Joaquín, vida de pecado, caos e intento de suicidio, luego fue evangélico y por fin encontró la fe católica

Joaquín nacio en Vilafranca del Penedés, Barcelona hace 42 años. Desde los 13 años comenzó a trabajar en una panadería. A los 14 años, tras dejar de estudiar, lo hizo en una carpintería, llegando a ser uno de los encargados. Ya desde joven hizo voluntariado en la Cruz Roja para salvar vidas. Tras hacer el servicio militar volvió a la carpintería, actividad que compaginó con poner música en un pub. Se casó a los 20 años, durando solo un año el matrimonio. En esa época iba con moteros y llevaba muchos tatuajes desde los 14 años. Con 22 años se puso a trabajar en un bar y acabo siendo socio del mismo y teniendo varios locales. Montó varias tiendas y negocios hasta que se arruinó con una pequeña pizzería. Tras trabajar en seguridad, actualmente lo hace montando gimnasios, un trabajo que le encanta, actividad que compagina con la pintura, pintura religiosa desde su conversión.

¿Cómo fue su infancia y en qué medida esa infancia dura que tuvo condicionó su vida?

No me gusta hablar de ella mucho, pero cuando la explico la gente dice que es dura. Yo tengo traumas, pero me gusta verlo por la ventana de que hoy en día soy lo que soy porque un día fui el que fui. Me infancia fue dura con una madre un poco particular, siempre estaba depresiva, se despertaba más tarde que yo…mentía, dejaba deudas por todos lados, hablaba mal de mi padre y de todo el mundo cuando no estaba. Mi madre se fue con otro hombre y mi padre la perdonó. Para no estar en el pueblo en que vivían vinieron a Vilafranca y a los 2 o 3 meses nací yo. Mi infancia fue dura porque había muchos gritos en casa y para nada se hablaba de Dios.

La familia por parte de madre era la que más gritaba, en cambio por parte de padre, mi tío José y su familia eran diferentes. Me encantaba estar con ellos porque eran una familia unida. Murió joven mi tío José peró dejó la familia muy unida hasta hoy en día. Todo lo bueno lo aprendí de mi tío, que explicaba las cosas con mucha paciencia. En cambio mis padres siempre estaban de broncas. Mi madre se intentó suicidar y finalmente no lo consiguió. Después se fue de casa y se marchó a vivir con un hombre y nos dejó a todos tirados. Luego años después la estuvimos buscando hasta encontrarla. Ahora viene de tanto en tanto, pero vive en la calle. Le suplico que se quede a vivir conmigo, pero prefiere seguir de vagabunda.

Cada vez que salgo con los jóvenes de San José a dar comida a los pobres pienso que mi madre está igual y me muero de pena. Recuerdo con mucho cariño los veranos en los que iba a Alicante y esas épocas eran increíbles porque mis primos eran como mis hermanos y tenía una vida normal. Yo era un niño difícil porque me orinaba encima hasta los 6 años y bebía en biberón hasta los 9 y no podía dormir solo hasta los 13 años porque tenía pánico. Sin embargo con 14 años ya ponía música en los pub y hacía vida de persona mayor. Con esa edad ya iba con mujeres y conducía moto. Mi primera Harley la llevé con 15 años. Jugué con las drogas, pero nunca estuve atado a ellas. Mi madre condicionó mi vida. Cada chica que conocía rara me recordaba a ella porque yo inconscientemente buscaba mujeres de carácteres muy complicados como el de mi madre. Ahora he encontrado una chica que es todo lo contrario y a veces ni me lo creo.

Estuvo muchos años alejado de Dios, con una vida muy desordenada. ¿Cómo comprobó que ese desorden no le hacía féliz?

Estuve alejado toda mi vida porque en mi familia casi nadie hablaba de Dios, excepto mi tía Paquita de Alicante, mujer caritativa humilde, que ayudaba a todo el mundo. Nunca he sido feliz teniendo cosas, negocios, dinero, mujeres, una Harley….En cambio nunca me he sentido tan feliz conociendo a Dios, que me ha enseñado lo que es la felicidad. Me di cuenta que mi vida estaba desordenada porque siempre estaba vacío y enfadado. Tenía cosas y las perdía. Tenía mucho dinero y lo perdía. Todo, el dinero, las mujeres, era muy volátil. No me he sentido feliz nunca. No podía querer porque me volví muy frío.

