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14.02.21

Un libro en defensa de la Cristiandad. Aprender a mirar para aprender a vivir, obra de Santiago Arellano

El catedrático de Literatura en Educación Secundaria Santiago Arellano reflexiona en profundidad sobre como brotó de su corazón el libro “Aprender a mirar para aprender a vivir”, una obra muy personal que define su manera de entender la vida, su amor a la cristiandad y a la belleza.

¿Qué lugar ocupa la belleza en el desarrollo de su libro?

Sin duda la belleza es el alma germinal de mi libro. La anécdota familiar de mi encuentro con el almendro florido y la respuesta aparentemente cortante de mi padre me ha acompañado toda mi vida. Diez años, más o menos después, encontré la primera respuesta clarificadora en La ciudadela de Saint Exupery, al enseñarme a diferenciar las cosas urgentes para el ser humano y las importantes. El hambre está entre las urgentes. La belleza, entre las importantes, como el sentido de la vida o la concepción del amor.

¿Cuando entendió todo esto de manera más profunda?

Cuando lo entendí mejor fue en Barcelona en las clases de Filosofía del Doctor Canals y pasadas por el tamiz de dos maestros admirables como fueron José María Alsina Roca y José María Petit Sullá. Con ellos aprendí el tema de los transcendentales -Verdad, Belleza y Bien- como tres caras distintas de una misma realidad, de tal manera que nombrar a una hace referencia a las dos silenciadas. Hasta llegué a comprender que la frágil imagen invernal del almendro con sus ramas secas y ariscas, propicias a la limpieza y a la poda son el soporte del esplendor de la flor y su fruto el bien tan deseado. La verdad está en la totalidad de sus fases: en el invierno fecundante, árido y triste; en el esplendor del almendro florido, y en la alegría de la cosecha.

Desde esta consideración de los trascendentales se comprende mejor su obra.

Mi obra hay que situarla en la contienda de dos civilizaciones tan magistralmente previstas (descritas) en el Libro de San Agustín titulado La Ciudad de Dios” En el que expresa la contienda entre dos ciudades: la ciudad de Dios y la ciudad terrena.

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