La Escuela de la Virtud del Padre Palau, ideal para combatir hoy los nobles combates de la fe

Rosa María Ber Miralles. Esposa y madre. Natural de Horta de San Juan (Tarragona). Actualmente vive muy cerca de la capital tarraconense. Desde 2017 difunde y estudia la vida y obra del beato Francisco Palau y Quer. Ella asegura que nadie que conozca a este carmelita descalzo queda indiferente. Muy importante para entender nuestros tiempos, pero también para vivir y morir mirando el triunfo de la Iglesia por María…
¿Cómo nace la Escuela de la virtud del beato Palau y con qué fines?
Pues en ese momento, mayo de 1851, el P. Palau está recién llegado a Barcelona, habiendo puesto fin, por el concordato entre el gobierno de España y la Santa Sede, a su exilio en Francia. También por las persecuciones a las que allí fue sometido.
El motivo del exilio había sido el mismo, la persecución: matanzas de frailes, exclaustración, guerra carlista, etc. La España convulsa de ese momento, fruto de las corrientes liberales originadas por la revolución francesa.
Poniéndose bajo la jurisdicción de Monseñor José Domingo Costa y Borrás llegado a la diócesis barcelonesa el 9 de mayo de ese mismo año y conocido del carmelita exclaustrado.
Después de un retiro en las montañas del Montsant (Tarragona) en oración, sacrificio y penitencia, meditando sobre sus nuevas circunstancias, buscando discernir la voluntad de Dios, regresó el apóstol y a la vez que predicaba en diferentes iglesias de Barcelona, en contacto con la realidad de esas gentes y de España, surgió su más ambicioso plan hasta ese momento: la Escuela de la Virtud. La que daba comienzo el 16 de noviembre de 1851. También Monseñor Costa y Borrás le había confiado la dirección de los ejercicios espirituales del seminario conciliar de Barcelona.
El fin de la Escuela era catequizar a los adultos, una extensión del catecismo que esas gentes habían recibido cuando eran niños. La situación espiritual no era muy buena. Barcelona había sido especialmente atacada. La impiedad había fijado sus planes sobre la capital.
Ese mismo agosto Monseñor Costa y Borrás publicaba sus principales objetivos y preocupaciones, decía: “Si queremos evitar en nuestra patria esta frenética lucha de los pueblos contra los gobiernos, del pobre contra el rico, de la impiedad contra el sacerdocio y del hombre contra Dios, preciso es destruir los errores que tal desorden producen. Nada más análogo a nuestro objeto que valernos de los mismos medios que utilizan los maestros de iniquidad, la predicación y los libros”.
Por lo que también el P. Palau fue incorporando a la Escuela una segunda parte o sección sobre apologética: defensa de las verdades de la fe católica frente al ataque de las ideologías, falsas filosofías.
Escribía el P. Palau:
“Ese cambio de voces y términos produce y da por efecto un choque horrible en el mundo ideal y el sacudimiento que de él resulta no puede menos que conmover y hacer temblar y bambolear, hasta en sus propias bases, la virtud pura y la moral verdadera. Ese trueque de ideas nos trae la confusión y con la confusión las tinieblas de una noche oscurísima (…) ¡Noche fea, negra y horrible!
Y en ella estamos como él alertó.
El beato era ayudado por párrocos, canónigos, profesores del seminario y seglares formados. También se desplegó una gran campaña de propaganda en todos los ambientes incluida la prensa. Además, s colaboraba con movimientos cristianos (sociedad catequética de la doctrina cristiana, la Corte de María, Pía unión de la Minerva, Congregación redentora de las almas, cofradía de Nuestra Señora del Rosario, colegios, etc.)
Sin embargo, duró muy poco por la persecución a la que fue sometido…
Así es. A finales de marzo de 1854 fue suprimida por el entonces capitán general de Cataluña, Ramón María de la Rocha.
El éxito había sido tal que llegaron a concentrarse en el gran templo parroquial de San Agustín unas 2000 personas. Hubo que sacar el púlpito al atrio para que los que ya no cabían dentro pudieran escuchar al Padre. Si visitan la iglesia, recientemente se ha puesto y bendecido otro cuadro del beato en una de las capillas, verán la plaza que está en frente. Imagínense todo lleno, templo y plaza, ¡para escuchar sobre las virtudes cristianas! Que en definitiva es la predicación del Evangelio.