Cuando perdí el negocio, con deudas y a mi novia, a punto de ser padre se me fue la cabeza y una noche me bebí una botella y pico de whisky y 40 o 50 pastillas. No me acuerdo de nada, pero dicen que me enviaron una ambulancia y me pusieron dos adrenalinas porque estaba más muerto que vivo. Recuerdo que me metieron en un centro para personas que se han querido suicidar. Yo llevaba una cruz colgada en el cuello. Allí me encerraron 2 días y me di cuenta que todo iba mal, que había tocado fondo y que estaba solo. Me di cuenta de que mi vida no valía nada.

En su búsqueda de la verdad, probó en una comunidad evangélica, ¿Cómo fue la experiencia?

Al pasar por una iglesia evangélica pedí a Dios en la puerta que si me dejaba ver nacer a mi hija y nacía bien yo entraba en esa iglesia a conocerle. Al pasar por delante del hospital de Vilafranca sentí un enorme escalofrío y me dio por parar y entrar en el hospital. Estaba naciendo mi hija. Al domingo siguiente fui a la iglesia evangélica. Me enamoré de Cristo gracias a los evangelistas. Me hice cristocéntrico, dejé las excusas, fui capaz de humillarme, aprendí a ser humilde…

Sin embargo algo le hacía seguir orando buscando la Verdad, hasta que encontró la Iglesia Católica…

Cada día cuando oraba le decía a Dios que me mostrase el camino y me iría donde Él me dijera. Me gustaba estar con los evangélicos, pero no me daban respuestas convincentes a mis preguntas. Me decían simplemente que ellos tenían la verdad y los otros no, pero sin argumentarlo. Me acogieron bien e incluso me dieron trabajo, pero cuando comencé a buscar la verdad por mi cuenta no les gustó nada y hoy en día no tengo relación con ellos. De repente un hermano evangelista me buscó un trabajo de vigilante de seguridad en Barcelona. Yo, por mis heridas, no quería saber nada de mujeres y cuando se me acercaban para espantarlas les hablaba de Dios y que no quería tener sexo hasta el matrimonio. De repente llegó una chica llamada Sara, mi actual novia, que era católica y empecé a hablar con ella cada día hasta que acabé hablando con el Padre Javier Vila y me invitó a hacer unas catequesis. Yo antes creía que los sacerdotes católicos eran casi todos homosexuales y unos abusadores hasta que me di cuenta que no era así.

En las catequesis se habla siempre de Cristo y de la Eucaristía y yo me quedé impactado. Continue siendo evangelista, pero a la vez empecé a ir a la Iglesia Católica. Mi hija se puso muy enferma con una grave infección en los pulmones. Y yo en la capilla dije a Dios que se llevase a mi hija si esa era su voluntad. Y a partir de ese momento comprendí que iba a dedicar mi vida al Señor. Quise a partir de ese momento conocer más de Dios. Aprendí a querer a alguien por encima de mi mismo sin esperar nada a cambio, aprendí a perdonar…

En la pandemia me rompí y me di cuenta de que era católico. Al estar 2 meses encerrado vi muchos vídeos, uno de ellos de un tal Pedro, que era taxista y llevaba a las personas discapacitadas y pensé que quería ser como él. Lo que más me impactó es que era un católico que hacía cosas para ayudar a los demás y una persona espectacular, llena de caridad, de amor a Dios y al prójimo.También durante el confinamiento conocí la vida de los papas, la del Padre Pío…Hoy en día tengo una relación con el Padre Pío que es brutal. En la pandemia pasé mi primera Pascua solo y seguía las Misas por Youtube.

Incluso a raíz de su acercamiento a la fe católica empezó rentar los talentos de Dios como pintor, para pintar santos…¿Cómo le ayudó el hecho de pintar a personas de Dios?

