Mª José Garcerán habla de "Acunando con el Alma", sobre el sufrimiento de las pérdidas gestacionales

María José Garcerán Martínez, administrativo en la empresa privada. Felizmente casada con 5 hijos en el cielo y 5 en la tierra. Nos habla en esta ocasión de su libro Acunando con el Alma, un libro en donde reflexiona sobre el tema a partir de su experiencia.

¿Por qué decidió escribir un libro para visibilizar el sufrimiento de las pérdidas gestacionales?

Decidí escribir el libro tras el descubrimiento interior, a nivel emocional especialmente, que supuso para mí la terapia psicológica que llevé a cabo con un terapeuta tras la pérdida de mi hijo Samuel en la semana 39 de gestación en el año 2018. Comencé la terapia aproximadamente a los 20 meses de la muerte de Samuel.

Era la quinta pérdida gestacional que sufría, la única tan avanzada, gracias a Dios. Las previas, tras el nacimiento de mis hijas mayores fueron tempranas. Y después de mi tercer y cuarto hijo tuve una más tardía, de 16 semanas. Tras la muerte de Samuel hemos tenido otra hija, Blanca, que tiene dos años. Y recientemente he tenido una pérdida de 7 semanas, durante la cuaresma de este año, el 15 de marzo concretamente. Vivir la experiencia de la muerte perinatal de Samuel (que es el nombre que reciben las pérdidas en avanzado estado de gestación) me puso la vida patas arriba, especialmente en el matrimonio. El transcurso de las distintas etapas del duelo y el encrucijado tránsito por ellas de mi marido y el mío propio fue devastador. Ambos, en distintos períodos de tiempo nos distanciamos de Dios, aunque no de los sacramentos, esa lejanía de Dios fue lo que nos perjudicó de un modo incalculable.

¿Por qué el título Acunando con el alma?

Hace honor a la verdad, a los hijos nacidos sin vida se les acuna desde el alma. Con un gran amor consciente en ocasiones y desde el subconsciente siempre. Digo desde el subconsciente, porque las pérdidas gestacionales dejan una herida emocional siempre, que nos condiciona, y en mayor o menor medida eso afecta e interviene en nuestra vida mucho más de lo que podamos imaginar, aunque creamos que no, incluso aunque tengamos fe y contemos con una vida espiritual plena, haciendo uso de los sacramentos asiduamente, etc.

¿Por qué quiso contar su experiencia personal y cómo puede ayudar a otras mujeres que han pasado por lo mismo?

La sanación espiritual y emocional experimentada la consideré digna de ser compartida, con el ánimo principal de ayudar a otras mujeres y familias, pero también con mucho interés de llegar a personas que no hayan sido afectadas directamente, para que tengan la oportunidad de conocer la intensidad que puede llegar a alcanzar una pérdida gestacional y así empatizar verdaderamente con los afectados por pérdidas gestacionales con los que se puedan encontrar a lo largo de su vida, puesto que nunca sabemos si nos va a tocar vivir tal experiencia de un modo directo o indirecto, le puede suceder a alguien próximo, a una hija, a una hermana, una sobrina …. Es importante, en mi opinión, conocer un poco sobre la realidad de lo que sentimos los afectados, para que el entorno sea considerado, especialmente, durante la elaboración del duelo.

También, aunque el aborto sea no deseado se sufre en cierta manera un síndrome post-aborto…

También. Aunque la pérdida sea no deseada se sufre un síndrome post-aborto, con otras connotaciones, seguro que distan mucho de las del aborto voluntario o mal llamado “aborto deseado", discúlpame que haga un paréntesis pero quiero aclarar algo, hay pérdidas voluntarias, pero creo que el auténtico deseo de eliminar la vida de su hijo, un embrión o feto, no la puede tener ninguna mujer. Nuestra alma, que la ha diseñado el Creador a semejanza suya no puede desear en lo más profundo la violencia, y menos esa, la violencia mortal a su hijo dentro de ella.