Pues bien, con este éxito el ambiente anticlerical se empezó a poner nervioso y esto hizo que desde su misma prensa se comenzara a atacar a la Escuela de la Virtud, sobre todo alertando de nuevos movimientos carlistas, de echar a perder a la juventud…Y les vino una situación propicia, la huelga general por motivos fabriles pero que les sirvió para culpar a la Escuela y a su director. Escribía: “Han tomado a pecho hacerla pasar por un club político, productor de motines y revoluciones”. Nadie lo creyó incluso provocó la risa de muchos, pero aun así todo tuvo que terminar con la clausura de la Escuela y el destierro del P. Palau a Ibiza. Monseñor Costa y Borrás también fue desterrado, pero él a Cartagena, terminando su misión en esta vida como arzobispo de Tarragona. Los dos cuerpos, el obispo y el director, se encuentran en la capital tarraconense.
Afortunadamente sus enseñanzas fueron plasmadas en un libro. ¿Por qué es importante que fuesen rescatadas y hayan llegado a nuestros días?
Él compuso el Catecismo de las Virtudes donde resume, pero con todo detalle, las lecciones de la Suma teológica de Santo Tomás de Aquino, relativa al tratado sobre las virtudes y sus vicios opuestos. En la Lumen Gentium se nos recuerda que la vocación de los fieles en Cristo es vocación de santidad y ésta supone vivir las virtudes humanas y sobrenaturales.
En teología espiritual se dice, que las virtudes junto a los dones del Espíritu Santo son los principios activos de la gracia y ellos son los que desarrollan la santidad. Si no hay virtudes no hay santidad. La obra del beato nos pone de manifiesto mediante todo su apostolado esta verdad de fe. “La Escuela de la Virtud recibió de Dios la misión de disipar al ángel tentador, fugar sus infernales sugestiones, desvanecer las dudas, corroborar la fe”.
Ante la clausura de la Escuela el P. Palau escribió otro librito titulado “La Escuela de la Virtud vindicada” escrito en defensa de la Escuelay del catecismo frente a las tergiversaciones vertidas sobre ella. Allí se lee:
“Enseñar estas doctrinas sin forma no fuera otra cosa que amontonar y nada más que amontonar echando remesas de ideas unas sobre otras y en el mundo intelectual un montón de ideas cortadas, fracturadas y sin relación no son luz sino tinieblas. No son ciencia, sino ignorancia, no son orden, sino confusión, no son plano alguno que pueda servir para edificar en el alma racional el bellísimo edificio de la moralidad, sino al contrario, la imagen de una obra arruinada.
Siendo tal la constitución física y moral del hombre, su regreso y su marcha por el camino de las virtudes pide y exige una enseñanza paulatina y que dure toda la vida. El hombre en esta vida es una pieza de las más nobles en la gran máquina del universo, lo que se está labrando, trabajando y perfeccionando en los talleres de la Iglesia militante. Siendo las doctrinas que fluyen del Evangelio su vida espiritual, su alimento y sus fuerzas se ha de administrar a sus debidos tiempos, paulatinamente y con mesura guisadas, según su capacidad y disposición. En la Escuela de Cristo el noviciado es toda nuestra vida”.
En nuestros días podemos ver cómo es muy fácil caer en las ilusiones que nos pone el demonio. Una formación en virtudes, con orden y método nos enseña a “combatir los nobles combates de la fe” (1Timoteo 6,12)
¿Cúal es el bien espiritual que produjo en su alma conocer esta Escuela de la Virtud?
En general ha sido toda la obra del beato, pero si conocerle a él, leer sus escritos, se traduce en algo, es precisamente en la Escuela de la Virtud. Lo mismo de todos los santos, me dirán, y sí, porque conocerlos a ellos nos tiene que llevar al deseo de imitarlos ya que sus vidas son la encarnación del Evangelio.
¿Por qué decidió usted en 2020 reanudar esta escuela de la virtud que creara el beato Palau?
Ha sido todo un proceso, nunca he planeado nada. Ni siquiera me hubiera imaginado encontrarme con este hombre de fuego, además cerca de donde vivo, casi olvidado de todos.
Antes de poner en marcha la escuela hubo un ciclo de predicaciones sobre diferentes temas donde se iban incorporando escritos del beato. Después vino la pandemia, cuando pudimos volver, a finales de octubre del 2020, la idea se había hecho más fuerte. El 23 de abril del 2021, víspera del 33 aniversario de la beatificación, comenzábamos. Si primero queríamos dar a conocer al P. Palau, lo segundo ya era entrar en el camino estrecho o, por lo menos, mostrarlo porque como él decía: Nadie ama lo que no conoce. Y esto se ha dado gracias a la ayuda de buenos sacerdotes y a la acogida de las Carmelitas Misioneras Teresianas de Tarragona, yo nunca hubiera podido hacer nada, todo ha sido Providencial.
¿Se podría decir que el mejor aval es que están basadas en la doctrina de Santo Tomás de Aquino?
