Ramiro de Maeztu, del regeneracionismo a la tradición católica

José Alsina Calvés, nacido en Ripoll, es licenciado en Biología por la UB, y Master en Historia de las Ciencias y Doctor en Filosofía por la UAB. Catedrático de Instituto jubilado. Fundador y secretario general de la Asociación Sindical del Profesorado de Enseñanza Pública de Cataluña. Autor de diversos libros sobre historia de la ciencia, historia de las ideas y biografías políticas. Director de Nihil Obstat, revista de historia, metapolítica y filosofía. Hasta hace poco presidente de Somatemps, dirige en la actualidad la Catedra Eugeni D’Ors de Pensamiento Hispánico de esta asociación.

En esta entrevista nos habla de su nuevo libro Ramiro de Maeztu, del regeneracionismo a la contrarrevolución. El libro está prologado por el prestigioso intelectual Pedro Carlos González Cuevas.

¿Cuál puede ser, en su opinión el principal atractivo de la figura de Ramiro de Maeztu para el público español del siglo XXI? ¿Qué suscitó en usted el interés por su figura?

Como son dos preguntas, voy a contestar por separado. El interés que pueda tener Maeztu para un lector del siglo XXI es vario. En primer lugar, conocer la propia historia del pensamiento español. En segundo lugar, y en relación con la anterior, el conocer esta historia le permite juzgar mejor los acontecimientos: así, el conocer la influencia del pensamiento de Maeztu en el franquismo nos ayuda a conocer mejor esta etapa de la historia, y dejar de verla como un bloque monolítico (y, desde luego, como una encarnación del mal absoluto). Pero, además, el pensamiento de Maeztu puede ser un punto de referencia importante para la elaboración de un pensamiento Hispanista, que se ofrezca como alternativa a la desmembración de España desde unas coordenadas intelectuales mucho más sólidas que el llamado “constitucionalismo”. Con respecto a la segunda pregunta, mi interés por Maeztu vino del estudio previo a la publicación de mi libro sobre Laín Entralgo, concretamente de la polémica entre Laín y Calvo Serer. Este último era discípulo de Maeztu.

En alguna ocasión Ramiro de Maeztu ha sido calificado como el “Maurras” español, el principal teórico del nacionalismo español moderno. Está usted de acuerdo?

Entre Maeztu y Maurras hay parecidos, pero también grandes diferencias. El último Maeztu, el de Acción Española, y Maurras defienden una monarquía tradicional y católica, pero a partir de cuerpos doctrinales distintos. Maurras era un “católico cultural”, pero agnóstico en materia religiosa. Partiendo de un método positivista, llega a la conclusión de que es el sistema mejor para regir las sociedades, o, al menos, a la francesa. Maeztu, desde su conversión (curiosamente en Inglaterra), es una persona profundamente religiosa, que apuesta por la monarquía católica, no por ser el “mejor” sistema, sino el único verdadero. Quizá el punto de máxima proximidad lo podemos encontrar en la obra de Maeztu La crisis del humanismo. Es cierto que el nombre de Acción Española para la revista que funda Maeztu está inspirado en el movimiento de la Acción Francesa de Maurras, pero la condena de la Iglesia al autor francés hará que Maeztu y sus seguidores tomen distancias.

Tuvo una faceta como periodista, durante su etapa como corresponsal en Londres, que marcó mucho su evolución intelectual. ¿Que puede decirnos al respecto?

Sí, la etapa inglesa es fundamental en la evolución ideológica de Maeztu. Cuando sale de España es un regeneracionista, un patriota español, un critico feroz de la Restauración, pero con ideas vagas, donde se mezcla una especie de darvinismo social con influencias nietchzeanas. En Inglaterra no solamente construye una solida formación intelectual, estudiando a los clásicos y a Kant, sino que se convierte al catolicismo y sienta las bases de lo que podríamos llamar el “clasicismo católico” que inspira una de sus obras más importantes, La crisis del humanismo.

Por cierto, su perspicacia está fuera de duda. A principios de 1915 pronosticó la victoria del bando aliado en la Primera Guerra Mundial, mediante un lento agotamiento de los recursos de Alemania. Incluso puso fecha; dijo que sería a principios de 1919. Acertó casi totalmente.

A pesar de su formación autodidacta (o quizá gracias a ella), Maeztu tiene una solida formación como economista. De hecho, hay un capítulo de mi libro dedicado a sus actividades como periodista económico. Esto le permite hacer predicciones muy acertadas sobre el desenlace de la I Guerra Mundial, y le permitirá también elaborar su teoría del “capitalismo católico”.

¿Como conjugó Maeztu en su pensamiento la defensa de la Hispanidad y su tradición, con la imprescindible adaptación al mundo moderno?

Maeztu nunca defiende una adaptación al mundo moderno. Toda su obra, especialmente La crisis del humanismo, es una crítica radical a la Modernidad y a sus ideológicas. Esto confiere a su obra un especial interés para el momento actual, en plena posmodernidad. Otra cosa es que apoye lo que autores como Alexandr Dugin han llamado “modernización defensiva”. Maeztu cree que España, y por extensión la Hispanidad, deben armarse con la economía, la técnica y la industrialización para combatir con éxito a sus enemigos seculares, pero siempre al servicio de los ideales Hispanos. En su obra Don Quijote, Don Juan y la Celestina, nos dice que Don Quijote (el caballero de la Hispanidad) debe volver al combate, pero no con armas viejas e inservibles, sino con aquellas que le proporciona el saber (la Celestina) para conquistar el Poder (Don Juan). Entonces dejará de ser una figura cómica, y pasará a infundir respeto.