El aborto es un mal, una tentación del maligno que Dios permite, un daño moral que se ha instalado en nuestra sociedad y que las leyes a su favor pretenden mediante su legalización eximirle del mal moral que es. Por todo esto no podemos demonizar a las mujeres que toman esa errónea decisión, pues son víctimas de todos los pecados que he mencionado, víctimas de la cultura de la muerte. El miedo es atenazador y nos anula la capacidad de discernir…

Dicho esto, retomo la respuesta… mi propia experiencia me lleva a afirmar que en las pérdidas involuntarias también se da el síndrome post aborto, pero sería atrevido por mi parte afirmar esto conforme a mi experiencia únicamente, para realizar tal afirmación me baso en lo que los profesionales de la salud manifiestan…. Aunque haberlo sufrido en primera persona, indudablemente, acrecienta que me reitere en tal afirmación.Yo, sin ser consciente de que lo padecía, descubrí una década después que estaba sufriendo las secuelas de las múltiples pérdidas involuntarias que había tenido, al comenzar el tratamiento con el terapeuta, a los 20 meses de morir Samuel, fue cuando descubrí toda esta realidad emocional con la que vivía y de la que no era consciente. La distimia se había instalado en mi vida y yo no era consciente de que las múltiples pérdidas que había sufrido estaban detrás de ella, y que en gran medida eran el origen de ella. *(La distimia es un trastorno depresivo que no encaja en el diagnóstico de una depresión severa, aunque comparten síntomas y tratamientos)

De hecho, actualmente, estoy “rarilla” y sé que se debe a la pérdida reciente que he tenido, la diferencia que me aventaja respecto a la de las pérdidas anteriores, especialmente de las primeras que tuve hace ya una década, es que actualmente me conozco mucho más a nivel emocional y sé como relacionarme conmigo misma, es muy reparador saber tratarnos bien a nosotros mismos, y ser auto compasivos. Que no es lo mismo que victimizarse ¡ojo al dato!

Quiero aclarar, que evidentemente, la connotación de la culpa no está tan presente en las pérdidas involuntarias, ¡aunque cuidado! Porque también aparece. Como la muerte gestacional sucede dentro de nuestro cuerpo, la sensación de que no has tenido la situación bajo control aparece y te visita el sentimiento de la culpa, en todas mis pérdidas lo he experimentado, tener la sensación de no haber sabido proteger a ese hijo…

¿Cómo se puede superar la traumática experiencia?

El término que yo suelo emplear no es el de “superación” sino el de “integración", creo que el dolor se atenúa porque se integra en nuestra vida.

No quiero dejar de nombrar la importancia de que el duelo se elabore de un modo saludable cuenta en una medida muy muy importante por el trato recibido en el hospital por parte del personal sanitario. Ahí arranca el duelo, afortunadamente, cada vez más hospitales tienen un plan de actuación frente a las pérdidas gestacionales, pero hasta hace muy poco no estaban estos protocolos en casi ningún hospital, es algo novedoso, que está generando un gran bien en la salud emocional de las familias que pasamos por esta experiencia. Es interesante saber, para hacernos una ligera idea sobre la falta de protocolos hospitalarios, que en un pasado no muy lejano, muchas mujeres (recién paridas y con sus hijos en la morgue) han sido hospitalizadas en la misma habitación que otras mujeres que tenían a sus bebés vivos con ellas, creo que esa falta de consideración hace presente la invisibilidad de este duelo y la falta de protocolos con la que ha contado la muerte gestacional y/o perinatal.

Esta integración del dolor, sin la esperanza del cielo, a mí, personalmente, me resultaría inviable. Porque saber que me voy a reencontrar con mi hijo, hacía que incluso en las etapas más duras del duelo sintiese un consuelo inexplicable. El mejor modo de que todo este dolor se integre dentro de nosotros es transitar el duelo lo más conscientemente posible. Leer sobre el duelo y sus etapas, leer sobre la muerte gestacional artículos y/ o libros, donde se pronuncien los profesionales de la salud y también experiencias personales. Hay muchas páginas en internet, en donde leer y reflexionar…

Pero para que esta integración del dolor sea plena, creo que es fundamental tener una vida interior, vivir unido a Cristo y a su pasión. A mí me ayudaba mucho el rosario, unirme a la virgen y a su dolor como madre. Será tal vez incongruente pero le tenía la palabra casi negada a Dios, prefería relacionarme con la Virgen… ese silencio que establecí con el Señor durante un período de dos o tres meses me hizo una herida espiritual importante, ¿eh? Pero nada que la vuelta a los brazos del Padre no aliviase con bastante agilidad. Dios es así, misericordia infinita…y como estaba unida a su madre los males no fueron mayores.

¿Cómo ayuda la fe?