Sí, él mismo nos lo cuenta:
“Nuestra Escuela necesita elegir por texto un autor de nota y su libro, habiéndose multiplicado tan considerablemente los escritos sobre la virtud, no podía ser sino un compendio que representara el conjunto de todas las virtudes (…). La Suma del angélico Santo Tomás de Aquino ha merecido tal aprecio de todos los doctores eclesiásticos que en las materias que nos ocupan ha sido citado siempre como libro de texto sobre las virtudes y vicios. Nuestra Escuela puede marchar segura apoyándose sobre la doctrina de un teólogo y doctor de los más profundos, siguiendo las huellas de un maestro que ha sido mirado en todos los siglos como doctor de las Escuelas. Hemos redactado en forma de catecismo todo cuanto nos dice en la Suma sobre las virtudes y vicios. Nuestro catecismo sigue exactamente el orden de materias que combinó Santo Tomás. Como nuestras conferencias se tienen solamente las domínicas del año. Contiene 52 lecciones, una para cada conferencia, lo que forma un curso completo de estudio durante el año”.
¿En qué grupos se dividen las 52 enseñanzas?
El Catecismo de las virtudes desarrolla primero las virtudes cardinales y luego las teologales.
-La virtud considerada en común.
-La virtud considerada en particular.
-Virtudes sobrenaturales.
-Y las virtudes consideradas en los individuos.
Y la segunda parte de la Escuela constaba también de 52 proposiciones: Plan filosófico-religioso de enseñanza.
Algunas de ellas: Refutación del eclecticismo, del escepticismo, del indiferentismo, del ateísmo y maniqueísmo, del materialismo, panteísmo, espiritualismo, del organicismo y del unitarismo filosófico, etc. Los frutos de aquella Escuela solo Dios lo sabe, pero tuvieron que ser muchos.
¿Por qué es clave hoy en día profundizar en las virtudes y combatir el pecado?
El P. Palau sabía perfectamente los tiempos que se avecinaban y como otro Elías empezó a combatir con el estandarte de la Cruz y su rosario. Hoy las ilusiones del demonio acampan a sus anchas. Son pocos los católicos que tienen o han podido tener una formación sólida, fundada en la roca. La inmadurez espiritual puede durar años o incluso toda la vida. No se leen vidas de santos, nilas obras clásicas de espiritualidad que tanto bien han hecho y hacen. Hoy todos podemos tener el Catecismo de la Iglesia Católica en casa y leerlo.
“Dos catecismos son necesarios, uno el de la doctrina cristiana (…) el otro, el catecismo de las virtudes. Este le instruye, le dirige y le guía hasta la cima de la montaña santa. Nuestro catecismo le describe al cristiano la ciudad santa, los senderos y carreteras que guían a ella, los precipicios y despeñaderos en los que podría caer. Le enseña por fin todo aquello que debe saber para no extraviarse del camino de la perfección”.
“El cristiano tiene o cree tener fe, pero todos hemos sido derrotados por muchos vicios y así nos encontramos en el mundo, mundanizados. De ahí se sigue la incredulidad y Satanás continua su obra contando entre sus aliados a los cristianos constituidos en mundo”.
¿En qué lugares se ha dado ya la Escuela de la Virtud?
Pues de momento hubo un grupito de personas que se conectaban por internet un día por semana y un sacerdote les dio un resumen de las lecciones o las principales virtudes. No es que la intención fuera dar la Escuela del P. Palau, pero este sacerdote se encontró con el catecismo que el beato había preparado. También en una parroquia se está dando a un grupito de feligreses.
Es verdad que él quería que se extendiera por toda España, pero con el destierro…
¿Cómo pretende consolidar esta escuela y difundirla?
Sin la ayuda de Dios es imposible. Hoy nos cuesta mucho este esfuerzo espiritual. La virtud y el vicio dependen no solamente del conocimiento sino también de la voluntad. Seguir adelante en esta formación, perseverando. En Tarragona tenemos la gracia de tener la Escuela con el cuerpo del beato presente. Él es el principal interesado y los alumnos contamos con su intercesión. También con la Patrona de la Escuela que preside el altar: Nuestra Señora del Monte Carmelo, para nosotros Nuestra Señora de las Virtudes, lo mismo que en San Agustín.
¿Sabe quién bendijo la imagen en Barcelona iniciando el año 1852? Monseñor Costa y Borrás. Ella presidia todas las lecciones.
“Del alumno que os implora sed maestra, sed salud, sed María protectora de esta escuela de Virtud” se repetía en los gozos cada domingo mientras duró. También lo hacemos nosotros.
¿Qué nos puede contar de Nuestra Señora de las virtudes?
