuevos cultos imperiales como la ecología o los llamados derechos sexuales y reproductivos, que son los puntos álgidos de la lucha actual en los que centra la imposición de la corrección política.

Es triste encontrar a cristianos, incluso en lo más alto de la jerarquía eclesiástica, que insisten en que abandonemos nuestra tradición metafísica y bíblica y, en aras de la Pax Globalistica, alteremos la moral revelada y natural, rebajando o incluso borrando algunos pecados y creando otros nuevos, todo para luchar por metas colectivas que se nos venden como superiores incluso a la salvación del alma y por las que vale la pena comprometer algunos puntos de nuestra fe, como la lucha contra el calentamiento global o contra la llamada «discriminación», por ejemplo. Es la abominación de la desolación.

Se puede decir entonces que las élites mundialistas quieren imponer un pensamiento único. ¿Cómo se puede contrarrestar esta imposición con inteligencia?

Los mismos odios de las élites mundialistas nos revelan por dónde puede ir nuestra resistencia. Si la tradición católica es perseguida por la corrección política, pues debemos insistir en ella: cultivar su metafísica y antropología específicas y, por sobre todo, aprovechar sus sacramentos para salvar nuestra alma y a la vez conservar la pureza de nuestra mente en medio de esta batalla por el pensamiento. También debemos apoyar, incluso materialmente, a aquellas figuras eclesiásticas que insurgen contra el pensamiento único y que a veces son perseguidas interna y externamente.

Por otro lado, en esta época de la Pasión de la Iglesia no faltan algunos Buenos Ladrones que aparecen, especialmente en la esfera política y que quizás sean los últimos anticuerpos –para utilizar el lenguaje pandémico actual- de un cuerpo que se resiste a morir, en este caso, el del orden natural. Cabe recordar que el Buen Ladrón fue muy políticamente incorrecto el primer Viernes Santo: cuestionó al sistema de justicia y al consenso político y científico de su tiempo al considerar que ese Cristo crucificado era no solo inocente, sino Dios. Así, ahora aparecen algunas figuras cuyo pasado no es precisamente apostólico ni angélico, pero que sí se atreven a defender, a veces de manera bastante chusca pero efectiva, determinadas verdades del orden natural e incluso del orden cristiano. Pienso, por ejemplo, en Donald Trump. A esas figuras, que son una suerte de palo en la rueda del globalismo y el progresismo, conviene también apoyar.

¿Usted cree que se acabará imponiendo el Nuevo Orden Mundial o siempre habrá disidencia?

La pregunta no es si el Nuevo Orden Mundial se impondrá, sino cuándo. Las Sagradas Escrituras nos dicen que, indefectiblemente, llegará el reino global del Anomos, del Sin Ley, como lo llama san Pablo. Y es en esta época nuestra en que se revela perfectamente el ethos metafísico de esa figura: por ser el A-Nomos es también el A-Logos, el defensor paradójico de la más amplia licencia de opiniones y de errores y de la tiranía más estricta en los comportamientos. Ahí recién se comprende a lo que se refería el profeta Daniel cuando señalaba que el Anticristo sería enemigo de todo cuanto se considera divino, incluso de las falsas religiones, y a la vez adorará a un nuevo dios, «que sus padres no conocieron». Pero nuestra responsabilidad es demorar la aparición de esta figura, pues los tiempos de la tribulación serán terribles, apuntalando lo poco que queda del katejon, de lo que lo contiene, que son los vestigios del orden romano cristiano de familia natural, propiedad privada y jerarquía. Aun si somos derrotados y se presenta ya plenamente la hora del horror supremo, este apuntalamiento es nuestro deber de la hora. Y siempre, incluso en esa hora, habrá disidencia, pues será la hora de los Apóstoles de los Últimos Tiempos, anunciados por san Luis María Grignion de Monfort y que se caracterizarán, igual que Juan al pie de la cruz en el primer Viernes Santo, por su ardiente devoción a la Santísima Virgen. Nadie será más políticamente incorrecto que ellos en aquellas épocas.

Por Javier Navascués

3 comentarios

  
Espertio
Muy interesante reflexión. La pregunta es: ¿puede revertirse este proceso? Más allá de la referencia escatológica, muy necesaria, pero, en la política real? puede vencerse la corrección política? Creo que el ejemplo de Abascal nos enseña que sí. las cosas que él puede decir....eran imposibles de articular hace 10 años.
13/05/21 2:53 AM
  
Jorge Cantu
Excelente artículo para profundizar en un concepto poco o mal entendido que tiene implicaciones muy graves en la humanidad.

