El Padre Apeles habla de la fascinación que la figura del Papado ejerce en el hombre moderno

El Padre Apeles, perfecto conocedor de la Historia de la Iglesia, ha escrito varios libros sobre temas vaticanos y de ceremonial entre los que destacan: El Papa ha muerto ¡Viva el Papa! e Historias de los Papas, ambos con la Editorial Plaza & Janés.

En esta entrevista condensa en breves, pero enjundiosas, pinceladas algunos de los aspectos más interesantes de ambos libros, imprescindibles para el que quiera conocer a fondo todo lo relativo a los Papas.

¿Por qué el Papado es la institución más peculiar que existe actualmente?

Porque su titular, en efecto, tiene el poder supremo —que le viene directamente de Dios— sobre la Religión organizada más grande del mundo (con más de setecientos millones de adeptos) y al mismo tiempo es soberano del Estado más pequeño de la Tierra (44 hectáreas): la Ciudad del Vaticano. Estamos acostumbrados a no tomar muy en serio a los países pequeños como Mónaco, Liechtenstein, San Marino, Luxemburgo o Andorra, pero por minúsculos que ellos sean gozan ante el Derecho Internacional Público de exactamente la misma entidad que los grandes conglomerados políticos como pueden ser los Estados Unidos, Rusia, Australia, China o el Canadá. Por otra parte, en lo que se refiere concretamente al Estado de la Ciudad del Vaticano, es éste el soporte material y temporal de la autoridad moral más influyente, lo que redimensiona su aparente exigüidad. Si, además, consideramos que entre los muros de la llamada “Ciudad Leonina” y la columnata de Bernini que abraza la incomparable Plaza de San Pedro se concentra el mayor y más rico patrimonio artístico del mundo y la red administrativa más extensa y mejor informada, esas 44 hectáreas cobran una importancia insospechada.

El Papado tiene un doble aspecto: espiritual y temporal, ¿podría aclarar esta distinción?

En cuanto al primero, es el principio sustentador de la Iglesia Católica Romana y ello por Derecho Divino (Pedro es la “roca” sobre la que Ella está edificada). En cuanto al segundo, es el gobierno del Estado que garantiza la independencia del Jefe Supremo de esa misma Iglesia, pero en este caso, no está determinado por el Derecho Divino, sino por las evoluciones de la Historia. El Papa, en cuanto Vicario de Cristo para gobernar su Iglesia, es el Jefe indiscutible de esta y no puede ser de otra manera; en cambio, podría no ser Jefe de Estado, como lo es actualmente en virtud del Tratado de Letrán de 1929. Podría residir en Roma, su diócesis natural, siendo súbdito de la República Italiana, como el Cardenal de Toledo gobierna su arquidiócesis siendo súbdito del Reino de España. Sin embargo, actualmente el Papa es soberano y no súbdito y así ha sido indiscutiblemente por lo menos desde el año 756 hasta ahora con el intervalo de 1870-1929, período en el que fue soberano cautivo del Rey de Italia, que había invadido y se había anexionado los territorios pontificios suscitando así la llamada “Cuestión Romana".

Si consideramos al Papado como forma de gobierno, hay también que distinguir si uno se refiere a la Iglesia o al Estado Vaticano. ¿Puede explicar la diferencia?

El Sumo Pontífice, como gobernante de la Iglesia, goza de un poder supremo, pero vicario, limitado por una especie de constitución no escrita que es la Tradición. No es el substituto de Jesucristo sino su representante, eso sí con plenas facultades, pero éstas encerradas en ciertos límites. El Concilio Vaticano I (Sesión IV: Constitución dogmática Pastor Aeternus, cap. 4) dice claramente que su deber es “custodiar fielmente el depósito de la Fe”. Este depósito es sagrado. El Papa, en virtud de su poder espiritual, no puede inventarse un dogma por su cuenta y riesgo o descanonizar un santo ya canonizado según todas las formalidades. Ni siquiera cuando hace uso del poder de las llaves, obra por su propia virtud y con carta blanca. Por otra parte, la monarquía papal está atemperada por el elemento aristocrático encarnado en el Colegio Cardenalicio —único que tiene actualmente la potestad de elegir al Sucesor de San Pedro—, verdadero Senado del Papa, y en las instituciones de los Concilios y Sínodos que el Sumo Pontífice de grado convoca y aprueba para asistirse de sus orientaciones en el gobierno de la Iglesia. En fin, puede hablarse hasta de un cierto elemento democrático, apuntado por Pío XII cuando habló de la necesidad de una opinión pública en la Iglesia. Así pues, nada más lejos de la concepción del poder espiritual del Papa que la idea de un poder absoluto y despótico, utilizada, sin embargo, en el siglo pasado por Bismarck como parte de la propaganda anticatólica de su Kulturkampf .