Esto yo diría que es lo más importante, para ello tenemos que ir a su origen, al Monte Carmelo y me voy a dejar muchas cosas para no extenderme:
En esta obra hay mucho más de lo que se cree y en ello está María Santísima, la Inmaculada, el espíritu carmelita, el espíritu de Elías, de restauración. Es lo que más me ha hecho entender por qué hoy, en tiempos en que el crecimiento espiritual se ha hecho y se hace muy difícil, es imprescindible vivir imitando las virtudes de María, de su Mano.
Desde su infancia, el joven Francisco, tenía una llamada, el Espíritu Santo le llamabaa una entrega y amor mayor, en busca de su Amada. El camino, más adelante, se le mostró en el Carmelo descalzo a través del mismo Elías. En todo su apostolado, en Francia, en Barcelona, esparcía la devoción a la Virgen, aunque la noche oscura en busca de su Amada no terminaba. Hasta que llegó su destierro en Ibiza. El 12 de noviembre de 1860 predicando en la catedral de Menorca se le mostro, en forma velada. Allí comenzó, a sus 50 años, su experiencia mística. ¿Quién era Ella? Era la Inmaculada como figura perfecta y acabada de la Iglesia, con la que llegaría a la unión y desposorio como Sacerdote. Unión y desposorio con la Iglesia. Así debe ser en cada sacerdote.
El Carmelo es todo de María. Los Carmelitas han sido conocidos por su profunda devoción a la Virgen, a Ella deben imitar en sus virtudes. A demás los carmelitas han difundido el amor y entrega a Dios por María. Caminando con la Virgen, modelo de fidelidad plena. En el Carmelo, Elías defiende valientemente la pureza de la fe en el Dios único y Verdadero. El Carmelo es la imagen del Jardín de Dios.
Cuando leemos en el Cantar de los Cantares la belleza de la Esposa a la que se le ha dado la hermosura del Carmelo, los santos Padres lo aplican a María y a la Iglesia.
En toda la obra del P. Palau encontramos a Nuestra Señora del Carmen bajo el título de Nuestra Señora de las Virtudes. En la escuela es entronizada, luego es llevada la imagen a su destierro en Ibiza donde el beato le construye el primer santuario mariano, en Es Cubells. Y en la capilla de Vallcarca donde el Padre exorcizaba presidirá el altar y los exorcismos. Ella es la Mujer del Génesis y la Mujer del Apocalipsis. Además, el nombre de la capilla era el de Nuestra Señora de las Virtudes, pero por la gente se la empezó a nombrar como la capilla” “dels Penitents” (los penitentes) y así ha quedado.
Vivir las virtudes por María, imitarla. Ese es el camino que enseña el Carmelita al católico de su tiempo y sobre todo al católico de hoy. La consagración a María, una verdadera entrega: “La verdadera devoción a la Virgen es auténtica cuando esta se traduce en obras de virtudes en imitación de la vida de María. No basta tener buenos sentimientos religiosos escondidos dentro, es necesario que se traduzcan en obras, mediante un testimonio público, a vista de todos…”
El beato nos dirá: A la Iglesia por María.
Toda la obra del beato hoy, hay que mirarla desde su experiencia mística.
No trabajar para nuestra conversión es perder el tiempo, la vida. Y lo más importante, así se vence a Satanás. En la Escuela de la Virtud de Barcelona se vio al Sacerdote, al Padre de almas, al Carmelita descalzo, al apóstol de la Iglesia, al exorcista que enseñaba el camino de la conversión, al escritor, al profeta: “El mundo no se salvará sin María, la tierra no verá una restauración sin María”.
¿Cómo se puede colaborar con ustedes?
Pues yo les pediría que si alguien puede ayudar a que se conozca y difunda la obra del beato que se ponga en contacto conmigo a este correo: [email protected] ya sean parroquias, movimientos, grupos, familias, … El P. Palau es para todos.
Él como apóstol de la Iglesia buscó a su prójimo, ahora somos un grupito de seglares, y sacerdotes e hijas del beato que nos animan, los que queremos que vuelva a ser conocido para Mayor Gloria de Dios y bien de las almas.
Y termino con unas palabras del P. Palau en carta a uno de sus colaboradores en la Escuela:
“¿Puede un seglar suprimir la Palabra de Dios, la enseñanza del Evangelio y la explicación de sus doctrinas? Pueden cortarnos la lengua, pero no podrán vulnerar nuestra libertad. Pueden cortar las manos a un obispo, pero no perderá su báculo. Pueden matar el cuerpo, pero no encarcelar al Verbo de Dios. Déjalos, ningún mal puede hacer a los que son fieles a Dios”.
Por Javier Navascués
1 comentario
Gracias por esta maravillosa entrevista y testimonio de este gran beato.
Dejar un comentario