Es un apostolado, me da igual el dinero, pues si necesito Dios me lo da, pero no me preocupa. Ahora estoy pintando un retrato de la Madre Teresa de Calcuta. Y luego medito con alguna palabra que decía el santo y siento una gran paz y muchas gracias a través del santo que pinto. Ahora tengo mi instagram lleno de santos y es una forma de evangelizar y de acercar a la gente a los santos y de atarme a Dios. Mientras dibujo me pongo música católica, rezo el Rosario, conecto mucho con Dios. En el confinamiento nos llegó un mensaje de que un chico joven se estaba muriendo de cáncer y comencé a rezar rosarios por él.

¿Cuál fue el momento en el que decidió ser católico y cómo fue la experiencia de vivir los sacramentos de la confesión, la comunión….?

Fue en el confinamiento cuando caí en la cuenta con plena conciencia de la grandeza de la Iglesia. En el confinamiento me enamoré de la Iglesia Católica, de los santos. La confesión es algo muy grande, sentir que Dios te perdona, aunque no te perdones tu mismo. Es muy grande la Eucaristía, saber que Dios está ahí, que Dios se hace contigo uno que puedes recibirlo. Estar delante del Santísimo es algo muy grande, el poder hablar con él sabiendo que te escucha.

¿Qué diría a otras personas que están ahora mismo en una situación similar de búsqueda?

Yo les diría que abran bien los oídos que escuchen, que indaguen, que escudriñen la Palabra de Dios, que abran el corazón, que se vuelvan niños cuando hablen con Dios y le pidan todo lo que necesiten. Yo le pido a Dios que me de su amor, que me de las ganas de buscarlo, aunque yo esté frío y con desgana. No hay una aventura mejor en la vida que tener una intimidad con Dios. No hay que tener miedo y no pasa nada si el diablo nos ataca o nos hace dudar, eso es señal de que buscamos a Dios. Si caemos en la tentación hay que mirar rápido hacia arriba y pedirle perdón a Dios. Por supuesto si es un pecado grave hay que ir cuanto antes a confesarse. Dios siempre está y su amor es para toda la vida, nunca se acaba y es verdadero.

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Tras la preciosa historia de Joaquín les dejo con un testimonio sencillo y anónimo de conversión que nos llega desde Canarias.

Testimonio de un pecador arrepentido

Soy un pecador arrepentido y rescatado gracias a la infinita bondad de Dios, por la intercesión de La Virgen María, Madre de Dios, que me llevó a su Hijo, sacándome del odio a España, de la “fe marxista”, del desprecio soberbio contra “la religión de viejecitas del Rosario”. La Santísima Virgen María, Refugio de pecadores, me lleva de su mano para obedecer a Dios y después de la separación, no volver a caer en el adulterio, ser fiel a Dios y a mi esposa desde el Sacramento del Matrimonio, aprender a vivir en castidad, cargar cada día con la Cruz y ser un buen padre de mi familia llevándola a conocer y amar a Dios.

Oración:

¡Madre Purísima, Inmaculada Concepción, la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios, Señor del Cielo y la tierra, te pedimos que por tu intercesión, tu Hijo Jesús, Cristo Rey, nos salve, a nosotros y nuestras familias, a Canarias, a toda España y la Hispanidad, que todos somos una misma alma!

¡Qué nos ahogamos por el lodazal arrollador, del asesinato legalizado y el genocidio de los más indefensos dentro del seno materno, la destrucción de la familia, la pornografía cegadora del alma, la sodomía corruptora, la división entre capitalismo y comunismo, distintos perros con un mismo dueño, contra Cristo, la invasión musulmana subvencionada, la “soberanía popular”, que libera a Barrabás y condena a Jesús, Rey de Cielo y tierra, el desangramiento y la destrucción de España para que quede “roja y rota”, la tierra bautizada por La Santísima Virgen María, Madre de Dios, Nuestra Señora del Pilar y el Santo Apóstol Santiago!

¡No dejemos que la desesperación nos derrote, confiemos en que el Inmaculado Corazón de María triunfará, nuestra Madre, Madre de Dios Hijo, Hija de Dios Padre y Esposa de Dios Espíritu Santo, al final pisará la cabeza de la serpiente, expulsada del Cielo por San Miguel Arcángel!

¡Feliz y Santa Navidad! Que Dios los bendiga

Un pecador arrepentido y rescatado por La Inmaculada Concepción, la siempre Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios y nuestra Madre.

Islas Canarias, España

Por Javier Navascués