Otra cosa es el poder temporal del Papa. Éste es, hoy en día, soberano absoluto del Estado de la Ciudad del Vaticano ¿Qué quiere decir esto?

Ello quiere decir que en ese Estado no hay división de poderes y que la potestad legislativa, coercitiva y judicial residen en la persona del Romano Pontífice, que las delega en sus órganos administrativos. En el Vaticano no rige una Constitución política. Tampoco hay Parlamento. Sin embargo, no siempre fue así. Durante los primeros siglos, el Papa fue súbdito del Emperador y, cuando éste abandonó Roma para fijar su Corte en Constantinopla, aquél se convirtió, por el prestigio de su dignidad, en una especie de fideicomisario de la Ciudad Eterna. La tesis de que Constantino donó a San Silvestre Roma y sus dominios occidentales ha sido discutida y está basada en un documento que es una invención tardía, como lo demostró el humanista Lorenzo Valla.

El Santo Padre se convirtió efectivamente en soberano temporal en virtud de la Donación de Pipino el año 756, como agradecimiento del monarca franco por el reconocimiento pontificio de su condición regia tras destronar al último merovingio. El llamado Patrimonio de San Pedro fue redondeado posteriormente por las donaciones de la Condesa Matilde de Toscana en el siglo XI y la compra de Aviñón y el Condado Venesino en el XIV y consolidado por las conquistas de César Borgia, gonfaloniero de la Iglesia, en el tránsito del XV al XVI. En la época de la Contrarreforma, los Estados Pontificios fueron gobernados por su titular de cada momento como si de un feudo familiar se tratase. Aquí está el origen de las grandes dinastías de la aristocracia negra (Farnese, Buoncompagni, Aldobrandini, Borghese, Barberini, Pamphilij, Chigi, Altieri, Rospigliosi, Albani, etc.).

La Revolución Francesa arrebató al Papa sus posesiones enclavadas en territorio francés y secularizó dos veces el Estado de la Iglesia. ¿Cómo fue el proceso posterior?

Restituido el Sumo Pontífice en sus derechos temporales, el gobierno del Estado de la Iglesia pasó del régimen reaccionario de Gregorio XVI al liberalismo de los comienzos de Pío IX. Éste llegó a otorgar una Constitución en 1848 y nombró a un laico liberal —el conde Pellegrino Rossi— Secretario de Estado. La Revolución de Febrero en Francia se expandió como reguero de pólvora por toda la Europa Católica y dio al traste con el experimento democrático de Pío IX al secularizar nuevamente el Estado de la Iglesia y vacunar así al Pontífice contra toda futura veleidad liberal. Al regresar de su destierro de Gaeta, Pío IX restauró el sistema absolutista, que rigió hasta la conquista de Roma por los garibaldinos y la usurpación saboyana. Desde la creación del Estado de la Ciudad del Vaticano, en 1929, el Papa sigue siendo monarca absoluto en sus dominios temporales, aunque no despóticamente sino a la manera del régimen de la Charte de la Restauración francesa, ya que existen unas leyes orgánicas que regulan los aspectos principales del gobierno.

¿Por qué el Papado suscita el interés o al menos la curiosidad de los hombres?

Se sea o no creyente, la persona del Romano Pontífice llama la atención y nada ejerce mayor fascinación a los ojos del mundo contemporáneo que ese proceso que, iniciándose a la muerte de un papa concluye en la proclamación de su sucesor por medio de un mecanismo electoral que desafía la sensibilidad y las más arraigadas convicciones del hombre moderno: el cónclave, una auténtica reliquia viviente del pasado, cuyas coloridas tradiciones e impenetrable misterio constituyen el anzuelo infalible con el que los medios de comunicación captan a su público. El cónclave es un dramático paréntesis que pone en suspenso no sólo a la Iglesia sino también al mundo, pero el conocimiento que el común de las personas tiene de esta vetusta institución es muy deficiente.

Para finalizar, cuando un Papa muere se produce una situación que, en lenguaje técnico, recibe el nombre de “Sede Vacante", ¿podría explicar lo más esencial de esta situación?

El Derecho Canónico dice tan sólo respecto de ella: “Al quedar vacante o totalmente impedida la Sede Romana, nada se ha de innovar en el régimen de la Iglesia universal; han de observarse, sin embargo, las leyes especiales dadas para estos casos” (canon 335). La Sede Vacante es un estado anómalo y transitorio en la vida de la Iglesia, aunque, a veces, se ha prolongado por años (como ocurrió a la muerte —el 29 de noviembre de 1268— de Clemente IV, al que no se le dio sucesor hasta el 1º de diciembre de 1271, en un cónclave famoso).