¿Cree que Maeztu es uno de los intelectuales “malditos’ por excelencia, en la España actual?

Más que maldito es alguien olvidado. Maldito puede ser Heidegger, por su militancia temporal en el NSDAP. A Maeztu, como difícilmente se le puede clasificar como “fascista” lo mejor es olvidarlo. La figura de Maeztu es un autentico revulsivo contra la ideología de la “memoria democrática”, que pretende asimilar al franquismo con el nazismo alemán o al fascismo italiano (regímenes, por cierto, muy distintos entre sí). Ante una figura tan incómoda lo mejor es el olvido.

Siendo vasco de Álava defendió el absoluto hispanismo de las Provincias Vascongadas frente a la ruptura con la propia historia vasca que suponía el concepto de Euzkadi

Aunque de joven vivió en Bilbao, la identidad vasca nunca tuvo mucha importancia en su pensamiento. No olvidemos que su madre era inglesa. Se diferencia de otros vascos hispanistas, como Baroja o Unamuno, que vivieron su españolidad a través de su arraigo en la tierra vasca. En su primer libro, Hacia otra España, rechaza de forma categórica al nacionalismo vasco y al catalán, pero defiende que estas regiones, las mas industrializadas, deben volcarse hacia el resto de España y “colonizarlas” económicamente para mutuo beneficio.

Se ha dicho de Ramiro de Maeztu que su actitud vital ante la problemática del ser humano era profundamente pesimista. ¿Es cierto?

Si por pesimista entendemos el rechazo al panfilismo progresista, entonces podemos calificar a Maeztu de pesimista. En La crisis del humanismo hace suyas las afirmaciones medievales que definen al mundo como “un valle de lágrimas” y autodefinen al ser humano como “yo, pecador”. Pero partiendo de estas verdades, que surgen de la observación de la realidad, Maeztu cree posible el triunfo del bien y la construcción de sociedades mejores. El hecho de que diera la vida por sus ideas demuestra que creía en esta posibilidad.

¿Cree que figuras como él, Maurras o Spengler ejercieron una influencia intelectual tan importante como los teóricos marxistas, aunque hoy no se reconozca por ser políticamente incorrectos?

Cada uno de estos autores tuvieron su campo de influencia. En mi libro defiendo que cada una de las diversas etapas del régimen de Franco se puede referenciar con diversas etapas del pensamiento de Maeztu. La mística que emana de su obra Defensa de la Hispanidad fue el principal combustible ideológico y vivencia del bando nacional en la guerra civil, e inspiro la etapa nacional-católica del régimen (después del fracaso de la etapa filofascista de Serrano Suñer). La industrialización y la construcción del Estado del Bienestar de los años sesenta parece inspirada en El sentido reverencial del dinero, y la aproximación a Estados Unidos en Norteamérica desde dentro.

¿Cree que sería buena idea que los partidos y movimientos de tendencia patriótica e identitaria, deberían tener la valentía de reivindicar intelectualmente como referencias a figuras como Maeztu o Maurras?

En la obra de Maeztu, como es normal, hay elementos propios de su época y su momento, pero hay otros de validez permanente. Su crítica a la Modernidad, su defensa de una sociedad corporativa y su defensa de la Hispanidad podrían ser elementos a reivindicar por cualquier movimiento patriótico e Hispanista.

¿Cree que en cierto modo el auge actual de lo que el Sistema llama la “extrema derecha” en Europa, es en cierta medida, el triunfo de las ideas de intelectuales como Ramiro de Maeztu?

En estos movimientos las influencias de Maeztu son lejanas, aunque pueden apreciarse convergencias. Su núcleo intelectual hay que buscarlo en la revisión de los fascismos históricos, que se produce en Francia y en Italia a finales de la década de los sesenta, y que toma cuerpo en una serie de asociaciones, editoriales y revistas. Un autor muy representativo es el francés Alain de Benoist. Es curioso que en sus últimos escritos este autor aboga por el “principio de subsidiariedad” y la necesidad de “cuerpos intermedios”.

¿Qué puede decirnos de las principales novedades de la revista La Emboscadura?

El próximo número de La Emboscadura, ya en prensa, esta dedicado a la Globalización. Concretamente su dossier central lleva de título “La Globalización contra las patrias”. Incluye, entre otras, una entrevista con la diputada de Vox, Rocío de Meer, y otra con Paloma Hernández, animadora del canal hispanista de You Tube “Fortunata y Jacinta”.

1 comentario

  
Chico
Vamos a ver si vamos imponiendo en España una intelectualidad catolica recia, pues la necesitamos mas que el aire. El actual mundo intelectual español es inmanentistas cerrado y por eso huele mal a podrido. Tenemos que cristianizar la intelectualidsd española pues todo viene de la razon iluminada por la Fe catolica.
05/02/21 3:13 AM

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