La 'corrección política´, hoy por hoy, equivale a simulación perversa e incorrección ética.
13/05/21 6:21 AM
  
Manuel Rodriguez Blanco
Hay que oír más e D.Cesar.
Gracias
16/05/21 7:05 PM

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11.05.21

El milagro de Calanda, el más documentado de la Historia. Entrevista a José Antonio Bielsa

José Antonio Bielsa Arbiol es articulista y escritor, historiador del arte y graduado en filosofía. Colabora en diversos medios de comunicación. En esta entrevista analiza en profundidad el milagro de Calanda, que conoce perfectamente como historiador y como calandino profundamente ligado a la tradición pilarista.

Para comenzar, háblenos de la importancia histórica del Milagro de Calanda.

Es uno de los grandes milagros de la historia de la Catolicidad, certificado por la Santa Madre Iglesia; se trata además de un milagro “de hierro”, de puro irrefutable en cada uno de sus puntos, sin fisuras ni grietas que lo hagan tambalear. Sus más encallecidos detractores, a los que tanto quita el sueño tan prodigiosa manifestación del poder de Dios, no han logrado destapar un supuesto fraude asido a intereses políticos, por el mero hecho de que nunca lo hubo.

Al mismo tiempo, el Milagro de Calanda ha intentado ser desmitificado por investigadores heridos en su cuadriculado entendimiento, lo mismo que atacado por incrédulos de toda laya –e incluso tergiversadores/falsificadores de la Historia, cuyos impíos nombres omitiré por caridad–, siendo sometido ocasionalmente a una lectura de bazar de feria bien típica de nuestro descreído tiempo. Pese a todo ello, el Milagro de Calanda resiste las embestidas del tiempo, siglo tras siglo, imponiéndose (al menos por la naturaleza de los hechos y aplastante veracidad, y verdad, del mismo) como uno de los más inauditos, sorprendentes e indiscutibles de los habidos en la historia del Cristianismo: el hecho empírico, el Milagro, se impondría de este modo como certera evidencia de la real posibilidad del milagro (del latín miraculum, derivado de mirari: asombrase) en el mundo terreno, con todas sus consecuencias.

Se considera el mejor documentado de la historia.

Con razón, así lo es: son las fuentes primarias las que “hablan” con la sinceridad del primer día, pues este hecho extraordinario tiene a su favor un documento sin el cual todo quedaría en espejismo dudoso (especialmente para el moderno henchido de empirismo): se trata del Acto público del notario Miguel Andreu, de Mazaleón, testificado en Calanda el 2 de abril de 1640, escrito apenas cinco días después del milagro. Sin este documento esencial, reiteramos, el Milagro de Calanda sería uno de tantos. Mas el texto existe para nuestra suerte.

Un segundo documento en importancia –al menos desde la perspectiva histórica del hecho– sería la Sentencia del Arzobispo de Zaragoza, D. Pedro Apaolaza Ramírez, de 27 de abril de 1641, declarando milagrosa la restitución súbita a Miguel Juan Pellicer de su pierna derecha amputada, relectura atenta del suceso, escrita con una corrección de estilo ausente en el previo, y afirmación definitiva del Milagro como tal.

Y uno de los más importantes después de la resurrección de Cristo, que se considera anticipo de la resurrección de la carne.

Tal cual. Y esto es lo que saca más de quicio a los enemigos de Cristo y la Iglesia: la constatación de la resurrección de la carne.

¿Podía hacernos una narración de los hechos lo más exhaustiva posible?

Ocurrió la noche del 29 de marzo de 1640, en la villa turolense de Calanda y en la persona de Miguel Juan Pellicer, joven mutilado de la pierna derecha, que le había sido amputada –cuatro dedos por debajo de la rodilla– dos años y cinco meses antes, a finales de julio de 1637 en Castellón, al pasarle por encima un carro lleno de trigo. Pellicer, que por entonces contaba diecinueve años de edad, fue llevado al Hospital de Valencia, donde la herida le fue sometida a una deficiente cura. Nostálgico de su tierra, se encaminó cinco días después hacia Zaragoza, subsistiendo a base de limosnas, y llegando a ésta en los primeros días de octubre de dicho año. Lo primero que visitó fue el templo de Nuestra Señora del Pilar, siendo ingresado a continuación en el Hospital de Gracia, donde le fue amputada la pierna dado su penoso estado.