Durante este período funciona una especie de gobierno interino que tiene atadas las manos para cualquier iniciativa importante. Se dice que algunos Faraones del Antiguo Egipto se hacían sepultar con sus servidores, arrastrándolos a una muerte común; pues bien, análogamente, puede decirse en sentido figurado que los funcionarios del Papa difunto mueren con él, ya que al vacar la Sede Apostólica, vacan asimismo automáticamente los altos cargos de la Curia Romana, empezando por el Secretario de Estado —si lo hay—. La Iglesia Católica entra, por así decirlo, en un estado de letargo, del que ha de salir lo más pronto posible. De ahí que las sucesivas legislaciones que regulan la Sede Vacante hayan ido acortando hasta el mínimo los plazos para la designación de un nuevo Papa.

Durante la Sede Vacante, el poder temporal del Sumo Pontificado reside en los cardenales y cada uno de ellos es como un papa potencial, por lo que se le rinden honores de soberano. El Presidente de Brosses —célebre viajero francés del siglo XVIII— cuenta en sus Lettres écrites de l’Italie, que, durante la Sede Vacante a la muerte de Clemente XII, cuando acompañaba en sus desplazamientos por Roma al Cardenal de Tencin, nadie se colocaba al lado de éste como de costumbre, sino que él solo se acomodaba en el fondo “comme réprésentant une portion de monarque” (Lettre LI).

Por Javier Navascués

17 comentarios

  
José ignacio
Magnífica y muy documentada exposición del Padre Apeles.
09/09/20 7:06 PM
  
Jaime Z
Siempre me ha extrañado cómo un sacerdote que parece tan serio y tan defensor de la doctrina como el Padre Apeles se rebajase durante tantos años participando en las tertulias de la prensa rosa de España y relacionándose con esa clase de personajes.
09/09/20 7:10 PM
  
jk
Pues el actual Papa no me provoca ninguna fascinación.
09/09/20 8:06 PM
  
Mn. Jaime Mercant Simó
¡Qué fineza de entrevista!
Enhorabuena al Padre Apeles y a Javier Navascués.
09/09/20 8:41 PM
  
Makabusa
¡¡¡El Padre Apeles!!! Ni me acordaba de él...
Salía ¿en el 1, 2, 3 cuando yo era niña? Ya no recuerdo si era ahí o en otro sitio.
Leyendo la entrevista, me he alegrado por él.
09/09/20 8:52 PM
  
JCA
Lo siento por el P. Apeles, pero me temo que, de tanto haber ido a «Crónicas Marcianas», vive todavía en Marte. La realidad es que el papado en general a la gente no le fascina; de hecho ya le importa un pimiento, y lo desdeña: Francisco con su populismo y ordinariez se ha encargado de que sea irrelevante. De rebote, lo mismo pasa con la Iglesia, y prueba de ello es que van todos los gobiernos a por ella con todo el descaro del mundo... y no pasa nada.
09/09/20 11:14 PM
  
Juan 35
El Padre Apeles siempre estuvo en la ortodoxia y Dios le dio un don de agilidad mental y de réplica extraordinario, a parte de ser una persona muy ilustrada.
Lástima que esos años de exposición pública en medios basura.Seguro que se arrepiente de ello.
Muy buena entrevista.
10/09/20 11:55 AM
  
El gato con botas
Desgraciadamente, la Iglesia no interesa a nadie por dos motivos, a mi juicio. Primero tiene un enemigo mortal enfrente que controla todos los medios más influyentes para, silenciar toda buena labor católica y difundir solo los negativos y esto desde los 70 por lo menos. El segundo motivo es la actitud suicida de la propia Iglesia, silenciosa en todo y colaboradora en su destrucción siempre. Nadie se acerca a un cadáver putrefacto.
10/09/20 1:16 PM
  
El gato con botas
Dicho esto, bastantes católicos, al margen de jerarquía, " se han confabulado" para no dejar morir su fe y están teniendo, bajo cuerda, éxito. Buenos ejemplos son estos blogs de internet.
10/09/20 1:24 PM
  
Luis Piqué Muñoz
Me extraña pero todo es posible la competencia en temas religiosos de tan polémico Personaje como el padre Apeles ¡En fin, el Espíritu sopla donde quiere! Y sí es Verdad este Papa es muy popular ¡su apasionado Amor por los Pobres como San Francisco! ¡pero quizá menos desde que tomó acertadísimas decisiones inspiradas por el Espíritu Santo en gravísimos Temas polémicos! Pero no sé hasta que punto es Bueno ser popular para un Cristiano que debe combatir por Dios, el dulce Jesús Perseguido y martirizado por el Mundo ¡Sin embargo, también era queridísimo ese Gran Papa y Gran Santo que fue San Juan Pablo II! En mi opinión, Su Santidad el Papa Francisco puede ser un Gran Santo ¡pero los Santos también se equivocan, como su tolerancia con el satánico Progresismo dentro de la Iglesia y algunos graves Errores! En cualquier caso su Amor por los Pobres y sus formidables Homilías de Evangelio 2020 ¡bellas y ortodoxas! le confirman como un Gran Santo ¡Viva el Papa! ¡Viva la Iglesia! ¡Viva Dios!
10/09/20 1:37 PM
  