En la respuesta previa he dado unos matices sobre el modo en que me ayudó la Fe, quiero resaltar aquí algo más, y fundamental en todo el proceso, es el acompañamiento espiritual que recibí por parte de la comunidad neocatecumenal en la que mi marido y yo vivimos la Fe. Sus oraciones por mi familia han sido cruciales para que nuestra vida se restaurase, ya que el matrimonio se resquebrajó. Durante ese tiempo de sequía espiritual que pasamos, sin la oración de nuestra comunidad y las orientaciones puntuales que recibimos por parte de nuestros catequistas no habría sido posible este milagro. El Señor ha estado grande con nosotros.


Conociste en el proceso del duelo una asociación de duelo perinatal, que acompañan a las familias que han perdido a sus hijos por muertes gestacionales involuntarias y voluntarias ¿es así? ¿Por qué quieres diferenciar estas pérdidas naturales de las voluntarias? ¿Pasa algo significativo dentro de las asociaciones de duelo perinatal respecto a las muertes perinatales voluntarias? Hay varias, ¿no?

Sí, yo diría que en prácticamente todas las provincias de España hay alguna red de duelo perinatal. La cabida a las mujeres que se han practicado un aborto estoy completamente convencida de que hay que darla. Lo feo que encontré en la asociación respecto a esto fue el aire reivindicativo que tomaron. Declararon la guerra a los médicos objetores de conciencia del Servicio Murciano de Salud, incluso un programa de emisión nacional grabó un especial sobre toda esta cuestión. Yo estaba presente en toda esa “primera cocción” que se comenzó a dar en la asociación, un par de años, aproximadamente, más tarde llegó a las pantallas de nuestras casas.

En esas primeras semanas intenté abordar toda la desmesurada reivindicación que se estaba produciendo en el grupo del WhatsApp, pero fue infructuosa y abandoné el grupo, brindándoles la oportunidad siempre vigente de reconciliarse con la vida y con el derecho a la vida, derecho que contempla no solo la ley natural, si no hasta las leyes establecidas por los hombres, siendo el derecho más preciado en cualquier sociedad avanzada, tal y como figura en la propia Constitución Española del 78.

Después del libro, ¿se plantea dar conferencias sobre su experiencia y quizá formar una asociación?

Estoy abierta a desplazarme a cualquier Diócesis en la que se me inste acudir. Ya sean jornadas pro- vida, jornadas de formación de duelo perinatal en hospitales públicos y/ o privados, tertulias provida , sobre duelos del tipo que sean y/o sobre la muerte gestacional y perinatal…

Sería ideal formar una asociación de duelo Perinatal, tendrían cabida las mujeres que han sufrido IVES (interrupción voluntaria del embarazo) ciertamente me gustaría. Evidentemente, habría cero reivindicación pro-aborto. El espíritu que tendría la asociación, respecto a las madres que han puesto fin a sus embarazos, tendría como característica principal el de acogida y el de perdón , el de reconciliación con su hijos lo primero de todo …

Y para eso trabajaríamos muy unidas a Proyecto Raquel, que es uno de los proyectos que tiene la asociación de fieles de la Iglesia, Speimater, es un programa de sanación de las heridas del aborto, donde un consejero, formado previamente por Proyecto Raquel, hace el acompañamiento a estas mujeres que han abortado y también a cualquier otra persona que haya estado involucrada en uno, tal como podrían ser el padre del bebé abortado, los abuelos, amigos que desde el desconocimiento animaron a alguien a abortar… Es una labor preciosa que conocerla me conmovió muchísimo. De hecho los beneficios del libro son para Speimater, ya que Proyecto Ángel, otro de los proyectos que tiene esta asociación de Speimater si requiere de liquidez para llevar a cabo la labor de apoyo a las embarazadas que se encuentran en situación de vulnerabilidad.

¿Cómo podrían contactar con usted aquellas personas que han pasado por una situación similar?

Le doy las 2 formas de contactar.

619860603

[email protected]

Por Javier Navascués

1 comentario

  
Marta de Jesús
El titulo me parece tan acertado, que aunque estoy en modo #no comentar#, hoy haré una excepción.
Como madre de 4 hijos, dos de ellos fallecidos antes de nacer de modo natural, también lo he vivido. La autora más veces, más dolor. Al primero lo acuné mucho con el alma, al siguiente, el tercero, con la vida más ajetreada por la vida matrimonial y el segundo hijo, que guerreaba mucho, no recuerdo acunarlo tanto. También porque me resultó más fácil de llevar al haberlo vivido antes. Lo superé muy bien, gracias a Dios. No fueron pérdidas tardías, lo que quizá facilitó eso que llama integración. Pero conozco ese dolor. Mis hijos fallecidos, al igual que los de esta señora, están en manos de Dios.
03/07/23 2:24 PM

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