Las informaciones y sutilezas de detalle de que disponemos sobre este peregrinaje son muchas y más que suficientes. Lo más significativo, con todo, viene después: tras practicar la mendicidad a las puertas del Pilar, donde Miguel Juan adquirió cierta popularidad como pordiosero habitual en la capilla de Nuestra Señora de la Esperanza, y tras oír misa diaria en la Santa Capilla, regresaría a su Calanda natal. El viaje, largo y difícil, culminaría finalmente. A la espera (inesperada) de la noche del 29 de marzo de 1640, todo cuanto hasta ahora hemos apuntado nada tiene de extraordinario. Sin embargo, aquella noche, algo sobrecogedor, inexplicable, glorioso en su excelso significado, iba a ocurrir: tras encomendarse, como hacía siempre, a la Santísima Virgen del Pilar, Miguel Juan se durmió… Fueron sus padres los que al entrar en el aposento del hijo, horas después, reconocieron con la luz del candil que Miguel Juan tenía no una, sino las dos piernas.

Tal y como confesaría después Pellicer, éste soñó que la Virgen del Pilar le había traído y puesto la pierna antaño amputada. Para sorpresa de los médicos y del pueblo en general, algunas de las heridas y marcas de la pierna pretérita aparecían en la “nueva” pierna (que no era una nueva pierna, sino su “antigua” pierna). Este hecho de resonancia europea marcaría la vida de nuestro hombre, hasta el punto de que el propio Felipe IV, recibiéndolo en su corte, le besaría la resucitada pierna.

¿Cómo se puede probar todo lo que ha afirmado?

Remito a la segunda respuesta, con la referencia a los documentos matrices. Y por supuesto a las voces más autorizadas (de ayer y de hoy) en su estudio, como la del difunto Tomás Domingo Pérez (histórico canónigo archivero-bibliotecario de la S.I.M.), autor del libro más completo hasta la fecha –El Milagro de Calanda y sus fuentes históricas (2006)– sobre el Milagro (sin desdeñar a otros notables autores, que hicieron mucho por la investigación sistemático-científica del suceso, como mi paisano Miguel Sancho Izquierdo).

He aquí el gran quebradero de cabeza de todo escéptico cegado a la Verdad: la irrefutable autenticidad, insistimos, de unos documentos legítimos, amén de la memoria colectiva de un pueblo, Calanda, que todavía preserva parte de este legado, pese a la apostasía de las nuevas generaciones hedonistas y tecnólatras, quienes no creen en el hecho extraordinario, y que son un triste reflejo de la progresiva pérdida de la identidad calandina, amén de la muerte de la población anciana (los custodios de la tradición, casi todos ellos ya en el cementerio) y políticas neoliberales del peor cuño; en resumen: todo lo necesario para condenar a un pueblo histórico a la insignificancia del globalismo turbomundialista, que diría Diego Fusaro.

Como suele suceder en estos casos ha habido intentos de negar el milagro, por odio a la fe, aunque sin ninguna consistencia.

Lo primero que propicia en el escéptico el “extrañamiento” es la asombrosa documentación que sobre éste persiste: un implacable “puñado de papeles” que confirman lo que en principio y a priori difícilmente podría ser aceptado por cualquier entendimiento humano aferrado a la materia, con fe o sin ella: que una pierna amputada –”una pierna muerta y enterrada“, como reza el conocido romance popular– le sea restituida al propio mutilado por intervención de la Virgen del Pilar. Este hecho extraordinario, que como decimos será puesto en duda –siempre a la ligera– y hasta “desmontado” –de forma inconsecuente, como con tan mala fe ha hecho un Brian Dunning– por propios y extraños, tiene a su favor los referidos documentos y la memoria de todo un pueblo, testigo de excepción del suceso.

El último ataque realizado contra el Milagro ha sido un libro especulativo titulado El milagro del cojo de Calanda. La génesis de un mito, escrito por dos convencidos empeñados en negar el Milagro. Por desgracia, de tan estéril lectura, consiguen crear el efecto inverso: que el escéptico termine creyendo. Las hipótesis que se barajan en este libro son las siguientes: 1) que el Milagro fue una “farsa” (sic), impulsada por el “pícaro” Miguel Pellicer y el vicario de Calanda, que en ese momento “estaba siendo investigado por la Inquisición”; 2) que los más de 200 testigos del hecho extraordinario no pasaban de ser una turba de analfabetos, ignorantes y comprados sin escrúpulos –vamos, la gente que según estos iluminados debía predominar por la Calanda de entonces–; y 3) que lo que impulsó a la “construcción” del Milagro no fue más que un vulgar cruce de intereses (“la lucha del clero como telón de fondo”), que llevó a los investigadores históricos a que las fuentes eclesiales fueran “interesadamente mal leídas”.

Y para llegar a estas conclusiones dignas de un folletón por entregas, los artífices del embolado necesitan de 735 interminables páginas, a través de un texto sin metodología definida, mera retahíla de elucubraciones y suposiciones. Un desastre de “investigación” que, curiosamente, no fue del todo mal recibida en el pueblo (al menos entre la progresía), como pude comprobar en 2016 a tenor de la publicación de una reseña mía en el boletín municipal. ¡Ríete de Voltaire!

