Nuebas mentirosas, las fake news de antaño

Pues sí, nuebas, con «b», y además mentirosas. Así se titula el último libro de Iván Vélez y que trata de esas «nuebas mentirosas» que es otro modo, más castizo, inspirado en una carta de Juan de Góngora en 1648, de denominar a esas fake news de las que tanto se habla hoy en día y que, en el caso de la historia de España, llevan mucho tiempo campando a sus anchas. No otra cosa es la famosa leyenda negra, que se resiste a desaparecer por completo a pesar de que en los últimos tiempos haya sufrido un importante desgaste.
Es precisamente Iván Vélez uno de los responsables de que cada vez sea más difícil sostener las mentiras de la leyenda negra (si uno es honesto). En la misma editorial Encuentro Vélez nos ha dejado dos libros importantes: Sobre la leyenda negra y El mito de Cortés, de lectura obligada para los interesados en el asunto.
Estas Nuebas mentirosas es un libro más asequible, pues reúne artículos que, en breves exposiciones, van desarmando esas mentiras que se han cernido sobre nuestra historia. Con especial atención a la figura y obra de Hernán Cortés, algo en lo que Vélez es especialista, y que ha cobrado un especial interés tres las lamentables declaraciones al respecto del presidente mexicano López Obrador (y los silencios a este lado del Atlántico).


Que el peso de China en el mundo es creciente ya es un tópico. También para la Iglesia católica, enfrascada en un pulso con el régimen comunista chino que, por mucho que les pese a algunos, está en las antípodas de la Doctrina social de la Iglesia y se empeña en demostrarlo sin apenas pudor. Las terribles noticias que nos llegan desde China en los últimos tiempos parecen confirmar los peores augurios acerca del acuerdo secreto entre China y el Vaticano.
He leído el último editorial de Philippe Maxence en L’Homme Nouveau, titulado “Predicadnos a Cristo, no la asimilación al mundo”, y me ha parecido magnífico. Un grito dolorido de un católico humilde que no se resigna a acostumbrarse a ver a la Esposa de Cristo convertida en una ONG buenista. Un grito que, aunque originado en Francia, es perfectamente trasladable a nuestro contexto español.
He de empezar mis comentarios sobre