Gracia de Cristo: leer el Evangelio con una mirada nueva y una sonrisa en la boca

He leído, con parsimonia y morosidad, el último libro de Enrique García-Máiquez, el ya indispensable Gracia de Cristo. Me he demorado, sí, avanzando por sus páginas a pequeños sorbos, sabiendo que con cada paso se acercaba su triste final (porque éste es uno de esos libros que no quieres que se acabe). He de reconocer, no obstante, que este estado de ánimo chocaba con cada vez mayor intensidad con una curiosidad que actuaba en sentido contrario. Me impuse el no leer reseña ni entrevista ni nada de nada que tuviera que ver con el libro hasta no haberlo acabado y escrito mis impresiones, por aquello de evitar influencias de terceros. Así que he ido coleccionando textos y vídeos sobre Gracia de Cristo que, concluidos estos mis comentarios, devoraré de golpe, aún a riesgo de una indigestión.

Gracias de Cristo, García MaiquezMás allá de estas circunstancias particulares, el libro merece ser leído con sosiego. En realidad no se trata más que de breves comentarios, ideas y sugerencias personales a pasajes de los cuatro evangelios. El autor nos indica el pasaje escriturístico y comparte con nosotros alguna reflexión al respecto. Me ha ocurrido que inicialmente confiaba en mi memoria de lo que dice cada escena del Evangelio, pero precisamente los comentarios de García-Máiquez me han hecho ver que, incluso en los pasajes que has leído mil veces, hay algún detalle que se te había escapado o que habías descartado como superfluo. De ahí que haya acabado leyendo el libro con el Evangelio al lado, verificando que lo que señala el autor es cierto (y puedo confirmar que así es, que el bueno de Enrique no nos ha colado nada de contrabando).

Leer Gracia de Cristo es también asomarse a los pensamientos, a la oración, de quien ha pasado mucho tiempo leyendo y releyendo los Evangelios. En esto García-Máiquez se muestra como un aventajado discípulo de San Ignacio cuando recomendaba la contemplación de las escenas del Evangelio como si uno estuviera allí presente. Es esa composición de lugar por la que, con nuestra imaginación, nos trasladamos a los caminos de Judea, a los pozos de Samaria o a las orillas de Galilea y contemplamos en detalle la vida de Jesús. Uno se puede imaginar al autor pasando largos ratos degustando las palabras del Evangelio, imaginando cada una de las situaciones y, sobre todo, las reacciones de sus protagonistas, con un lápiz en la mano para tomar notas de todo aquello que hasta ahora le había pasado desapercibido. Gracia de Cristo es pues testimonio e invitación a hacer oración en ese estilo contemplativo que nos hace conocer más y mejor a Jesús (y de eso se trata, pues sólo se puede amar más a quien más se conoce).

Pero claro, la gracia de Gracia de Cristo es el cristal a través del que García-Máiquez observa el Evangelio, que no es otro que el del sentido del humor que aparece en los lugares más insospechados. Es cierto que se nos habla de un Jesús explícitamente llorando y sin embargo no se nos dice que estallase en carcajadas. Tampoco hacía falta porque carcajadas quizás no, pero el Evangelio está repleto de sonrisas y miradas divertidas de Jesús, evidentes incluso para el lector más superficial. Luego está Enrique, que nos descubre sonrisas que incluso el lector atento había pasado por alto. Si el sentido del humor es un rasgo propiamente humano y el Verbo asumió plenamente nuestra naturaleza, Jesús debía de tenerlo también en su plenitud, que por cierto, si hay aspectos propiamente nacionales del humor, en su caso sería específicamente judío.

El catálogo de recursos que descubrimos en los evangelios es enorme: ironía, paradoja, sorpresa, burla, adivinanzas, bromas, guasa, sarcasmo, parodias, chistes, situaciones cuasi circenses, hacerse el tonto, vacilar a propios y extraños, dobles sentidos, tomaduras de pelo, juegos de palabras, exageraciones tremendistas, gags propios del cine mudo o de dibujos animados de mamporros, humor absurdo… ¡hasta humor marrón!

Impresiona releer tantos pasajes, supuestamente archiconocidos, y descubrir que ahí estaba, discreta, esa sonrisa, esa mirada cariñosa y juguetona de Jesús. Y es que si decía antes que Gracia de Cristo es una invitación a hacer oración, y a pasárselo muy bien haciéndola, el libro de García-Máiquez consigue que leamos los evangelios de forma diferente, sosegada, con atención a los detalles, atendiendo a todos los personajes y descubriendo reacciones y gestos que ni siquiera habíamos imaginado en una lectura más apresurada.

El autor nos da las reglas para esta renovada lectura: «que no nos engañe el gigantesco spoiler de tantos siglos de clases de religión y homilías. Revivamos la escena olvidándonos del final», «hay que leer las parábolas versículo a versículo, sin presuponer lo que sigue ni oírlas a bulto porque ya nos las sepamos de memoria», y más adelante insiste: «aprovechemos para recrearnos ahora en el detalle». Es decir, leamos el Evangelio con ojos de niño, como si lo hiciéramos por primera vez, asombrándonos, sorprendiéndonos. Es ésta la actitud de infancia espiritual, la de hacerse niños a sabiendas de que es éste el camino para entrar en el reino de los cielos.

Decía al principio que el finalizar este jugoso Gracia de Cristo me había entristecido, pero enseguida me he dado cuenta de que no hay razón para ello. Porque es éste un libro de esos que hay que releer con cierta frecuencia (recuerdo que mi abuela releía cada año unos pocos libros, sus favoritos) y de los que se disfruta como la primera vez. Así que, dentro de no mucho pienso volver a sumergirme en ese sentido del humor de Jesús del que tanto podemos aprender y disfrutar. Si usted aún no lo ha hecho, no pierda el tiempo y abaláncese sobre Gracia de Cristo, no se arrepentirá y se unirá así al coro de quienes hemos contraído una ingente deuda de gratitud con Enrique García-Máiquez por habernos ayudado a descubrir un Jesús más humano, más divino, más vivo, un amigo siempre sorprendente, a quien queremos conocer más y con quien queremos pasar toda la vida.

 

3 comentarios

  
Javier Álvarez de la Peza
¿Hay forma de conseguir ese libro en México?
29/06/23 10:05 AM
  
Gabriel Araceli
Javier Álvarez de la Peza:
Está disponible en Amazon.es (España). No se si desde ahí pueden enviarlo a México. Saludos.
04/07/23 11:42 PM
  
LuisK
Me leí el libro y me gustó a la vez que me decepcionó. Muchas situaciones del Evangelio están forzadas para dar la razón al autor. Rezuma cierta autocomplacencia.
06/11/23 2:29 PM

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