¿Qué diría al que lea esta entrevista y siga sin creer en el milagro?

Le diría que la increencia conforma otra forma de creencia, y no precisamente inteligente… Sea como fuere, el Milagro, el hecho extraordinario en sí, quedó anotado en esos preciosos documentos, tan esclarecedores como irrebatibles. Es comprensible que las preguntas, en consecuencia, no dejen de volver a replantearse en una época como la nuestra, una época que ha enterrado la fe religiosa de los hombres como si de una debilidad se tratase. Ante el único milagro documentado de la Historia, todas preguntas devienen redundantes y faltas de sentido: aceptar su veracidad o negarla totalmente, es cosa indiferente. El milagro en cuanto tal persiste, y así será en tanto que ocurrió (tal y como la Historia nos ha confirmado a través de multitud de estudios circulares, testimonios, obras de arte…). Sin embargo, la fuerza de la razón, la mera intuición, parece invitar a muchos a dudar, a negar lo ocurrido, prescindiendo así de la Fe, de una fe que nuestra época apóstata, pragmática y sombría, parece negar a cada instante. Pero, ¿qué juicio puede darse por definitivo, cerrado?

Ya era muy conocido, pero fue importante el libro de Vittorio Messori para darlo a conocer a mucha más gente de todo el mundo.

Fue un libro muy oportuno, cuya publicación ayudó a difundir –sobre todo en Italia– la grandeza del Milagro. Desde que Messori lo popularizó en su patria, muchos italianos han acudido en peregrinación al Templo del Pilar de Calanda, deseosos de visitar la Capilla del Milagro, en cuyo espacio original tuvo lugar el prodigio.

Como calandino y devoto del Pilar ¿Qué ha supuesto este milagro en su vida?

Por razones familiares, el Milagro –y el Templo del Pilar a él ligado– siempre ha(n) ocupado un lugar descollante en mi más inmediato entorno. Mi difunto abuelo José Arbiol, que desempeñó cargos de responsabilidad en la Juventud de Acción Católica durante los años 40, fue mayoral (cargo honorífico, léase gestor/mantenedor) del Templo del Pilar junto a su hermana entre los años 1978 y 1984; durante este tiempo se llevaron a cabo las principales obras de restauración del edificio tras los destrozos que provocó el Frente Popular en el 36, que arrasó con la práctica totalidad del patrimonio artístico, profanando de paso las tumbas de ilustres prohombres allí inhumados, entre ellas la del Cardenal Cascajares, entre otras cosas duras de contar. Mis padres también ejercieron como mayores durante un par de años, allá en la década de los 90, bien que en cometidos menores. Al mismo tiempo, mi también finada tía María fue determinante en la iniciativa de abrir un Museo dedicado al Milagro (Casa-Museo Miguel Pellicer), ubicado en la antigua casa del Capellán del Pilar, gracias al empeño del P. Gonzalo Gonzalvo, autor intelectual de la infraestructura; por cierto que el propio Mosén Gonzalo sería el principal nexo de comunicación con Messori, ayudando a “internacionalizar” el pueblo en aquellos momentos, con el centenario de don Luis Buñuel a la vista.

¿Sería descabellado que un día veamos a Pellicer en los altares o es una gracia gratis dada, que no tiene que ver con la santidad de vida?

No lo creo, ni siquiera como Siervo de Dios. Hay un factor de peso: Calanda no es Lourdes ni Fátima, sino todo lo contrario. A la negligencia por lo propio que nos caracteriza, cabe sumar el abandono relativo de cuanto el Milagro significa para buena parte de la jerarquía eclesiástica (pues hay también incrédulos sobre el Milagro entre las sotanas, como me consta de buena fuente). Si se hubiera sabido difundir el hecho extraordinario como Dios manda, no me cabe la menor duda de que Calanda sería un gran centro mariano de peregrinación, a la altura de La Salette. Sin embargo, se nos conoce más por el accidente de que un cineasta heterodoxo (que no ateo) naciera aquí, además del famoso Melocotón de Calanda… En fin.

¿Qué sabemos de la vida de Miguel Pellicer después de experimentar en sus carnes este grandísimo prodigio?

No sabemos grandes cosas de su biografía tras el Milagro, salvo que tras éste a Miguel Juan le restaban pocos años de vida, pues al parecer falleció el 12 de septiembre de 1647 en Velilla de Ebro (Zaragoza), con solamente treinta años de edad.

Lo realmente importante es que el conocido por muchos como “Milagro de milagros”, el Milagro de Calanda, realizado por la Virgen del Pilar en la persona de su mutilado devoto Miguel Juan Pellicer, permanecerá vivo en el archivo de las glorias del Catolicismo, desafiante al paso del tiempo, de la fatua razón y de las vanas apariencias de este mundo.

