Fernández Barbadillo: “No necesitamos inventarnos nada. Las obras de la Hispanidad son asombrosas”
El sábado tendrá lugar en Madrid el congreso “La misión histórica de España", organizado por Luz de Trento
Pedro Fernández Barbadillo. Bilbao, 1965. Periodista, escritor y divulgador histórico. Doctor en Derecho y máster en periodismo por El País y la UAM Ha trabajado en diversos medios de comunicación. Fue director de los programas informativos de la televisión 7NN. Y colabora actualmente con Javier Esparza en el programa El Gato, con Javier García Isac en Informa Radio, y en los periódicos Gaceta.es y OKDiario.
Su libro de humor ‘Bokabulario para hablar con nazionalistas baskos’, de 2004, mereció una interpelación parlamentaria en el Congreso por parte del diputado del PNV Aitor Esteban, al que no le gustaron sus chistes.
Otros libros suyos son ‘Eternamente Franco’ (10 ediciones), ‘Eso no estaba en mi libro de Historia del Imperio español’ (3 ediciones), ‘Historia desconocida del Imperio español’ (2 ediciones), ‘Los césares del imperio americano. De George Washington a Donald Trump’ y ‘Manual para españoles sin complejos’ (3 ediciones).
¿Qué supone para usted participar en un nuevo congreso de Luz de Trento, en esta ocasión sobre la misión histórica de España?
Una doble alegría. Primero, porque sus organizadores cuenten conmigo; y, segundo, porque sus congresos y jornadas se han asentado como una cita imprescindible para los patriotas. En unos tres años, los muchachos de Luz de Trento han puesto en pie una asociación capaz de reunir a doscientas personas en un salón. Hace 15 años, semejante capacidad de convocatoria era inconcebible. ¡Cuánto han cambiado las cosas en este tiempo! La obligación de nosotros, los mayores, es apoyar a estos jóvenes. Basta de quejas, de rencillas y de murmuraciones, que tanto daño han hecho. Aprendamos de la izquierda a trabajar en la misma dirección.
Además, considero muy acertado el tema de la jornada del 7 de junio. Una de las razones de la decadencia de los europeos es la desaparición de las misiones o de los objetivos de sus respectivas naciones y hasta personales. Si no esperas nada de la vida, porque no crees en Dios ni en tu pueblo ni en el porvenir, si sólo esperas un salario, ni siquiera una vivienda en propiedad ni unos hijos, si no hay nada que te interese, ¿a qué dedicas el tiempo?, ¿a acumular borracheras o viajes y a contar los días que faltan para la jubilación? Los separatismos vasco y catalán son todavía atractivos porque ofrecen una causa, una trascendencia, a parte de la población.
¿Por qué en esta ocasión ha decidido que su intervención sea un debate con un periodista argentino, José Papparelli?
Los españoles no tenemos la patente de la Hispanidad. Nos penetra y nos posee a todos los que hablamos español y tenemos la misma religión y cultura. Hemos de comprender que existen diferentes formas de sentir lo hispano; tenemos que escucharlas todas e integrarlas en un movimiento. El barco de la Hispanidad zarpó a finales del siglo XIX, con la Unión Ibero-Americana, que fue capaz de organizar congresos y de impulsar la conmemoración del IV Centenario del Descubrimiento en 1892, de impulsar la que entonces se llamó Fiesta de la Raza. A mediados del siglo XX ese barco se varó, debido al mundo bipolar y la Guerra Fría, y ahora vuelve a ponerse en marcha, ante el fracaso del liberalismo económico y del ‘socialismo del siglo XXI’. Todos hemos de subirnos a él.
¿Por qué buscará huir de los tópicos frente al significado verdadero de la Hispanidad?