Vicente
el Papa es el Sucesor de san Pedro.
10/09/20 3:10 PM
  
gustavo perez
Creo que la gran debacle de la Iglesia actual está y que la hace irrelevante , como insinúa una bloguera, "en el populismo y ordinariez" del pontífice actual. Yo no hablaría de ordinariez sino más bien de sesgo ideológico y de incapacidad teológica; de populismo, sí. Aparte, desde luego, de la deriva jesuita que conlleva el llevarse de calle el fundamento doctrinario que siempre ha sido un bastión en la Iglesia y que el Papa está llamado a defender y a confirmar. Como jesuita se burla del dogma, de quienes lo defienden y pasa por alto, tolera y calla de las tropelías de sus correligionarios.
11/09/20 12:52 AM
  
Ariano
Cuanta añoranza hoy, de Juan Pablo Ii y Benedicto XVI.Dos grandes Papas .Francisco es una papa menor;como catolicos hemos de aceptarle pero su personalidad tan contradictoria no hace ningún bien a la Iglesia.Dias de tribulación y prueba
11/09/20 4:41 PM
  
Alberto L
El P Apeles es un sacerdote cin hna formación excelente y por tantk me alegra tener noticias suyas y espero que se haya recuperado totalmente de sus problemas de salud.
11/09/20 5:36 PM
  
JUAN NADIE
Gran entrevista, pero humildemente pienso que esa fascinación que dice el P. Apeles se da solo entre gente mayor con un cierto sentido histórico y estetico, es decir, la población menor de 30 años es que le da igual el Papa el vaticano, Bernini y por supuesto la religión. Hablo de inmensa mayoría, no de la totalidad. Ya se que hay una minoría creyente o ilustrada aunque no crea.
11/09/20 5:42 PM
  
Pep
Enseña San Agustín en sus Retractaciones que en el famoso pasaje de Mt. 16, 13-19, la "roca" no es Pedro, sino Cristo, o más bien la confesión que hizo Pedro de Cristo, el "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo". O sea, que esta confesión de Pedro en la DIVINIDAD DE CRISTO es la "roca" sobre la que se edifica la Iglesia... No en la persona de Pedro, sino en Cristo confesado por Pedro...
12/09/20 12:59 AM
  
José Luis (OFS)
No me convence eso de la "sede vacante", pues aunque un legítimo Sucesor de Pedro haya fallecido, quien está verdaderamente, es Jesucristo Nuestro Señor, el Espíritu Santo. A habido épocas que después de haber fallecido el Papa, el cónclave de más larga duración, entre el 29 de noviembre de 1268 y el 1 de septiembre de 1271 (Wikipedia). Pero la Iglesia no estaba abandonada, siempre tenemos a Jesucristo, pase lo que pase, mientras no queramos que el pecado y la corrupción nos domine. Porque efectivamente, Cristo es la Roca.

Cuando Jesús nos habla de seguir y escuchar, es precisamente al Señor Jesús, el verdadero Pastor, el que ama y cuida a su rebaño. Y en esto tenemos mucha paz y tranquilidad. Y el depósito de la fe, como también San Jerónimo, que decía San Jerónimo, que estaba con quien está unido al Depósito de la Fe. Escuchar al Papa legítimo es fortalecer nuestra fe. Si un Papa no es legítimo, se endurece el corazón quien le escuche, se aleja más del Señor. Un "papa" ilegitimo, no es siervo de Cristo, leemos en la Palabra de Dios, San Pablo nos lo dejaba claro, "si yo complaciera a los hombres no sería siervo de Cristo", Y San Juan dice, que todo el que se desvíe de la doctrina de Cristo no tiene al Padre ni al Hijo. Cuando un cristiano acepta todas las costumbres no cristianas como válidas, está sometida en el engaño del Maligno, y no tienen a Dios.

En la Obediencia santa y ordenada no nos equivocamos cuando obedecemos en primer lugar al Señor nuestro Dios, como a su Hijo Jesús y a la Autoridad de los Santos Apóstoles, y a quienes estén en comunión con ellos. Pues el Señor nos ayuda a discernir que es lo mejor, que es lo que verdaderamente nos lleva al Padre Celestial.

13/09/20 8:38 AM

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