Por Javier Navascués

17 comentarios

  
Jacinto
Estupenda entrevista. Conocía el Milagro muy superficialmente. Pero ahora creo en él.
11/05/21 10:48 AM
  
Carlos Andrés
Fantástico trabajo de documentación.!!!
11/05/21 11:10 AM
  
jandro
Conocí el milagro a través de los videos del difunto y querido padre Jorge Loring

Es una pena que en España no se pongan en valor sus tesoros espirituales, como el aquí narrado. Es mejor gastarlo todo en cabalgatas del orgullo
11/05/21 1:28 PM
  
José
Es un milagro menor pue a san Lamberto lo decapitaron y tomó su cabeza y sus bueyes y se fue a enterrar junto a santa Engracia en Zaragozo. Los milagros de Aragón son a lo grande.
11/05/21 1:53 PM
  
JSP
1. Gracias señor Navascués, pues desde el postconcilio Vaticano II se ha perdido mucho la fe en los milagros. Muchos sacerdotes y religiosos desconocen el significado del concepto de Fe y afirman que ningún milagro nos puede abocar a creer y que quien afirma lo contrario adolece de la deformación profesional propia del Seminario. Sin embargo, la fe católica se basa en hechos históricos, en los milagros, en las obras que el mismo Señor expone y denuncia a fariseos y saduceos y sus maestros de la ley mosaica. Dixit el Maestro celestial: "si no creéis en mí al menos creed en mis obras que nadie jamás había hecho antes; veís y no querés creer, no tenéis disculpa, seguís en vuestro pecado." Por ello dice también: "dichosos los que creen sin haber visto."
2. El milagro de Calanda es un hecho histórico evidente que la perversidad y la estupidez humana niega con tal de no aceptar a Cristo.
3. Un dato histórico con este milagro de Calanda para comprobar hasta dónde llega la psicología moderna anticristiana, en la perversidad y soberbia que se ha instalado el "superhombre" y la infinita estulticia humana es el caso de Karl Gustav Jüng (1875-1961).
4. Karl Gustav Jüng fue un médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, figura clave en la etapa inicial del psicoanálisis; posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada psicología de los complejos y psicología profunda.​
5. Bien, Karl Gustav Jüng, como la psiquiatría y psicología actual, en parte hija suya, negaba la actividad espiritual más allá de la materia. Es decir, que la inteligencia y la voluntad libre son actividades materiales del cerebro.
6. El hecho histórico curioso fue que le presentaron el milagro de Calanda totalmente documentado por los testigos dignos de fe humana, creo que +200 personas, para que lo revisara y diera su opinión-diagnóstico sobre el caso. Una vez analizado y dado por bueno los testimonios, la respuesta de Karl Gustav Jüng fue que racionalmente tendría que aceptar el milagro de Calanda. Pero, si de tener que aceptarlo tenía que creer en la existencia de Dios tenía que negarlo para no creer en Dios. Y se quedó tan tranquilo y cuerdo, no por la razón, sino por la soberbia de su pecado. Hasta ese punto respeta Dios la libertad humana porque al ser Omnisciente sabe que tiene que hacerlo para darnos Juicio personal Justo. Aunque en Calanda Dios nos da el máximo de razones posibles para creer en Él, en la Resurección del cuerpo, la libertad del hombre es tal que puede negar la evidencia. La psicología de este tipo de personas es no me aporte usted hechos que yo ya tengo mis ideas y si los hechos van contra mis ideas peor para los hechos históricos. De nada sirve la regla de oro: ante los hechos históricos no valen los argumentos. Por tanto, el problema ya no es el hecho en sí, es la actitud del que observa el hecho histórico de Dios revelado y lo niega. Actitud contraria al orden de salvación de Dios que es derivado de la perversidad y/o de la estulticia infinita de navegar en la selva de las propias ideas.
7. Otro dato curioso: en una entrevista de Zenit a Messori le decían: El próximo 23 de febrero se celebrará el centenario del nacimiento del director de cine Luis Buñuel, quien nació precisamente en Calanda. ¿Conocía Buñuel el milagro? ¿Qué pensaba del mismo un cineasta conocido por su agnosticismo y anticlericalismo?
--Messori: Todos recordarán que a Buñuel le gustaba decir: «gracias a Dios soy ateo», ¿no? En realidad Buñuel era un hombre atormentado por el problema religioso, le he conocido muy bien precisamente porque me ha interesado mucho al estudiar Calanda. No puedes ser un calandino y vivir como si el Gran Milagro no hubiera sucedido allí. De hecho, una de sus últimas películas, «Tristana», tiene como tema central la amputación de una pierna: la actriz principal, Catherine Deneuve, es una mujer a la que le tienen que amputar una pierna. Buñuel mismo en una entrevista dijo que había hecho «Tristana» porque durante toda su vida se había visto atormentado por la pierna de su paisano Miguel Juan Pellicer. Pero no sólo eso. En la banda sonora de sus películas, muchas veces, aunque no venga a cuento, se oyen a lo lejos tambores que suenan, como los de Calanda. Buñuel pasaba todas las Semanas Santas en Calanda. Ya podía estar en Nueva York, en París o en Roma, él cogía el avión, iba a Calanda por tres días, y desfilaba en las procesiones de Semana Santa con los tambores. Llegó a decir que no dejaba de ser ateo, pero «no me toquéis la Virgen del Pilar, no me toquéis el Milagro, porque en ellos sí creo». Es más, llegó a afirmar que respecto a Calanda, Lourdes era un lugar mediocre. Mediocre porque en Calanda había vuelto a crecer una pierna y en Lourdes eso no pasaba.