Algunos creen que la Hispanidad consiste en repetir frases de Blas de Lezo que éste jamás pronunció, celebrar las derrotas inglesas o gritar ‘¡Gibraltar español. Malvinas argentinas!’. Hemos de sacudirnos un pasado fantasioso, y en ocasiones falso, para situarnos en el presente y mirar al futuro. ¿De qué nos serviría recuperar Gibraltar mañana o el año próximo si de docenas de municipios catalanes, navarros, gallegos y vascos ha desaparecido todo símbolo nacional, si cientos de miles de jóvenes españoles tienen que emigrar para tener un empleo decente y si en muchos lugares los españoles están siendo sustituidos por marroquíes?
¿No es exagerado decir que la Hispanidad es la única manera que tiene España de estar presente en el mundo?
Los españoles tenemos dos privilegios que podrían convertirnos en una potencia global: el estrecho de Gibraltar, que muchos geógrafos, militares y políticos definen como el centro del mundo, y la Hispanidad, entendida ésta como un vínculo entre casi 500 millones personas, por el idioma y la cultura. Los franceses, a los que se les está desmoronando la filfa de la francofonía en África, envidian esa fortaleza. La lengua española en México o Colombia es parte del ser de esos pueblos, de su literatura y de su creación, mientras que la francesa en Senegal o Madagascar es una lengua de trabajo, heredada del colonizador, usada para marcar diferencias y recibir subvenciones. Lamentablemente, falta la voluntad en las clases dirigentes españolas y americanas de aprovechar esa unidad para formar algún tipo de asociación o conseguir presencia en el nuevo mundo multipolar. Y ello no responde solamente al nacionalismo decimonónico. Los modelos de nuestras oligarquías (y en algunos casos sus patrocinadores) son contrarios a estos vínculos: por motivos religiosos, culturales, o económicos.
¿Por qué es importante documentarse con medios serios y rigurosos para conocer la verdadera dimensión histórica del Imperio español?
No necesitamos inventarnos nada. La realidad y las obras de los españoles e hispanoamericanos desde el siglo XV hasta la actualidad son asombrosas. Sólo hay que conocerlas. Y no existen excusas, pues ya disponemos de multitud de libros, cursos, foros de debate, recreaciones, cuentas de X y hasta películas. Mediante el conocimiento del Imperio español derribaremos la Leyenda Negra, que nos lastra y nos convierte en un pueblo anormal, que se regodea en el desprecio de sí mismo. El profesor José Pulido Rubio, investigador de la figura del piloto mayor de la Casa de Contratación de Sevilla, escribió hace casi cien años que “en el Archivo de Indias, el amor a España se intensifica, porque leyendo los documentos de su pasado tan glorioso y honrado, se siente uno orgulloso de ser español”. Él debería ser nuestro modelo.
¿Cuáles son las principales propuestas para trabajar en el presente y de cara al futuro en favor de la Hispanidad?
Como carecemos de partidos políticos y de gobiernos decididos a trabajar por la Hispanidad y la unión de los pueblos hispanos, a los ciudadanos nos queda el trabajo social y cultural, de creación de una opinión pública hispánica. Aparte de la formación que he mencionado, o de la oración por la beatificación de la reina Isabel, que nunca está de más, le doy otra propuesta. El próximo 12 de octubre, que es domingo, se puede quedar con varias personas, incluidas hispanoamericanas, para hacer una ofrenda floral en cualquier monumento a Colón o al Descubrimiento de los muchos que hay en España; o escribir cartas al director; o pedir que en el colegio de los hijos se dedique una jornada a hablar de América… Muchos pequeños actos pueden mover montañas.
Por Javier Navascués
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31 comentarios
pasado que sobrevive y tiene virtud para hacerse
futuro.
Coincido con que el euskera no existe. Es un invento del tarado antiespañol Sabino Arana. Lo que existía eran las distintas variantes del vascuence según el valle en que se hablará. El euskera ha matado al vascuence inventando un idioma con palabras tan patéticas como "ecologikoak", "aeroportua" o "Bilbo".
El primer mensaje, del impagable Juan Mariner, consiste en una lista de quejas, y encima inventadas, al estilo nazionalista catalán.
-¿Nos puede decir dónde en la entrevista se arremete contra la senyera... que es el pendón de Aragón apropiado por los catalanes?