Recomiendo un libro muy bueno de Messori:

EL GRAN MILAGRO de MESSORI, VITTORIO EDITORIAL PLANETA, S.A. colección Planeta+Testimonio ISBN: 8408032119

«Mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él, y él conmigo...»

11/05/21 2:08 PM
  
José
Ni por el número de testigos y notarios es grande el de Calanda, que en el entierro del Conde Orgaz en Toledo, cientos de personas declararon a los escribanos y notarios, que San Agustín de Hipona y el mártir Esteban bajaron del cielo y con pluviales y dalmáticas recamadas en oro fino, enterraron por segunda vez al señor conde en tierra cristiana. Los notarios de Toledo no dieron abasto frente a tanta detallada visión del Cielo. Hasta el pintor grande entre los mejores, Domenikos Teorhocopoulos hizo uno del los cuadros más excelsos de la pintura universal.
11/05/21 5:03 PM
  
José Luis
Como dijo aquel: tener razón está muy sobrevalorado. Algunos con tal de tenerla, que no quiere decir que la tengan, se “alegran” Incluso sin pensar de las consecuencias que ello conllevaría. Los hechos extraordinarios escapan al método científico, puesto que si pudieran repetirse o reproducirSe, se encontraría más tarde o más temprano una excelente hipótesis. Algunos desprecian las existencia de los milagros con la suficiencia de quien considera tener toda la razón de su parte, y muchos de ellos desprecian a Dios por lo mismo. La muerte representa en todo caso el fin del universo material a partir de ese momento para quien la sufre. Así que la razón vale más bien nada ante eso. Solo Dios puede ser la razón última.
11/05/21 7:15 PM
  
JSP
José, debe usted diferenciar entre visión y milagro.

1. El entierro del Conde Orgaz de Toledo es una visión cuyo testimonio detalla el Cielo. Pero, no es base histórica que forma parte de nuestra fe, pues es revelación privada.
2. El milagro ha de entenderse como base histórica de la Fe católica que demuestra mediante hechos históricos la Revelación o Fe divina de Dios. En el Catecismo de la Iglesia Católica: 156 El motivo de creer no radica en el hecho de que las verdades reveladas aparezcan como verdaderas e inteligibles a la luz de nuestra razón natural. Creemos «a causa de la autoridad de Dios mismo que revela y que no puede engañarse ni engañarnos». «Sin embargo, para que el homenaje de nuestra fe fuese conforme a la razón, Dios ha querido que los auxilios interiores del Espíritu Santo vayan acompañados de las pruebas exteriores de su revelación» (ibíd., DS 3009). Los milagros de Cristo y de los santos (cf. Mc 16,20; Hch 2,4), las profecías, la propagación y la santidad de la Iglesia, su fecundidad y su estabilidad «son signos certísimos de la Revelación divina, adaptados a la inteligencia de todos», motivos de credibilidad que muestran que «el asentimiento de la fe no es en modo alguno un movimiento ciego del espíritu» (Concilio Vaticano I: DS 3008-3010); 515 Los evangelios fueron escritos por hombres que pertenecieron al grupo de los primeros que tuvieron fe (cf. Mc 1, 1; Jn 21, 24) y quisieron compartirla con otros. Habiendo conocido por la fe quién es Jesús, pudieron ver y hacer ver los rasgos de su misterio durante toda su vida terrena. Desde los pañales de su natividad (Lc 2, 7) hasta el vinagre de su Pasión (cf. Mt 27, 48) y el sudario de su Resurrección (cf. Jn 20, 7), todo en la vida de Jesús es signo de su misterio. A través de sus gestos, sus milagros y sus palabras, se ha revelado que "en él reside toda la plenitud de la Divinidad corporalmente" (Col 2, 9). Su humanidad aparece así como el "sacramento", es decir, el signo y el instrumento de su divinidad y de la salvación que trae consigo: lo que había de visible en su vida terrena conduce al misterio invisible de su filiación divina y de su misión redentora; 547 Jesús acompaña sus palabras con numerosos "milagros, prodigios y signos" (Hch 2, 22) que manifiestan que el Reino está presente en Él. Ellos atestiguan que Jesús es el Mesías anunciado (cf, Lc 7, 18-23); 548 Los signos que lleva a cabo Jesús testimonian que el Padre le ha enviado (cf. Jn 5, 36; 10, 25). Invitan a creer en Jesús (cf. Jn 10, 38). Concede lo que le piden a los que acuden a él con fe (cf. Mc 5, 25-34; 10, 52). Por tanto, los milagros fortalecen la fe en Aquel que hace las obras de su Padre: éstas testimonian que él es Hijo de Dios (cf. Jn 10, 31-38). Pero también pueden ser "ocasión de escándalo" (Mt 11, 6). No pretenden satisfacer la curiosidad ni los deseos mágicos. A pesar de tan evidentes milagros, Jesús es rechazado por algunos (cf. Jn 11, 47-48); incluso se le acusa de obrar movido por los demonios (cf. Mc 3, 22); 561 "Para quien la contempla rectamente la vida entera de Cristo fue una continua enseñanza: su silencio, sus milagros, sus gestos, su oración, su amor al hombre, su predilección por los pequeños y los pobres, la aceptación total del sacrificio en la cruz por la salvación del mundo, su resurrección, son la actuación de su palabra y el cumplimiento de la revelación" (CT 9);
3. El católico no cree porque si, pues el asentimiento a la Fe divina o Revelación de Dios encarnado y sus enseñanzas necesariamente pasa por el vínculo entre las pruebas de que se ha dado esa Revelación, su contenido, la Persona y la presencia histórica de Cristo en el mundo.
4. Si Dios nos ha hecho a Imagen suya por la racionalidad y libertad, no puede pedirnos que dejemos de usar la razón al encontrarnos con sus manifestaciones históricas, encaminadas, precisamente, a ayudarnos en lo que la razón sola no puede alcanzar.
5. Así, el milagro no es una actividad arbitraria de Dios, para estorbar a los científicos o para hacernos creer en extraterrestres.
6. Dios realiza sus milagros en un contexto claramente religioso, para mostrar que Él puede libremente hacer lo que va más allá de la actividad normal de la materia. No hay ningún problema lógico en eso.
7. Pero el milagro tiene que servir como prueba de acción divina, y tiene que ser algo EXTERNO, la visión es algo INTERNO, observable por creyentes o no creyentes, y por tanto no se puede llamar milagro a cualquier cosa que yo no entiendo o que es solamente de orden psicológico.
11/05/21 7:30 PM
  
JSP
José Luis,

1. Con respecto a la argumentación de un ateo que arguye que si existen los milagros o hechos extraordinarios no puede darse la Ciencia porque no pueden reproducirse pregúntele usted si puede adivinar la Ciencia lo que usted va a hacer con su computadora dentro de 10 minutos.
2. Quienes objetan con tales argumentos desde la Ciencia de que nunca sabe lo que va ocurrir y la Ciencia necesita ser capaz de predecir lo que va a ocurrir, basta realizar un experimento sencillo de un acto libre propio.
3. Pues la Ciencia es obvio que no puede predecir lo que va a ocurrir. Entonces, si la ciencia no puede predecir mis acciones libres, no es extraño que no pueda predecir las acciones libres de Dios. Pero la Ciencia no se viene abajo por no poder predecir qué haré yo, ni tampoco por no predecir que va a hacer Dios.
11/05/21 7:40 PM
  
José
No porque se junten muchas palabras se dice la verdad y no porque se guarde silencio se miente.
11/05/21 9:21 PM
  
Uno de Aragon
La investigación reciente y recopilación de documentación de este milagro, se le debe al humilde y valiente canónigo Tomas Domingo, QEPD. Calanda le debe un reconocimiento.
11/05/21 10:51 PM
  
sacerdote zaragozano que cree en el milagro de Calanda
Comentarios como este que cito a continuación harán que muchas personas no lean el artículo hasta el final, lo cual es una lástima. Creo que es mejor narrar los hechos, y dejar al lector hacer una valoración.