-¿Quién da "un grado inferior" a determinados territorios nacionales? Si se refiere a Cataluña, ésta (mejor, dicho, la oligarquía que la saquea) no para de recibir privilegios. Como competencias, dinero de todos los españoles y, encima, para los destructores de la paz social, indultos y amnistías.
Y Sánchez amenaza con darle otro privilegio: un concierto como el vasco y navarro.
-Ni el Rosellón ni la Cerdaña ni Portugal son "tan españoles como Valladolid". Los reyes de España tuvieron que renunciar a ellos en el siglo XVII y nunca los han vuelto a reclamar... a diferencia de Gibraltar o Menorca.
¡Qué daño hacen ciertas lecturas fantasiosas del tradicionalismo político, como "las Españas" de Elías de Tejada!
-El vascuence no puede ser "tan español como el castellano" porque lo hablan 500 millones de personas y el batúa inventado sólo un puñado de docenas de miles.
Mariner, le sugiero que busque lo que nos une, no lo que nos separa.
América no pertenecía al "Imperio español", ni el Rey de España (Hispaniarum Rex) era emperador.. América era el Reino de Indias o los Reinos de Indias
También puede reconocer que se ha inventado las quejas.
-¿Nos puede decir dónde en la entrevista se arremete contra la senyera... que es el pendón de Aragón apropiado por los catalanes?
-¿Quién da "un grado inferior" a determinados territorios nacionales? Si se refiere a Cataluña, ésta (mejor, dicho, la oligarquía que la saquea) no para de recibir privilegios. Como competencias, dinero de todos los españoles y, encima, para los destructores de la paz social, indultos y amnistías.
Navarra, Baleares, Aragon, Murcia y Valencia tienen menos derechos que la Corona de Castilla, no veremos ningún Presidente del Gobierno jamás de estos territorios, solo en épocas convulsas los hemos visto, y acabando mal.
Si uno se mete ya en ensoñaciones imperialistas habrá muchos problemas.
No nos ponemos de acuerdo entre los pueblos de España imaginen si añadimos todos los americanos. Ya de paso Filipinas y Guinea y el Sáhara.
Es imposible que 500 millones repartidos en cuatro continentes sean gobernados por un rey absolutista o un caudillo desde Madrid.
Solamente una suerte de confederación sería viable, pero entonces los 48 millones de españoles tendríamos que admitir que ciento veinte millones de mexicanos tendrían más peso electoral que nosotros.
Lo más cerca de poder mantener la unidad de u Imperio tan vasto fue con las cortes de Cádiz, pues por primera vez los territorios de ultramar tuvieron diputados que les representaban y no eran directamente gobernados desde Madrid. Ahí fue cuando de verdad dejaron de ser colonias.
Por eso Gibraltar es colonia inglesa pero Ceuta no es colonia española, porque los yanitos no tienen diputado en Londres pero los caballas sí tienen diputado y senador que los representan.
Pero Fernando VII en cuanto pudo rompió su juramento a la constitución de 1812, gobernó como un tirano lo que él consideraba sus colonias y ya sabemos el resto...
No hay en la actualidad "Corona de Castilla" dentro de España. Los territorios no tienen derechos, sino las personas. Y Navarra (que era parte de la Corona de Castilla en la Monarquía del Antiguo Régimen) tiene el convenio, que concede a sus habitantes privilegios fiscales de los que carecen los madrileños o extremeños o catalanes.
Ya le he desmontado en otras ocasiones esa memez del supuesto veto a los presidentes de gobierno por su origen, pero insiste en ella, ahora con la mención a que acaban "mal".
Un dato frente a sus novelas victimistas: de los 5 presidentes de gobierno español asesinados, uno era catalán (Prim), los otros fueron dos gallegos (Canalejas y Dato), un andaluz (Cánovas) y un castellano (Carrero). Menudo desequilibrio.
Y aquí dejo de perder el tiempo con usted... que no me ha contestado a la pregunta de quién menosprecia la senyera.
Ser es defenderse.
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