"He aquí el gran quebradero de cabeza de todo escéptico cegado a la Verdad: la irrefutable autenticidad, insistimos, de unos documentos legítimos, amén de la memoria colectiva de un pueblo, Calanda, que todavía preserva parte de este legado, pese a la apostasía de las nuevas generaciones hedonistas y tecnólatras, quienes no creen en el hecho extraordinario, y que son un triste reflejo de la progresiva pérdida de la identidad calandina, amén de la muerte de la población anciana (los custodios de la tradición, casi todos ellos ya en el cementerio) y políticas neoliberales del peor cuño; en resumen: todo lo necesario para condenar a un pueblo histórico a la insignificancia del globalismo turbomundialista, que diría Diego Fusaro".
12/05/21 7:04 AM
  
Miguel, Madrid
En este mundo descreído y alejado de Dios, ¿aumentaría la fe si se repitieran los milagros del pasado? Dios se manifestaba de un modo más patente que hoy y este Santo Milagro es la prueba: ¿quedaría alguien en todo Aragón que no creyese en Dios al conocerlo? ¡Cómo me gustaría haber vivido en los tiempos en que Dios hacía milagros tan espectaculares, como el de San Isidro, el de Santo Domingo de la Calzada, el de Calanda,... Alguien dirá: "Dios sigue curando milagrosamente en Lourdes" y mi respuesta será: "claro que sí, pero no de un modo tan llamativo. Si no, ¿por qué los hombres no creen en Él? ¡Y ahora un nuevo cisma! ¡Qué tiempos de desesperación!
12/05/21 7:53 AM
  
Jacinto
El primer comentario es de Jacinto. Hasta ahora el único usuario con ese nombre era yo.
Al grano: conozco y he estudiado a fondo el Milagro de Calanda desde hace 50 años. (No descarto que algún amigo, sabedor de mi “calándismo” haya usado mi nombre para tomarme el pelo)
Me alegra extraordinariamente esta magnífica entrevista. Siempre me ha sorprendido lo poco conocido que es dada su importancia.
12/05/21 10:12 AM
  
Jacinto, (el segundo)

Aunque tiene un error gordo... el modo como acabó miguel Juan Pellicer... ahi dice que murió en Velilla enterrado de caridad.... pero eso demostró Tomas domingo -máximo experto del Milagro de Calanda) que no fue así... encontró en el libro de cuentas del Pilar los gastos del entierro de Pellicer, enterrado con honores de canónigo!
..................................................
Jose:
Comprendo su caso. Le aconsejo un batido de ajo y agua.
12/05/21 10:25 AM
  
JSP
Miguel, Madrid

1. ¿Qué es para usted la Eucaristía?
2. La Eucaristía es Presente y el mismo milagro se da de Dios en la Sagrada Forma y en nosotros viviendo la vida del Resucitado.
3. Por ello, el sacerdote que no cree en los milagros tampoco cree en la Eucaristía. A lo que me pregunto ¿qué hace de sacerdote como los que bendicen el Pecado?
4. La desesperación es para los que no conocen la Luz y el Amor de Dios, para los que no creen en la Promesa de Nuestro Señor Jesucristo de la Resurrección de la carne. Para muestra un botón: el milagro de Calanda.

sacerdote zaragozano que cree en el milagro de Calanda

1. ¿Es irrefutable la fecha de su nacimiento y el nombre que le pusieron?
2. ¿Preserva usted ese legado?
3. ¿La apostasía de las nuevas generaciones hedonistas y tecnólatras si no creen en el Sacramento de su Ordenación en Cristo, hecho extraordinario, pierde usted su identidad de Alter Christus e in Persona Christi?
4. ¿Toda la Santa Tradición guarda el Depósito de lo que usted predica?
5. ¿El Liberalismo y el Socialismo que seculariza a la sociedad puede tapar la Verdad?
6. ¿La persecución al pueblo cristiano puede borrar la fe en los milagros?
7. ¿El católico se limita a narrar los hechos y deja que el lector valore su opinión relativista? El mandato del Señor es: "Id por todo el mundo y proclamad el Evangelio." Entonces, proclamad la Verdad ¿qué es narrar los hechos de la batalla de Waterloo? ¿Paro de escuchar o leer cuando me dicen la verdad objetiva sobre algo? Quien está cegado a la Verdad, no es que no la busque, es que la desprecia y está posicionado en lo que mencioné de Karl Gustav Jüng: yo ya tengo mis ideas no confunda usted con hechos.
12/05/21 11:45 AM
  
José
Ajo y agua recomienda
Jacinto que al grano no va
pájaro que no tiene pico
ni argumentos sabe dar
En buen lío le han metido
a la Virgen del Pilar
Que patrona de la Hispanidad
Protectora de trasplantes
Jacinto Segundo propondrá.
Pues muñón hizo crecer
a dos palmos del corvejón
que milagros tan curiosos
sólo en Aragón se dan.
12/05/21 1:24 PM

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